domingo, 28 de julio de 2024

Ejercicio para pacientes con cardiopatía isquémica 2

 

La “receta” de ejercicio físico.

Ejercicio aeróbico:

Al menos 3-5 días semanales para acumular un mínimo de 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada o bien un mínimo de 75 min de alta intensidad o una mezcla de ambos. Una duda razonable que surge es la manera de poder calcular y controlar dicha intensidad. Quizás la forma más fiable y objetiva es realizar una ergoespirometría (prueba de esfuerzo con consumo de gases) que marcará la zona por frecuencia cardiaca e incluso por ritmo de velocidad de tus umbrales aeróbico/anaeróbico y a partir de ahí se podrán calcular las diferentes zonas de entrenamiento. También se pueden usar escalas de sensación de esfuerzo percibido, pero para ello deberás familiarizarte con ellas y necesitarás tiempo. Se pueden dividir en sesiones diarias de más de 20 min de ejercicio aeróbico que se aumentarán progresivamente hasta 60 min o más. En gente muy desentrenada pueden ser suficientes tandas de 5-10 min en varias ocasiones al día e ir alargándolas progresivamente hasta llegar al objetivo.

En pacientes seleccionados y que conozcan la técnica pueden considerarse ejercicios interválicos de muy alta intensidad (90-95% de la frecuencia cardiaca máxima o sensaciones de esfuerzo muy duras) que mejoran mucho la capacidad de ejercicio.

Además, habrá que calentar y enfriar 5-10 min antes y después de cada sesión con actividad física ligera.

Los ejercicios ideales son los aeróbicos rítmicos que movilicen grandes grupos musculares y que permiten mantener intensidades fijas (caminatas, carrera, natación, ciclismo, remo, senderismo...). Combinar suele ser bueno pero hay que saber que las frecuencias cardiacas de trabajo pueden ser muy distintas para cada ejercicio.

Cuando exista alguna alteración en la prueba de esfuerzo, habrá que determinar la frecuencia cardiaca a la que se produce esa alteración y entrenar a una frecuencia cardiaca de seguridad 10 latidos por minuto menor.

A medida que entrenamos y mejoramos, veremos como podemos aumentar la intensidad para aguantar el mismo tiempo.

Ejercicios de fortalecimiento muscular:

Idealmente 2-3 días a la semana descansando 48 horas entre cada sesión. Se pueden utilizar bandas elásticas, pesos libres, mancuernas o máquinas.

Se hará una tabla general con varios ejercicios que nos permitan trabajar todos los grupos musculares principales. El peso adecuado será aquel que se pueda levantar hasta 10 veces sin llegar al fallo o sin usar la maniobra de Valsalva (maniobra que consiste en aguantar la respiración mientras se hace fuerza). La sensación en el último levantamiento es de esfuerzo duro pero que se podría repetir durante otras 3-4 veces. Aumentaremos el peso cuando lleguemos con facilidad a la décima repetición y lo reduciremos si no somos capaces de hacer el gesto perfectamente o si nos cuesta llegar a la décima repetición. Repetiremos cada ejercicio entre 2 y 4 veces.

¿Cuáles son los beneficios del ejercicio físico en los pacientes con cardiopatía isquémica?

La lista es casi infinita. Por mencionar los más destacados.

Los ejercicios aeróbicos:

·      Mejora la capacidad de ejercicio por mecanismos que afectan al corazón, a los vasos sanguíneos, los pulmones, los músculos y, en general, a todos los órganos.

·      Se reducen los factores de riesgo cardiovascular (presión arterial, colesterol, obesidad y sobrepeso, diabetes, inflamación y actividad trombótica)

·      Disminuye la mortalidad y la severidad de distintas enfermedades (arteriosclerosis, diabetes, osteoporosis, algunos cánceres).

·      A nivel psicológico mejora la capacidad para pensar, el estrés, la ansiedad, la depresión, la autoconfianza y el bienestar.

·      Previene el deterioro propio del envejecimiento, las caídas...

Los ejercicios de fuerza:

·      Mejoran la fuerza y la resistencia musculares.

·      Disminuyen el trabajo cardiaco en las actividades cotidianas.

·      Mejoran el rendimiento y la funcionalidad cotidianas.

·      Previenen y tratan la osteoporosis, diabetes y obesidad.

·      Mejoran la autoconfianza y la independencia física.

·      Disminuyen la pérdida de fuerza y masa muscular que se producen con la edad.

¿Cómo afectan los medicamentos a mi programa de ejercicio?

Algunos medicamentos utilizados en la cardiopatía isquémica limitan la respuesta de la frecuencia cardiaca con el ejercicio y veremos que tenemos frecuencias cardiacas más bajas cuando hacemos ejercicio. En algunas ocasiones pueden incluso producir fatiga y limitar la capacidad de ejercicio.

Los medicamentos antiagregantes y anticoagulantes sirven para prevenir la formación de trombos a distintos niveles y favorecen el sangrado. Habrá que tener especial cuidado con los deportes con riesgo de impacto por el riesgo de una eventual lesión sangrante.

Las estatinas ocasionalmente darán dolores musculares, fatiga muscular y síntomas que podrían interferir con la aptitud física.

Los diuréticos pueden favorecer la deshidratación. Es importante vigilar este aspecto. Además, junto con los vasodilatadores y antihipertensivos alteran la respuesta normal de la tensión arterial con el ejercicio y podrían dar síntomas en algunas ocasiones.

¿Y si quiero retomar el deporte que hacía previamente?

Este es un tema que habrá que individualizar en función de los distintos condicionantes que hemos comentado en el primer párrafo.

Los pacientes de bajo riesgo (no antes de 3 meses tras un infarto) podrían retomar incluso los deportes de competición tras una adecuada valoración y consejo médico.

Los demás pacientes pueden requerir algunas adaptaciones o limitaciones a la hora de volver a hacer sus deportes y, salvo en casos concretos, el deporte de competición no se considera conveniente.

 

Fuente: Fundación española del corazón


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