miércoles, 26 de diciembre de 2018

Diez consejos enfermeros para llevar una alimentación saludable durante estas fechas


Las Navidades son fechas para celebrar, de alegría y reencuentros, que en su mayoría vienen acompañados de grandes comilonas. Los excesos a los que se enfrenta la población en estos 15 días pueden pasar factura durante meses y en algunos casos concretos pueden ser muy perjudiciales para la salud. El Consejo General de Enfermería, con el objetivo de concienciar a la población y poner en valor la importancia de consultar a profesionales expertos en la materia, ha lanzado un decálogo con los consejos prácticos necesarios para disfrutar de las fiestas sin sufrir posteriormente los estragos.

Debemos ser conscientes de que durante estos días no podemos olvidarnos de la salud y aunque son fechas señaladas en las que todo el mundo realiza excesos, es muy importante seguir cuidándose. Las enfermeras de Atención Primaria, en este sentido, son los profesionales más cercanos al paciente y están diariamente en sus consultas para ayudar y dar la mejor educación. Aprender a comer y a controlarse durante las fiestas es sinónimo de salud y bienestar porque unas Navidades sin control pueden acarrear problemas más graves en el futuro.

Diez claves para cuidarse también en Navidad:
1.      Preparar al cuerpo para los excesos. Resulta conveniente ir pensando en las fiestas, pero sin hacer dietas extremas. Conviene movernos un poco más de lo habitual, subiendo algún tramo de escaleras o bajando del autobús una parada antes, por ejemplo. Asimismo, se debe disminuir la ingesta de picoteo. El desayuno es obligatorio y debe seguir siendo saludable. En cuanto a las comidas prefiestas, es aconsejable que sean más simples, pero sin olvidar las legumbres y las verduras de primer plato.
2.     Realizar excesos inteligentes y con sentido común. No se debe esconder la cabeza y pensar que ya pasarán las fiestas. Hay que disfrutar y compartir, pero sin dejar de pensar y en especial los alcoholes blancos destilados que resultan nefastos.
3.     Evitar cualquier tipo de alcohol. Cuando se habla de excesos inteligentes en Navidad no se incluye el alcohol bajo ningún concepto. El alcohol no cuenta con bula para estas fiestas, en especial los alcoholes blancos destilados, que resultan nefastos.
4.     Incluir todos los grupos de alimentos en las cenas y comidas. Al igual que cuando se preparan los menús de la semana, hay que incluir alimentos variados en todas las comidas y cenas de las fiestas. No hay que abusar de los proteicos en los primeros y segundos platos. A la hora de la preparación, hay que combinar las proteínas de la carne, pescado, huevos y lácteos, con los hidratos de los tubérculos, con las hortalizas… No hay que olvidarse del grupo de las grasas, que lo tendríamos con el aceite de oliva.
5.     No abusar de la sal ni de los alimentos sólidos con grasas saturadas. Esta recomendación es una constante durante todo el año, se debe reducir el consumo de sal y mirar las etiquetas para eliminar de la dieta los alimentos con excesivas grasas saturadas, tan nocivas para el organismo. No hay que eliminar en Navidad las hortalizas crudas o las verduras cocidas en los primeros ni en las guarniciones.
6.     Reducir la ingesta de azúcar. Es necesario acostumbrarse a no desterrar las frutas de los postres navideños. Con frutas y chocolate negro se consiguen postres a los que no hay que añadir azúcar y hacen las delicias de grandes y pequeños.
7.     Acostumbrar a los niños a comer lo mismo que los adultos, no en cantidad, sino en calidad. Es imprescindible habituar a los menores a que coman lo más parecido posible a los mayores, evitando las salsas no caseras. Tenemos que decirles que en familia se come lo que come la familia. Y, por supuesto, si no comen los primeros y segundos platos, hay que decirles que entendemos que tampoco tienen apetito para el postre.
8.     Compensar los días de excesos con platos sencillos, completos y nutritivos el resto de la semana. No hay que evitar las comidas de Navidad, pero sí se puede compensar con la ingesta de algo más sencillo los días clave y el resto. Por ejemplo, en Nochebuena, podemos desayunar leche o yogur con una pieza de fruta; en la comida una verdura o legumbre jardinera y pollo o pescado a la plancha o una tortilla con un poco de jamón o atún de lata al natural; de merienda una fruta y así nos prepararíamos para la gran cena.
9.     Realizar ejercicio físico durante las fiestas. Tanto en personas sanas como en pacientes con patologías diversas, el ejercicio físico es un pilar de la vida sana. Aun así, para aquellos a los que les cueste más, hay que recordar la necesidad de pasear estos días y olvidarse del transporte motorizado.
10.   Consultar las dudas a las enfermeras de Atención Primaria. Los profesionales de Atención Primaria están formados y cualificados para dar los mejores cuidados a los pacientes. En fechas como estas, ellas son las encargadas de resolver las dudas y ayudar a la población para que conozcan cómo hay que afrontar los excesos navideños y qué hay que evitar estas dos semanas

Más allá de los consejos para tener una alimentación saludable a pesar de los excesos navideños, el CGE recuerda la importancia de vigilar todavía más a aquellas personas que tienen algún tipo de enfermedad y que necesitan unos cuidados especiales en cuanto a nutrición se refiere. El peligro más grande es excederse con los azúcares añadidos y más aquellas personas que están al límite de glucosa en sangre y que, además son sedentarios, y durante la Navidad más.

Fuente: Diario Enfermero 

martes, 18 de diciembre de 2018

La psicología de las emociones en Navidad


La Navidad es una época del año llena de experiencias, repleta de magia y de ilusión. Todas estas experiencias conllevan emociones en los adultos y en los niños. Aunque en un primer momento, todos asociamos la Navidad a emociones positivas, también conlleva emociones negativas. La Navidad es una época de grandes emociones porque las vivencias son más intensas.

Las emociones en Navidad
La experiencia de la primera vez es emocionalmente muy intensa y por este motivo se recuerda con más facilidad. Los mejores recuerdos navideños suelen evocar nuestra infancia. Las vivencias son las mismas, pero lo que hace que sean más intensas son las emociones. Los niños tienen la oportunidad de vivir la Navidad con la magia de la primera vez, y eso les hace descubrir emociones novedosas muy especiales e intensas.

En Navidad es frecuente experimentar muchos tipos de emociones, algunas positivas: alegría, ilusión, sorpresa, amor... y otras negativas: tristeza por los que no están, desilusión por no cumplirse las expectativas, frustración cuando terminan estas fechas, etc. Los niños también experimentan estas emociones y lo hacen de manera más intensa.

En Navidad, emociones a flor de piel
La expectación por los regalos, la vivencia de los símbolos navideños, las comidas y cenas familiares, los besos y abrazos de familiares, amigos y seres queridos, la cabalgata de reyes... son los muchos los acontecimientos que pueden generar intensas emociones en Navidad. Las más comunes son éstas:
1.      Alegría e ilusión por el reencuentro con la familia, por los regalos, etc.
2.     Tristeza por las ausencias, cuando algún familiar ya no puede estar con nosotros los niños y niñas también experimentan tristeza.
3.     Enfado. Las vacaciones y la Navidad suponen una ruptura con las rutinas de los niños y niñas, se acostumbran a hacer lo que quieren y cuando les ponemos límites se enfadan. El enfado suele contrastar con las emociones positivas e idílicas del momento.
4.     Frustración, cuando no se cumplen sus expectativas. A veces, esperan muchos regalos y no tienen lo que quieren.
5.     Celos. En navidades nos reunimos con otros familiares y aparecen otros pequeños de la familia, a veces los niños y niñas pueden sentir celos por la atención que reciben los otros niños y niñas.
6.     Apatía, tristeza, y desanimo al finalizar las fiestas y tener que retomar la rutina diaria.
  
El contraste emocional propio de la Navidad
Las emociones son algo natural que aflora en las personas, tanto las positivas como las negativas. Es normal experimentar emociones y todas ellas cumplen su función. Pero en la época navideña ocurre un curioso proceso que afecta a los adultos y también a los niños.

En Navidad tenemos emociones muy intensas y se produce a menudo un gran contraste emocional y un efecto sube y baja de montaña rusa, que puede dejarnos emocionalmente agotados.

Las emociones negativas, se ven amplificadas, ante la obligación de sentirnos especialmente bien en una época idílica.

Consejos para gestionar las emociones en Navidad
1.      Intenta mantener tus rutinas. Aunque hagas cosas distintas y especiales y aunque tengamos celebraciones señaladas, es importante en la medida de lo posible mantener ciertas rutinas. Quitando los días señalados o el día que tengamos alguna actividad programada o celebración, mantenemos (más o menos) los horarios de ir a la cama, comidas, etc.
2.     Expresa tus emociones y ayúdales a expresar las suyas. Las emociones son algo natural y forman parte de las personas. Es bueno expresarlas y poner nombre a lo que nos pasa por dentro.
3.     Procura actividades que ayuden a todos a desconectar y relajarnos como paseos al aire libre, lecturas, ver una película.
4.     Recuerda con alegría a los que no están y ayuda a tus hijos a recordarlos así.
5.     Presta atención a sus celos. Cuando hay varios niños en casa debemos procurar evitar actitudes por nuestra parte que alimenten los celos y dedicar un tiempo y espacio a cada niño/a. En el caso de que aparezcan los celos, a veces es inevitable, lo trataremos con naturalidad, evitaremos forzarles para que los repriman.
6.     Ten paciencia con todos en estos días y no escatimes en muestras de afecto.


Fuente: hacerfamilia