domingo, 30 de septiembre de 2018

¿Qué causas pueden provocar un Ictus cerebral?


Conocer las causas de que es un ictus cerebral nos permite evitar padecer esta enfermedad para ello es necesario saber que el cerebro es el computador o sala de mandos del cuerpo humano. Supone únicamente el 2% de nuestro peso corporal y sin embargo necesita recibir el 20% de la sangre bombeada por el corazón y consume el 25% de la energía que necesita una persona.

Por ello, por su importancia, es un órgano que nuestro cuerpo se encarga de cuidar y mimar especialmente. Así pues, para su funcionamiento las neuronas requieren gran cantidad de oxígeno y glucosa que son transportadas a través de la sangre por los vasos sanguíneos.

Cuando el aporte sanguíneo necesario para el buen funcionamiento neuronal falla, nos encontramos ante lo que popularmente llamamos ictus, infarto cerebral, trombosis, embolia, derrame cerebral, lo que origina una gran confusión en cuanto al concepto y la diferenciación entre sus diferentes tipos.

El término ictus cerebral o enfermedad cerebrovascular hace referencia a cualquier trastorno de la circulación cerebral, generalmente de comienzo brusco. En la isquemia cerebral la llegada de sangre al cerebro es interrumpida y origina una disfunción cerebral cuyos síntomas dependerán del área en que se sufra dicha disfunción. En la hemorragia cerebral se produce una rotura de una arteria o vena cerebral y la sangre sale de los vasos por los que se transporta.

Aproximadamente el 75 % de los ictus son isquémicos y el 25% hemorrágico, por ello es muy necesario saber las causas del ictus para evitarlo.

El ictus cerebral: 11 causas
Hipertensión. Obesidad. Diabetes. Colesterol. Tabaco. Alcohol. Estrés. Drogas. Los factores de riesgo para tener un ictus se acumulan con los años. Sin embargo, la precocidad en los hábitos de riesgo está bajando la media de edad de los afectados.
Los factores de riesgo son:
·         Edad
Esta enfermedad es comienza a ser más recurrente a partir de los 55 años y, por cada década que cumplimos el riesgo de padecerlo se dobla. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2050, con una población mayor de 65 años, la mitad de los ciudadanos corren el riesgo de padecer este tipo de accidentes. Sin embargo, la incidencia del ictus es cada vez mayor entre los jóvenes adultos debido a los malos e insanos hábitos crecientes entre este sector.

·         Género
Es la causa más frecuente de mortalidad entre las mujeres y la segunda en los hombres. No obstante, los varones sufren con más frecuencia Ictus salvo entre los 35 y 44 años, franja de edad en el que es más frecuente en la mujer. En España son 40.000 las personas que padecen y mueren por esta enfermedad.

·         Uso de anticonceptivos orales
Tras diversos estudios que han analizado esta cuestión se ha demostrado que los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de sufrir un ictus a las mujeres pero en un nivel bajo. Las mayores dosis de estrógenos multiplica el riesgo de sufrir un ictus en 2,5 y, además, si se asocia a tabaquismo, el riesgo se multiplica por 7,2. El uso de anticonceptivos orales debe evitarse en el caso de mujeres mayores de 35 años, fumadoras, hipertensas, o que sufren migrañas con aura, con obesidad o con hipercolesterolemia o estado protrombóticos.

·         Antecedente familiar de ictus
La relación entre antecedentes familiares y este accidente cerebrovascular esta estrechamente relacionado. Si la herencia es paternal, el riesgo se multiplica por 2,4 y si es maternal se reduce a un 1,4. No obstante, un estudio publicado en Circulation señala que la probabilidad de sufrir un ictus aumenta hasta un 60% si se tiene algún hermano que haya sufrido esta u otra enfermedad similar y, advierte, que si el episodio se produce antes de los 55 años los hermanos duplicarán las probabilidades de sufrir uno.

·         Tabaquismo
El tabaco es una de las elementos principales que duplica el riesgo de sufrir un ictus. De hecho, se cono que cuanto más cantidad de cigarrillos se fuman al día más influencia, donde se empieza a incrementar de forma significativa este factor es a partir de los 20 cigarros diarios. Dejar de fumar, incluso reducir la cantidad de consumo, reduce las cifras pero si se elimina este mal hábito en tan solo 5 años es riesgo se iguala al de una persona no fumadora.

·         Migraña
Las personas con migrañas son más propensa a sufrir accidentes cerebrovasculares, el riesgo se multiplica el riesgo por 2,2 y si en las mujeres se suma el uso de anticonceptivos orales, el riesgo es de asciende hasta llegar al 8,7. De hecho hay un tipo de migraña que influye más en la influencia del ictus que el resto: la migraña con aura. Los investigadores han señalado con las migrañas con aura provocan casi 3 veces más los ictus.

·         Drogadicción
Existe una relación entre el consumo de drogas, especialmente cocaína y anfetaminas, y el riesgo de padecer un ictus. Las personas que toman cocaína tienen el doble de probabilidades de estar afectados por un accidente cerebrovascular y los consumidores de anfetaminas llegan incluso a quintuplicar esta cifra. Esta causa afecta especialmente a jóvenes en edad adulta.

·         Síndrome de apneas del sueño
Las personas con este síndrome, que afecta al 5% de los adultos, multiplican el riesgo de sufrir un ictus isquémico en un 2,5%. Es muy importante diagnosticar este síndrome y poner un tratamiento médico que sea efectivo y mejore la situación para reducir el porcentaje. La solución, en los casos corrientes, no va más allá de perder peso y mejorar lo hábitos de sueño.

·         Inactividad física
La inactividad física o sedentarismo y en tiempos prolongados aumenta en un 2,4 la probabilidad de padecer un ictus. La falta de actividad deportiva afecta a la salud del corazón y vasos sanguíneos, aparecen diversas patología como la diabetes y, todo ello, termina formando un cúmulo de elementos y circunstancia que puede acarrear con un accidente de este tipo.

·         Obesidad
La obesidad, sobre todo en mujeres, es otro factor de riesgo que multiplica las cifras en un 1,4. El sobrepeso y la obesidad es un problema cada vez mayor en nuestro país, afecta a más de un 22% de los españoles y está presente en 28.000 muerte al año.

·         Diabetes
La diabetes aumenta la probabilidad de sufrir un ictus entre 2 y 6 veces que al resto de población con un nivel de azúcar normal. Los paciente con diabetes tipo 1 tiene bastante menos probabilidades de estar afectados por un ictus que aquellas personas con diabetes tipo 2, que por lo general, reúnen algún otro factor de los mencionados con anterioridad. Se requiere limitar exhaustivamente los niveles de tensión arterial y colesterol en estos casos.

Una vez conocidas las causas del ictus, es necesario saber que padecer dos o tres factores de riesgo significa que la persona tiene mayor probabilidad de sufrir un ictus, por eso es vital la prevención. Recomiendo una consulta con su neurólogo: podrá realizar pruebas diagnósticas para descartar posibles ictus o todo lo contrario, prevenir que el ictus cerebral llegue a provocarse. Sabemos con certeza que, por ejemplo, una mujer de 35 años que toma anticonceptivos y además fuma y/o padece migrañas tiene un riesgo muy alto de sufrir un ictus.


Fuente: Efesalud 

domingo, 23 de septiembre de 2018

Hábitos saludables para afrontar el otoño


En otoño el cuerpo se enfrenta a una serie de cambios bruscos que pueden afectar a la salud: disminución de las horas de sol, bajada de temperatura, vuelta a la rutina y a la actividad laboral intensa… Para afrontar el otoño con energía es recomendable seguir unos sencillos consejos de adaptación.

Es frecuente que la llegada del otoño coincida con un aumento de la intensidad del trabajo y otros factores que pueden hacernos sentir cansados, fatigados y con elevados niveles de estrés. Por ello, una serie de hábitos de vida saludable pueden ayudar a minimizar el impacto del comienzo del otoño.

1. Consumir suficiente hierro
Uno de los nutrientes más importantes que debemos asegurar en la dieta es el hierro. Este mineral tiene un papel importante en la síntesis de la hemoglobina, que transporta el oxígeno a todas las células del cuerpo. Si no se produce una ingesta suficiente de hierro, los síntomas pueden ser cansancio, fatiga, insomnio, dolor de cabeza, disminución de la concentración…  Las carnes, los pescados las legumbres y los frutos secos son ricos en hierro.

Necesidades de hierro en la mujer. Una dieta sana debe incluir alimentos ricos en hierro, especialmente en el caso de las mujeres. La menstruación, la gestación o el periodo de lactancia son situaciones en las que una mujer necesita más hierro.

2. Dormir 8 horas
El descenso de las temperaturas propio del otoño puede ser beneficioso para conseguir un correcto descanso: la temperatura ideal del dormitorio debe ser de unos 18 grados. Para conseguir un descanso óptimo, además, se recomienda dormir entre 7 y 8 horas como mínimo cada noche. Lo más indicado es tomar una cena ligera y evitar los estimulantes, como el café, 6 horas antes de acostarse. Para conseguir un sueño reparador lo mejor es dormir con sueño, y no acostarse hasta que aparezcan los primeros signos de cansancio. En cuanto a la siesta, no más de 20 minutos de sueño después de la comida será suficiente para recuperar la energía por la tarde.

3. Practicar ejercicio físico
La actividad física regular provoca la segregación de endorfinas en el cerebro, un neurotransmisor que regula diferentes funciones: favorece el descanso, reduce el dolor, mejora el humor, retrasa el envejecimiento, reduce la presión sanguínea, potencia el sistema inmunitario y, en general, crea un estado de bienestar. Por tanto, la práctica de 30 minutos de ejercicio ligero al día puede ayudar a dormir mejor, aumentar la autoestima y aliviar el malestar. Evitar el sedentarismo es recomendable en cualquier momento del año dado que previene las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o la hipertensión.

4. Controlar el estrés
La llegada del otoño suele coincidir, para muchos, con una carga de trabajo superior con importantes responsabilidades que asumir. Como consecuencia, pueden elevarse los niveles de estrés y presentarse síntomas como taquicardias, dificultad para respirar, fatiga, molestias gástricas, tensiones musculares, irritabilidad o nerviosismo. Para controlar los síntomas del estrés, es necesario modular la intensidad del trabajo, de menos a más, durante las primeras semanas, y mantener una actitud positiva ante el cambio de rutina. Muchas personas, terminado el verano, sufren un trastorno adaptativo denominado síndrome postvacacional, que puede durar hasta 15 días después de la vuelta de las vacaciones.

5. Cuidar la piel
Incluso después del verano, los rayos del sol siguen incidiendo sobre la piel. Por ello, se recomienda continuar aplicando protección solar, especialmente en el rostro. A su vez, el cabello también ha sufrido daños, que lo han descolorido y secado, por lo que cortarse el pelo tras el verano es la mejor opción para que recupere su aspecto saludable. La hidratación, tanto en la piel como en el cabello, es fundamental durante el otoño, y tiene aún mejores resultados si se realiza una exfoliación previa.

Además, la llegada del otoño es un buen momento para revisar la piel en busca de manchas o lunares extraños o que puedan haber cambiado de forma, dado que podrían ser un indicio de cáncer de piel. Hay que prestar especial atención a lunares asimétricos, de bordes irregulares, de coloración heterogénea o que tengan un diámetro superior a 6 milímetros. En caso de observar algo sospechoso, es importante acudir al dermatólogo de inmediato.

6. Mantener una vida social activa
La relación social es una fuente de bienestar: compartir tiempo con la familia y los amigos genera sensaciones positivas (secreción de endorfinas), mejora el humor e, incluso, puede ayudar a disminuir el dolor físico. Muchas actividades saludables son aún más placenteras si se comparten con el entorno: salir a pasear o a correr, hacer un picnic al aire libre… El otoño, por tanto, puede ser un momento ideal para prestar especial atención al cuidado del cuerpo y la mente.


Fuente: Onmeda