miércoles, 26 de julio de 2017

Extracción de una garrapata



Introducción
Las garrapatas son arácnidos de la subclase de los ácaros. Hematófagos obligados de vertebrados durante todo su ciclo vital, son el vector transmisor de infecciones más importante en el ser humano. El insecto perfora la piel del huésped, se fija y secreta una sustancia cementante que la adhiere firmemente. Lo gérmenes colonizan el aparato salival y divertículos intestinales de la garrapata, por lo que al intentar extraerla se corre el riesgo de que regurgite secreciones lo que aumentaría la posibilidad de infección. El potencial vectorial de las garrapatas se justifica, entre otros factores, por:
1.      Lo prolongado de su periodo de alimentación que facilita la transmisión bidireccional de los patógenos.
2.     Su enorme potencial de dispersión.
3.     Gran capacidad de reproducción.
4.     Su capacidad para mantenerse vivas tras largos períodos de inanición.

La especie más extendida en España es la IXODES RICINUS. La picadura por garrapata en un motivo de consulta frecuente en el medio rural. 

¿Qué síntomas producen?
Las garrapatas inducen reacciones de cuerpo extraño, reacción frente a las secreciones salivales, reacción frente a toxinas inyectadas y reacción de hipersensibilidad.

La mayoría de las garrapatas no transmiten enfermedades, pero pueden ser portadoras de bacterias, siendo en nuestro medio la más frecuente la Borrelia Burgdorferi causante de la enfermedad de Lyme, que se transmite tras la picadura y alimentación de las ninfas y, menos frecuente, de la garrapata adulta.

¿Cómo se diagnostican?
Observación directa del parásito.

Ante reacción local y síntomas pseudogripales en personas expuestas hay que considerarlo como diagnóstico diferencial.

¿Cómo se extraen las garrapatas adheridas a la piel?
Las formas pasivas como bloquear el sistema respiratorio de la garrapata con sustancias como aceite, gasolina, alcohol así como las activas provocando la muerte del ácaro quemándolo con un cigarro o congelándolo con cloruro de etilo o nitrógeno líquido se desaconsejan ya que aumentan el riesgo de regurgitación y, por tanto, de infección.

La extracción de la garrapata y la piel circundante en bloque y la posterior sutura también se desaconseja por ser un método demasiado cruento. Para la extracción de la garrapata se limpiará la zona con povidona yodada usando guantes no estériles; con unas pinzas de Adson con dientes se intentará coger la garrapata por la zona más proximal a la piel y mediante ligera presión la traccionaremos de forma progresiva hasta su desprendimiento, siendo importante no traccionarla de forma brusca ni rotarla para evitar que parte del aparato succionador permanezca en la piel aumentando el riesgo de transmisión de enfermedades y de granulomas por cuerpo extraño. Si esto ocurriera, con una aguja estéril o la punta de una hoja de bisturí, procederemos a su extracción, ayudándonos de una lupa si fuera preciso y limpiando nuevamente la zona con povidona yodada. 

Es importante explicar al paciente los síntomas que podrían aparecer y la necesidad de acudir al médico si ello sucediera.

Como la transmisión de la Borrelia Burgdorferi precisa la unión de la garrapata al huésped de, al menos, 72 horas para la transmisión de la enfermedad, se recomienda en estos casos la profilaxis con doxiciclina 200 mg/día durante 3-5 días.

Medidas de prevención
Las garrapatas son frecuentes en hábitat de maleza, bosque o pradera, relacionándose la transmisión a los seres humanos con la visita o residencia en zonas boscosas o rurales. Se aconseja el uso de ropa clara para la mejor visualización del parásito, la introducción de los pantalones por dentro de los calcetines así como la camisa por dentro del pantalón.

Fuente: Fisterra

jueves, 20 de julio de 2017

Decálogo para una infancia feliz



1.      Demuestra siempre a tu hijo lo importante que es para ti. Exprésale tu amor incondicional a cualquier edad con palabras, sonrisas y gestos: besos, abrazos, caricias,...

2.     Cuida de su salud y ayúdale a crecer sano. Tú eres su modelo. Enséñale estilos de vida saludables en alimentación, actividad física, sueño, higiene,... y también en cómo vivir sus emociones. Usa el sentido del humor.

3.     Dedícale tiempo a diario. Juega y disfruta con él, sin dirigir mucho sus gustos o preferencias. Procura que tenga tiempo libre, a su aire. Y disfrutad juntos de la naturaleza.

4.     No hace falta acumular cosas materiales. El tiempo que le dediques, la educación y los valores que le trasmitas serán tu mejor herencia.

5.     Educa con cariño. Elogia lo que hace bien y también los esfuerzos por intentarlo. Ponle normas que pueda y deba cumplir: pocas, claras y adaptadas a cada edad. Enséñale lo que está mal, sin violencia, castigo ni humillación.

6.     Estimula y apoya su aprendizaje. Fomenta su autonomía desde pequeño para las actividades cotidianas, como vestirse, lavarse o comer. No le des todo hecho. Es bueno que poco a poco vaya teniendo sus responsabilidades.

7.     Escucha y dialoga con tu hijo desde pequeño. Muestra interés por su mundo, adáptate a los cambios normales de cada edad y acéptalo y valóralo como es: único y diferente a los demás.

8.     Trasmítele seguridad, tranquilidad, confianza. No fomentes miedos artificiales, apóyale y ayúdale a entender sus propias emociones. Así fortalecerá su autoestima, su motivación y capacidades.

9.     Déjale ser niño. No le hagas partícipe antes de tiempo de las preocupaciones de los adultos. Pero no le ocultes los hechos importantes de la vida. Enséñale y ayúdale a entender que la enfermedad, el dolor o la muerte existen y forman parte de ella.

10.   Favorece las relaciones con la familia y los amigos. Lo acompañarán a lo largo de su vida. Ayúdale a ponerse en el lugar de los otros. Aprenderá a convivir y amar.

 Puedes descargar el Decálogo para una Infancia feliz en formato pdf en el enlace.

Fuente: AEPap