martes, 25 de octubre de 2022

Resiliencia, ser fuerte a pesar de las tormentas

Hay personas que se caracterizan por su gran capacidad de resiliencia. Son aquellas que tienen como arma su capacidad de seguir a flote ante las dificultades y como principal sostén la visión de la dificultad como aprendizaje.

Ellas saben que la inmunidad al sufrimiento es imposible y comprenden que las tormentas que hacen a nuestros días oscuros también son oportunidades para sobreponerse. Por lo que se arman de valor y continúan, teniendo como mantra proseguir para crecer, a pesar de las adversidades.

Ser resiliente en el día a día

La resiliencia es un concepto que ha adquirido gran relevancia en los últimos años. Sobre todo, desde aquellas perspectivas, como la psicología positiva, que están más interesadas en investigar cuáles son las características que les permiten a las personas superar una adversidad, dejando en un segundo plano la comprensión de aquellos factores que aumentan la probabilidad de un trastorno mental.

Cuando hablamos de resiliencia solemos pensar en hechos traumáticos, como la pérdida de un ser querido, sobrevivir a un accidente o a situaciones de maltrato… Pero en nuestro día a día también se dan situaciones complejas que tenemos que enfrentar. No hace falta que suceda una catástrofe, superar cualquier dificultad cotidiana como hacer frente a las críticas, conseguir superarse o comenzar el día con una sonrisa tras una época de tristeza también es ser resiliente.

Características de las personas resilientes

Hay personas que son resilientes porque han tenido un ejemplo de resiliencia a seguir, como sus padres o un hermano, pero otras han aprendido a lidiar y sortear las piedras del camino por sí solas: han aprendido a partir del ensayo y error, se ha hecho fuertes a partir de sus propias cicatrices.

Esto nos indica que la resiliencia es una habilidad que todos podemos desarrollar y, por lo tanto, practicar. Para ello, es necesario gestionar adecuadamente nuestros pensamientos y emociones.

A continuación, te contamos algunas de las principales características de las personas resilientes para que puedas comenzar a entrenarlas:

1.   Saben adaptarse a los cambios.

Las personas resilientes tienen, como los juncos, la capacidad de ser flexibles cuando el viento azota con fuerza. Saben que ir en contra de las circunstancias las hará perder energía y optan por tener una mente abierta.

Se desprenden de sus viejas creencias, prejuicios e inseguridades para vestirse con nuevos trajes que los acompañen en los momentos de cambio. Pero no se adaptan por resignación, sino porque saben que existen otros mundos diferentes que no por ser distintos son erróneos.

2.  Se apoyan en sus fortalezas.

Las personas resilientes se conocen. Saben qué es aquello que les hace daño y les molesta y comprenden que el soporte fundamental de su bienestar depende de cuidarse a sí mismas. Las personas resilientes saben identificar sus debilidades, pero también sus fortalezas para ponerlas en marcha cuando sea necesario.

Utilizaran sus ganas de luchar, su motivación, su esfuerzo y sus habilidades como los cimientos para seguir adelante. Pero, sobre todo, se respetan a sí mismas y se tienen en cuenta porque saben que conocerse es el paso fundamental para crecer y establecer relaciones sanas con los demás.

3.  Saben que aceptar es necesario para avanzar.

Las personas resilientes saben que la aceptación es la compañera aliada del avance y el cambio. Porque solo cuando aceptamos lo que nos ocurre podremos comenzar a trabajar para mejorarlo. De otra manera, si lo negamos, lo único que hacemos es darle más fuerza.

4.  Consideran que nadie es inmune al sufrimiento.

Ser resiliente no quiere decir que una persona no tenga heridas, sino que a pesar de ellas la situación adversa le ha sido instructiva de algún modo. Ha sido capaz de aceptar el dolor y en lugar de sumergirse en él, ha optado por aprender.

Como ves, ser resiliente puede aprenderse y entrenarse. De hecho, tendría que ser una enseñanza fundamental en las escuelas. Siempre vale la pena aprender estrategias para mejorar y seguir creciendo y la resiliencia es esa capacidad que nos permite ser fuertes a pesar de que el viento azote con fuerza, adaptándonos lo mejor posibles a los baches que conforman las pérdidas, las decepciones, los traumas y los fracasos.

Tú también eres resiliente, no lo olvides ¿o es que no has superado ninguna dificultad o situación en tu vida? Piensa y recuerda en aquella vez que fuiste valiente y a pesar del miedo, te lanzaste a la piscina…

 

Fuente: lamenteesmaravillosa


sábado, 22 de octubre de 2022

El Día Internacional de la Tartamudez se celebra el 22 de Octubre.

 

El 22 de octubre se celebra el Día Internacional de la Tartamudez con el que se pretende concienciar a la población sobre un problema que afecta a más de sesenta millones de personas en el mundo.

¿Qué es la Tartamudez?

La tartamudez o disfemia es un trastorno de la comunicación caracterizada por las pausas o interrupciones en el habla, junto a tensión muscular en el cuello, cara, etc.

Se trata de un trastorno que afecta de tres a cuatro veces más a los hombres que a las mujeres.

Tipos de tartamudez:

·      Tartamudeo por repeticiones: Consiste en la repetición de sonidos, sílabas o palabras, por ejemplo: «mi,mi,mi,mi,mi» casa.

·      Tartamudeo por bloques: Caracterizado por la imposibilidad de emitir lo que se quiere decir.

·      Tartamudeo por prolongaciones: Se basa en la prolongación excesiva del sonido de las palabras, siendo las letras que más se prolongan: f, l, s e y.

Dependiendo del trastorno propio de la persona hay varios tipos asociados a la tartamudez:

·      Tartamudez del desarrollo: Afecta más a los niños en la etapa de aprendizaje del lenguaje y de los sonidos. Los niños no son capaces de pronunciar los sonidos.

·      Tartamudez neurogénica: Se produce por problemas de comunicación entre el cerebro, los nervios y los músculos.

·      Tartamudez psicogénica: Se origina en el área del cerebro la cual es responsable del pensamiento y el razonamiento. 

La tartamudez es un trastorno de la fluencia del habla, caracterizado por frecuentes repeticiones o prolongaciones de sonidos, sílabas o palabras, en el que el individuo sabe exactamente lo que quiere decir, pero al mismo tiempo el discurso queda interrumpido involuntariamente.

Esta alteración afecta a un 1% de la población mundial adulta y a un 5% de la población infantil.

Pero sigue planteando interrogantes que la ciencia no ha podido responder todavía, y vacíos legales, sanitarios y educativos que no se han sabido gestionar.

En un mundo donde la comunicación condiciona nuestras vivencias, estas dificultades pueden manifestarse y provocar consecuencias graves, por ejemplo, en el colegio, a nivel profesional, a nivel social.

 Es muy común que los niños con disfunciones sufran situaciones de burlas, acoso, aislamiento, rechazo, son los padres y docentes los que deben estar muy pendientes.

Es común que la mala gestión de estas acciones condicione al niño a la hora de escoger su profesión, su progresión.

La tartamudez es una discapacidad muy estigmatizada, donde continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona que tartamudea, pues se cree que con “calmarse” o “concentrarse más en lo que se dice” se logrará hablar de forma fluida.

Muchos de ellos se ven obligados a superar barreras casi a diario, a admitir ser ridiculizados en no pocas ocasiones debido a su habla y a tener que demostrar más que el resto en una entrevista de trabajo, como si su dificultad supusiera una merma para su potencial.

¿Cómo se debe actuar frente a una persona tartamuda?

·      Cuando hables con una persona que tartamudea, trata en todo momento de comportarte exactamente igual que lo harías con otra persona; “RESPÉTANOS, esa es la mejor ayuda que tú nos puedes brindar “.

·      Evita hacer comentarios tales como: “Habla más despacio”, “No te pongas nervioso”, etc. ya que estos comentarios hacen que la situación de habla se torne más tensa y desagradable.

·      No “ayudes” a la persona que tartamudea completándole la frase; “DÉJANOS HABLAR“

·      Mantén el contacto visual y no te avergüences, burles o rías de la situación.

·      Cuando tú hables, utiliza un ritmo pausado y tranquilo, sin que parezca poco natural o exagerado.

·      Intenta transmitir a la persona que lo importante es lo que dice y no cómo lo dice.

·      Cuando la persona que tartamudea salga del bloqueo o hable fluidamente, no le digas frases como “Lo hiciste bien”, “Te felicito, estás hablando mucho mejor”. Esto, hace que se sienta evaluado cada vez que habla.

·      Es importante recordar… que una persona con dificultades en su habla tendrá más dificultad en controlarse hablando por teléfono. Sea extremadamente paciente. Si coge el teléfono y no oye nada, asegúrese que no sea alguien con problemas de tartamudez.

 


 

Fuente: diamundial


lunes, 10 de octubre de 2022

Las buenas personas están hechas de acero inolvidable

 

Son esas personas que te abrazan y recomponen tus partes rotas. Con las que has recorrido la vida. Las que te han enseñado por las buenas. Las que te han mostrado el mundo como un lugar maravilloso en el que vivir. Pero, sobre todo, las buenas personas son por las que cada día coleccionas motivos por los que merece la pena esforzarse y ser feliz.

Las buenas personas no son prepotentes ni paternales, sino que, al contrario, son personas pacientes. Porque la paciencia es la virtud que enmarca la capacidad de dar libertad y margen de error a las personas que tenemos delante.

El arte de la bondad es un bien escaso, pero quizás más común de lo que creemos. No todos somos buenos y malos en nuestra totalidad, pues en nuestro interior damos cabida a todo. Además, esto generalmente depende del cristal desde el que se mire.

Sin embargo, hay ocasiones en las que nos tropezamos con personas que no están corrompidas por la sociedad y sus intereses, y que son incapaces de hacer daño a una mosca. Puedes reconocerlas fácilmente, pues desde que las conociste eres mejor persona, te han fortalecido y han enriquecido tu interior.

La bondad auténtica es tener el valor de salir en defensa de lo que está bien

Las buenas personas tienen un sentido justicia y del bien que es especial. Sus palabras siempre son esperanzadoras y, si tienen que elegir, te darán una lección de vida.

Son personas íntegras que van más a allá de las obligaciones morales y siempre tienden su mano para ayudar. Hacen lo correcto, aunque nadie esté mirando y eso es lo que las hace valiosas.

Ser buena persona es una de las mayores cualidades que podemos alcanzar

En algunas personas es innato y solo unos pocos afortunados tienen la dicha de ser sensibles al sufrimiento ajeno y a la capacidad de ayudar. Lo positivo de esto es que todos podemos ser personas buenas e íntegras.

Es esa sensibilidad especial las que hace a estas personas inolvidables e incomparables. Además, hay veces que la bondad se mezcla con la amabilidad, convirtiendo así a la persona en excepcional.

Siendo buenas personas seremos diferentes

Por eso, más que intentar ser diferente, intenta ser bueno, puesto que siendo bueno serás diferente. Lo que cuenta de verdad es el resultado final. Lo que importa no es la intención sino la acción.

La vida de cada persona afecta a miles de seres en el mundo y, lo que hacemos por otra persona, nos afecta directamente a nosotros. Por lo que es importante aprovechar este efecto multiplicador.

Están hechas de otra pasta, de acero inolvidable.

La mejor forma de compensar a una buena persona es a través de la gratitud. Estas personas son conscientes de que, de una u otra forma, lo que le das a la vida es lo que la vida te devuelve.

Nos duele especialmente que la vida les haga daño, pues en nuestro ideal de mundo justo no concebimos que esto tenga que pasar. Sin embargo, hay una gran parte de buenas personas que lo son precisamente a raíz de estos golpes.

Las personas más bonitas que conozco son las que se han enfrentado a la vida, a su dureza y a su injusticia. Son las que se han sentido vulnerables y sin esperanza, las que han sufrido en su piel verdaderos desgarros y problemas.

La gente bella no es necesariamente la más linda por fuera pero disfrutan de una belleza especial. Son personas bonitas las que han sabido perdonar, seguir hacia adelante y tender una mano, aunque les acompañase la derrota, descubriendo así la grandeza de su ser.

 

Gracias a todas esas personas bonitas que nos dan tanto sin esperar nada a cambio.

 

Fuente: La mente es maravillosa

viernes, 7 de octubre de 2022

Familia… ¡no puedo más!

 

Si este es tu pensamiento o tu secreto a voces, y te visualizas disfrutando de un septiembre lleno de rutinas, o incluso cogiendo un avión tu solo/a a cualquier paraíso del descanso en soledad. Si además te encuentras lleno de gente en casa, o de visita en casa de la familia propia o política y justo este año no era el más indicado, y de repente te sorprendes más irascible, incómodo, encuentras cualquier razón para salir a hacer recados, o incluso para trabajar… Bienvenido@ al club saludable y normal de necesitar un respiro y haber saciado nuestras necesidades y deseos familiares.

La vida, ya me habéis escuchado en alguna ocasión, se disfruta más por el simple hecho de tener contrastes, la  gente descansa cambiando de actividad, el cuerpo necesita autoatenderse, y esta época convulsa que hemos vivido y que de alguna manera seguimos “disfrutando” nos ha traído entre otras cosas mucho tiempo para la familia, y quizás en exceso en algunos casos.

En otros casos mucho estrés laboral, y luego se suma a la conciliación del estrés familiar, y para sumarle un poco más en ocasiones, unas vacaciones familiares que justo este año quizás estaban un poco de más.

Porque siendo sincera, me he encontrado que con esta situación son muy pocas personas las que se están manejando cómodamente y con calma, el que no tiene miedo (y normal), está con ansiedad, el que niega lo que ocurre incomoda al resto y no comprende a los demás, las parejas que necesitan un descanso no tienen donde dejar a los hijos por proteger a los mayores de la familia, y si acudimos con ellos, parece aumentarse la energía tensionada que en ocasiones ya tenemos otros años por la convivencia.

Es decir que hemos pasado muchas ganas de vernos, nos hemos dado un abrazo, pero el sentimiento es mejor cada uno para su casa, y por favor que vuelva la rutina que todos la necesitamos, unos físicamente, otros de espacio, otros de incertidumbre y otros mentalmente para sentir orden de nuevo en su vida.

Por lo tanto, si en este momento leyendo esto te sientes identificado, no te preocupes, eres humano y es algo absolutamente normal.

Algunos consejos que te ayudarán

Te daré algunos tips, para que en la medida que puedas los pongas en práctica sin sentirte culpable.

Pues para aliviar este momento, y tomarlo como algo positivo y que sea una experiencia interna en casa que siempre recordemos, pero por el poso de unión que nos reportó te dejo unos consejos para que puedas poner en práctica:

 

1.   Más que nunca: respeto: es importante mantener las formas y tener muy presente que el respeto es la base de toda buena convivencia. Quizás este es el mejor momento para ponerlo en práctica. Recuerda que probablemente todo tu hogar esté en una situación similar, y tu entorno, y la gente que observas por la calle… esto es algo que está muy generalizado, por lo que si tomamos consciencia y nos atendemos y cuidamos a nuestro cuerpo afrontado esta prueba, nos respetamos, y ejercemos respeto sobre los demás y sobre la situación, esto nos fortalecerá.

2.  Desarrollar Fortaleza mental: “dar lo mejor de uno”, es importante que nos grabemos como si de un programa nuevo se tratase en nuestro cerebro que es momento de ser nuestra mejor versión, dar lo mejor de nosotros dentro del hogar, ese será nuestro grano de arena. Es importante convertirnos en esa pareja que desearíamos tener, en ese familiar que me gustaría tener cerca, y en esa persona que va a hacer mi vida más fácil.

3.  Desarrollar más que nunca la comunicación asertiva: es importante en los periodos de convivencia intensiva trabajar y atender mucho a la comunicación, qué decimos, cómo lo decimos, qué entonación, qué queremos decir, cuánto nos quejamos, cuanto aportamos de energía negativa…y todo eso transformarlo en energía positiva, en ser personas que suman, en decir las cosas con el mayor tacto posible, ahora más que nunca es muy importante dejar de lado las discusiones y centrarnos en pedir las cosas por favor, agradecer, y comunicar de manera amable aquello que nos incomoda o que puede ser cambiado.

4.  Practica deporte, camina, respira o haz meditación a diario. Cuando la batería empieza a agotarse o estamos entrando en números rojos de nuestra energía es importante recargarnos, con descanso mental, con meditación, con entretenimiento, con distensión, con meditación, deporte, baile, o pasear sintiendo… Puede que sientas que no tengas tiempo, pero si coges una hora de ma la mañana o de la noche probablemente te des cuenta de los beneficios que esto tiene sobre ti, sobre tu estado de ánimo y sobre tu salud general, es momento de moverse y ayudar a la mente a despejarse y a las emociones a regularse.

5.  Vivir con mucha amabilidad y paciencia. Si algo es importante en los contextos de convivencia es aplicar mucha paciencia, mucha comprensión y mucha amabilidad. Es preferible prevenir y formar una corriente de energía positiva, y de unión, respetar espacios, y momentos, pero también es importante tener mucha paciencia con cosas que nos van a suceder en el día a día, pues que no nos levantemos bien, que las noticias nos generen malestar, que la preocupación económica esté muy presente y nos produzca inquietud. Piensa que teniendo una mala convivencia o desahogando en casa muchas emociones de manera desadaptada lo único que se consigue es empeorar las cosas, por lo que aprender a relajarse, aprender a decir que en determinadas situaciones necesitamos un rato a solas, para leer, para descansar, para respirar o para escuchar música es mucho más saludable y además comprenderlo en el otro también.

6.  Hacer horario de uso de espacios y tiempos propios. Otro factor que puede incomodar mucho la convivencia y que tiene solución, es la sensación de estar todo el día con “alguien pegado”, el agobio por ir al baño y que alguien te vaya a buscar, estar en el salón siempre con alguien que quiere que le atiendas constantemente…, es decir no tener un espacio en el día a día en el que estar a solas o en silencio, o aburriendote y enseñando a aburrirse a tu familia.

Esto es importante atenderlo, y también hablarlo con cariño y normalidad en familia o con tu pareja, el hecho de establecer turnos y horarios, o turnos de tiempos de distensión, si es el caso de tener niños pequeños y turnaros, o espacios de descanso en una parte de la casa, en nuestro dormitorio por ejemplo leyendo o haciendo lo que queramos mientras “el otro” , tu socio y compañero de vida, te sustituye con los pequeños. En el caso de que los hijos son mayores, delimitar espacios donde podamos convivir cómodos en cuanto a volumen de música, enfados entre ellos, u otras costumbres personales de amigos, videojuegos, etc… O incluso en los momentos de vacaciones en familia con más personas (cuñados, suegros, padres, otros amigos…) poder tener una rutina diaria y transparente de espacio personal, descanso e intimidad.

7.  Poner todo de nuestra parte, no entrar en discusiones. Recomiendo como una actitud inteligente, no entrar en discusiones, en esta ocasión no merece la pena, y al final el problema será la discusión seguramente. Por lo que recomiendo dejar de lado las luchas de poder y las peleas que desgastan, y si comunicarnos y poder expresar lo que sentimos o lo que necesitamos.

8.  Pasar algunos momentos a solas. Lo recomiendo para no sobrecargarnos, busca un espacio sagrado para ti, una hora al menos al día para estar a solas, bien sea en el baño, o tu dormitorio o en el salón viendo tu serie, o meditando, leyendo u organizando tus cositas. Pasa un rato a solas cada día haciendo algo que te haga sentir bien y te guste.

9.  Pensar que esto va a pasar y mantener la calma. Es muy importante tener presente que esto va a pasar, sobre todo cuando vengan momentos de agobio mental, o momentos de pensar qué queremos salir, que necesitamos calle, libertad, volver a nuestra vida, recuperar la “seguridad” que percibíamos…pues aquí es muy importante saber que esto va a pasar y aprovechar la oportunidad para agradecer a la vida todo lo que nos ofrece y nos ha ofrecido, y muchas veces no somos conscientes de ello. mantengamos esa actitud de agradecimiento y de felicidad por tener la vida que hemos tenido y a la que volveremos en algún momento, y si mantenemos la calma, mejor.

 

Fuente: Vidas en positivo