martes, 30 de noviembre de 2021

Déficit y exceso de vitamina A

 

La Vitamina A ayuda a la formación y al mantenimiento de los dientes, huesos, mucosas y piel. También se llama retinol porque produce los pigmentos de la retina del ojo.

La vitamina A ayuda a tener una buena visión, sobre todo cuando hay poca luz. Es una sustancia importante para la función reproductora (desarrollo de los espermatozoides y crecimiento de la placenta) y la lactancia.

Se encuentra en la leche entera y el hígado de algunos animales en forma de retinol. Los carotenoides son tintes de color oscuro que se encuentran en los vegetales y que se transforman en una forma de Vitamina A. Uno de los carotenoides más conocido es el betacaroteno que, además es un antioxidante.

Por lo tanto la Vitamina A es también un antioxidante muy potente que sirve para proteger a las células del daño causado por los radicales libres que contribuyen al desarrollo de ciertas enfermedades y procesos degenerativos como el envejecimiento.

·      Alimentos ricos en Vitamina A (retinol): huevos, leche y derivados, carne, hígado y aceite de hígado de bacalao.

·      El betacaroteno se encuentra en: zanahorias, melón, calabacín, naranja, albaricoque, brócoli, espinaca y en la mayoría de hortalizas de hoja verde.

Exceso de Vitamina A

También se llama hipervitaminosis A y es debido a tener demasiada Vitamina A en el cuerpo. Existen dos tipos de hipervitaminosis A:

·      Aguda: provocada por tomas un exceso de Vitamina A en un periodo corto de tiempo

·      Crónica: toma de un exceso de Vitamina A pero durante un periodo más largo.

Síntomas más frecuentes son:

·      Reblandecimiento de los huesos del cráneo (se llama craneotabes en los niños)

·      Osteoporosis

·      Visión borrosa en los niños

·      Dolor óseo y entumecimiento

·      Fontanelas muy grandes en los bebés

·      Disminución del apetito (anorexia)

·      Mareo, irritabilidad

·      Náuseas y vómitos

·      Visión doble

·      Somnolencia y fatiga

·      Dolor de cabeza (cefalea)

·      Impotencia en los varones

·      Cabello y piel frágiles: pérdida de cabello, piel seca y amarillenta o dermatitis seborreica

·      Hinchazón del tejido mamario en los hombres (ginecomastia)

·      Aumento del tamaño del hígado y el bazo (hepatoesplenomegalia)

Tomar demasiada Vitamina A durante el embarazo puede causar un desarrollo anormal en el feto y malformaciones.

El tratamiento comprende simplemente la suspensión del consumo excesivo de Vitamina A. La mayoría de casos se recuperan totalmente, aunque, en ocasiones, pueden quedar secuelas: osteoporosis, retraso del desarrollo, daño hepático y renal o cáncer de próstata. 

La mejor prevención es llevar una dieta equilibrada. 

Déficit de Vitamina A

La deficiencia de vitamina A en nuestro organismo se debe a un aporte escaso de dicha vitamina en nuestra alimentación.

Los síntomas más frecuentes son:

·      Pérdida visual

·      Ceguera nocturna

·      Susceptibilidad a padecer infecciones

El tratamiento consiste en dar Vitamina A hasta revertir el déficit. En algunos casos puede ser bebida. 

Consulte siempre con su médico antes de tomar cualquier medicamento. 

 

Fuente: Mapfre Salud


viernes, 19 de noviembre de 2021

Hábitos saludables en el trabajo: Bienestar emocional

 

Nuestro puesto de trabajo es un lugar en el que pasamos gran parte del día y en él nos socializamos y compartimos espacio con otras personas, por ello es frecuente y normal que aparezcan conflictos que de no ser bien gestionados darán lugar a la aparición de problemas físicos y mentales como depresión y ansiedad.

Diferentes factores tales como exigirse demasiado, la falta de autonomía, el no sentirse apoyado suficientemente o los conflictos derivados de la mala definición de roles y responsabilidades, hace que pueda aparecer el estrés. Ello repercutirá en nuestra manera de sentirnos, de pensar y de actuar con los demás, tanto en el trabajo como en casa, provocando un gran malestar.

Sin embargo, existen algunas estrategias que puedes llevar a cabo para contrarrestar este tipo de situaciones y evitar que el estrés tenga consecuencias negativas para ti. Aprende a identificar tus emociones y a gestionarlas para relacionarte mejor con los que te rodean, practica con frecuencia técnicas de relajación y lleva un estilo de vida saludable, son algunas de las cosas que pueden ayudarte a reducir dicho estrés. 

Las emociones

¿Qué son?

La emoción es una compleja combinación entre lo que percibes, cómo reacciona tu cuerpo y lo que te motiva a actuar. Todo ello produce en las personas un estado psicológico global que puede ser positivo o negativo, de poca o mucha intensidad y de corta o larga duración y que produce una expresión gestual que puede ser identificada por las demás personas.

¿Para qué sirven?

Las emociones cumplen la función de adaptarnos a nuestro entorno, no son buenas ni malas, son señales e información acerca de lo que nos rodea y de nosotros mismos. Sirven para informarnos sobre lo que necesitamos, nuestras metas y valores prioritarios, preparándonos e impulsándonos para actuar. Además, nos invitan a evitar el dolor y a acercarnos a lo positivo. También nos informan sobre el estado emocional de otro ayudándonos a relacionarnos con los demás, Informando a su vez a los otros de cómo nos encontramos y de nuestras intenciones.

Las emociones Básicas, Primarias o Innatas son:

·      Alegría:

Nos ayuda a aproximarnos y relacionarnos con los demás, creando vínculos con nuestro entorno a la vez que mejora nuestro autoconcepto. Despierta nuestra empatía y altruismo hacia los demás y aumenta nuestra sensación de bienestar.

·      Tristeza:

Su expresión sirve para pedir ayuda a los demás, aproximándose estos a nosotros para arroparnos y darnos su apoyo en un momento crítico, incrementando la unión entre los miembros de un grupo. Asimismo nos permite reflexionar sobre la situación actual y que focalicemos la atención en lo más importante para nosotros en este momento centrándonos en la búsqueda de soluciones.

·      Ira:

Principalmente tiene la utilidad de protegernos a nosotros mismos y a lo que es importante para nosotros preparando al organismo para iniciar y mantener un nivel de activación dirigida a conseguir nuestros objetivos. Se relaciona con conductas agresivas cuyo propósito es eliminar aquello que nos impide alcanzarlos, por lo que es importante canalizarla adecuadamente para que no se convierta en algo perjudicial para nuestra salud, siendo así importante su control pero no el reprimir su expresión.

·      Miedo:

Es la alarma que nos avisa de aquello que constituye un riesgo para nuestra vida o bienestar, provocando una activación en la persona que le ayude a evitar dicha amenaza. Es importante que esta activación no sea excesiva, pues entonces se producirá una situación de bloqueo que hará que esta emoción deje de ser beneficiosa para nosotros.

·      Asco:

Principalmente cumple con la función de protegernos para no ingerir sustancias u objetos peligrosos para nuestro organismo y evitar el contagio de enfermedades.

·      Sorpresa:

Es la emoción cuya duración es más breve y que antecede a otras. Nos ayuda a prestar toda nuestra atención a un acontecimiento novedoso, repentino e inesperado para afrontarlo adecuadamente.

También hay otras emociones como las secundarias: Celos, culpa, orgullo, vergüenza, satisfacción, diversión, desprecio…

El estrés

El estrés es un proceso que se origina cuando las demandas de nuestro entorno superan nuestra capacidad para hacerles frente. Esto da lugar a cambios en nuestro organismo a nivel biológico y psicológico que a su vez podrían causar ciertas enfermedades. Las causas que provocan el estrés no son necesariamente derivadas de situaciones de peligro, dolorosas o perjudiciales, sino que pueden provenir también de situaciones más rutinarias que sufrimos a diario como pueden ser los atascos, ruidos de los vecinos o el tener que ir corriendo para llevar a nuestros hijos a tiempo a sus actividades.

¿Qué consecuencias tiene?

Cuando padecemos estrés nuestro organismo genera niveles elevados de una hormona llamada cortisol. Esto puede provocar efectos beneficiosos, tales como el manejo del dolor agudo, la disminución de la inflamación, un mejor aprovechamiento de la energía, etc. En situaciones de emergencia, los cambios que nos provoca el estrés son apropiados para actuar adecuadamente y poner nuestra vida a salvo. Sin embargo, un estado de estrés mantenido en el tiempo, puede ser perjudicial para el cerebro ya que puede causar daños en el hipocampo, que juega un papel importante en la memoria, afectando al recuerdo de actividades recientes.

Niveles elevados de esta hormona pueden provocar también problemas digestivos (absorbiendo menos cantidad de minerales y nutrientes), de sueño (afecta al descanso nocturno favoreciendo el despertar), aumento de peso (aumenta el apetito y la preferencia por el dulce, se tiende a acumular grasa), deshidratación de la piel (aparición de arrugas) y cambios en el estado de ánimo y en el humor.

¿Cómo combatirlo?

El estrés podemos abordarlo desde diferentes aspectos:

·      Corporal: Podemos contrarrestar las reacciones fisiológicas del estrés con técnicas de relajación mediante la contracción y relajación muscular y el control de la respiración en un ambiente tranquilo.  Otras técnicas que puedes utilizar son la meditación o el yoga.

·      Pensamiento: Si somos capaces de controlar nuestros pensamientos ello contribuirá directamente a modificar nuestras acciones.

·      Comportamiento: Es muy importante que organices tu tiempo dejando a diario un espacio para el descanso físico y para realizar alguna actividad que te resulte agradable fuera del trabajo. Ten en cuenta tus prioridades a la hora de realizar tus actividades, no te sobrecargues ni exijas demasiado, programando descansos entre tareas.

¿Cuándo pedir ayuda a un profesional?

A veces podemos llegar a sentir que el malestar nos desborda, que nuestra salud se deteriora apareciendo síntomas físicos (mareos, dolor de cabeza, dolor en el pecho, problemas estomacales), que nos sentimos más irritables de lo normal o melancólicos, o se empieza a consumir excesivamente alcohol u otras drogas interfiriendo esto en el ritmo normal de nuestra vida. Todo ello podría ser señales de una sobrecarga de estrés, por lo que sería conveniente que un profesional nos guiase y ayudase hacia la recuperación y el control de nuestro bienestar.



lunes, 15 de noviembre de 2021

Hábitos saludables en el trabajo: Actividad física

 

De la misma manera que necesitamos alimentarnos para ponernos en marcha después del ayuno nocturno, nuestro organismo necesita moverse, y dedicar tiempo a la práctica de actividad física y a reducir el sedentarismo, que benefician nuestra salud.

Para nuestro desplazamiento al trabajo, podemos elegir el transporte activo:

·      Ir caminando una parte o todo el trayecto,

·      Caminar utilizando rutas alternativas al trabajo,

·      Utilizar el transporte colectivo y bajar una parada antes del destino,

·      Si utilizas el automóvil, aparca más lejos de tu lugar de trabajo.

Durante la jornada laboral podemos realizar descansos activos:

·      Dar un breve paseo, si es posible al aire libre

·      Realizar sesiones cortas de ejercicio físico con estiramientos

·      Subir escaleras

 Aumentar el número de breves pausas durante el desempeño del trabajo: 

·      Promoviendo cambios posturales

·      Pasar de la posición de sentado a estar de pie, parado o andando,

·      Durante las pausas puedes realizar ejercicios de estiramiento.

Es fundamental interrumpir los periodos sedentarios prolongados más de 2 horas. Permanecer muchas horas sentados, sin gasto de energía, es un factor de riesgo para la aparición de enfermedades crónicas, como también lo es la inactividad física, esto es, no cumplir las recomendaciones generales de la práctica de actividad física, sedentarismo y tiempo de pantalla.

La conducta sedentaria, puede ocurrir en muchos tipos de trabajo, como conductores de autobús, taxistas, recepcionistas, y también en el hogar, cuando dedicamos mucho tiempo delante de una pantalla de televisión o de teléfono móvil, o del ordenador.

Es muy importante interrumpir el tiempo que permanecemos quietos, por ejemplo, realizando estiramientos o dando un paseo, y evitar la misma postura sentada durante un tiempo prolongado para evitar lesiones.

Si practicas actividad física sólo en tu tiempo libre, debes tener en cuenta que llevar una vida activa no sólo es cumplir las recomendaciones de actividad física en una hora determinada, sino que además es imprescindible reducir los periodos sedentarios.



sábado, 13 de noviembre de 2021

Hábitos saludables en el trabajo: La alimentación

 

Ya que el lugar de trabajo es donde solemos pasar muchas horas, mantener los buenos hábitos es esencial no sólo para lograr la salud de los trabajadores, sino también para potenciar la motivación y el espíritu laboral, la satisfacción en el trabajo y de esta forma mejorar nuestra calidad de vida general.

Practicar a diario hábitos saludables es posible: comer sano, tomando un desayuno saludable, un tentempié a media mañana, comer de manera equilibrada, ser activos en nuestras rutinas y practicar actividad física a diario nos ayudará a mantener el estrés a raya. Para ti también es posible. ¿No sabes cómo? Aquí te damos algunas ideas.

La alimentación en los días laborables

Los estilos de vida actuales se han modificado y esto se traduce también en los hábitos alimentarios por la falta de tiempo para comprar, cocinar y comer en familia. Estos cambios se hacen aún más patentes en las grandes ciudades, donde el hecho de volver a casa a comer desde nuestro centro de trabajo resulta complicado por tener que hacer desplazamientos grandes.

Sin embargo, esto no debe de ser una excusa para abandonar una vida sana. Hay múltiples maneras de mantener, en lo posible, una vida saludable en el entorno laboral. Aquí te damos algunas sugerencias.

El Desayuno

Es importante desayunar todos los días para conseguir un óptimo rendimiento físico e intelectual. El organismo necesita energía y nutrientes para ponerse en marcha, especialmente después de las largas horas de ayuno transcurridas desde la cena. El desayuno aporta, precisamente, la energía para empezar el día. Además, contribuye a una correcta distribución de las calorías a lo largo de la jornada y ayuda a mantener el peso, pues evita que se llegue a la comida con una necesidad compulsiva de comer. 

Dedícale tiempo al desayuno, tu salud te lo agradecerá.

Los Tentempiés

Comer algo a media mañana es esencial, ya que es necesario distribuir los alimentos en 4-5 comidas mejor que concentrarlos en 1-2, dado que suprimir comidas pone al organismo en situación de alarma activándose mecanismos de almacenamiento de grasa.

Tomar algo a media mañana, puede hacer que lleguemos al almuerzo sin tanta hambre y podamos elegir con cuidado (y probablemente más acertadamente) los alimentos que constituirán esta comida.

Este puede ser un buen momento para tomar una ración de fruta; se recomienda ingerir al menos 3 raciones al día, siempre y cuando no desplace el consumo de otros alimentos también necesarios para equilibrar nuestra dieta.

Nuestra recomendación: Elige sobre todo fruta fresca y de temporada, te aportará más nutrientes.

Tan importante como el contenido energético es la calidad de la grasa que se consume a través de los alimentos; es recomendable reducir las grasas saturadas.

Por este motivo a la hora de adquirir cualquier alimento o bebida es aconsejable leer el etiquetado del producto; resulta de interés fijarse en el contenido en grasa y azúcares, entre otros. Determinados productos, especialmente bollería industrial, indican en su etiquetado grasas vegetales, que no por eso son más saludables. Están hechos con unas grasas sólidas a temperatura ambiente que proceden del coco y de la palma.

Este tipo de grasa no es recomendable en el contexto de una dieta saludable, ya que eleva el colesterol y puede favorecer la arteriosclerosis y enfermedades cardiovasculares.

Por todo ello, la mejor opción son los productos frescos y poco procesados, mejor tomar una pieza de fruta, unos frutos secos o un yogur y nada mejor que el agua para hidratarnos. ¡TÚ DECIDES!

La Comida

Resulta muy habitual que llegue la hora de la comida y estemos Mesa de restaurante con carta de menú trabajando, en ocasiones decidimos comer más tarde, cuando llegamos a casa. Comer fuera de hora no resulta una buena práctica, ni tampoco una buena idea.

El momento de la comida es un factor clave en la obesidad, y tan importante es el “qué” comemos como el “cuándo” lo hacemos, ya que resulta decisivo en la pérdida y ganancia de peso.

Por ello, es mejor hacer un descanso y parar para comer.

¿Prefieres hacerte la comida y llevarla al trabajo? En ese caso, también es posible seguir una alimentación saludable. Planifica tu dieta igual que si comieras en casa. Trata de incorporar legumbre, verdura, pasta o arroz y trata de complementar esta comida con la cena para incorporar a tu dieta aquellos alimentos que no consumes durante el día.

Si un día no quieres cocinar por la noche o simplemente la opción de comerte un bocadillo es la que más te apetece, puede ser igualmente saludable, además de divertido. En él puedes incluir varios grupos de alimentos:

·      Pan: elige panes de cereales, integrales, sabrosos y con fibra muy beneficiosa.

·      En cuanto al alimento proteico, no sólo hay bocadillos de embutidos que pueden tener gran cantidad de grasas poco recomendables, puedes incorporar atún, carnes magras como el pollo, el pavo y ¿por qué no jamón serrano?

·      Incorpora vegetales, desde tomate, zanahoria, unas rodajas de aguacate, mezcla de lechugas o un puñado de rúcula y canónigos.

¿Resultado? Una comida completa, saludable y muy apetecible.

La hidratación

Nuestro cuerpo no almacena agua, por lo que la cantidad que perdemos a diario obligatoriamente debe reponerse para que nuestro organismo funcione correctamente.

Compensando las ingestas (agua, bebidas no alcohólicas y agua contenida en los alimentos) y las pérdidas de líquidos (respiración, sudor, orina y heces) conseguimos que no se produzca un desajuste en el equilibrio hídrico que pueda ponernos en peligro ante determinadas situaciones de trabajo físico.

La sed es una señal fisiológica que nos da la voz de alarma de que necesitamos ingerir agua para recuperar el equilibrio hídrico. Sin embargo esto no es suficiente en actividades laborales que exigen un gran esfuerzo y que en muchas ocasiones se desarrollan en condiciones ambientales duras y extremas (minería, construcción, campo, siderurgia, pesca,…) que conllevan pérdidas de agua de gran magnitud no sólo por la intensidad del esfuerzo y las condiciones ambientales sino también por el carácter continuo de la actividad laboral concreta, donde es conveniente programar momentos y formas para ingerir agua u otras bebidas o líquidos. 

Si la cantidad de agua que se elimina supera la de la ingesta habitual se puede llegar a un estado de deshidratación, ocasionando un deterioro del bienestar y del rendimiento laboral, además de afectar a la toma de decisiones y a la función cognitiva, lo cual se traduce en un descenso de la productividad y aumento del riesgo laboral.