domingo, 28 de julio de 2024

Ejercicio para pacientes con cardiopatía isquémica 1

 

La cardiopatía isquémica es la arteriosclerosis (rigidez de las arterias) que afecta a las arterias coronarias (las encargadas de suministrar sangre al propio músculo del corazón).

Los pacientes con cardiopatía isquémica no son un grupo homogéneo de enfermos con la misma enfermedad: pueden ser personas que han tenido un infarto, una angina de pecho que se han sometido a una cirugía de revascularización (bypass) o un cateterismo (con angioplastia o implante de un stent). Además, las secuelas de la enfermedad también pueden ser muy variadas.

Los distintos tipos de pacientes.

Habrá que tener en cuenta las siguientes características de la enfermedad:

·      Si ha habido un infarto o no: la lesión característica del infarto a largo plazo es una cicatriz permanente en el musculo infartado. Las cicatrices son lesiones que pueden favorecer el desarrollo de arritmias en algunas circunstancias y cuando la cicatriz es muy grande, el corazón podría quedar debilitado.

·      Si hay obstrucciones no resueltas en alguna de las arterias coronarias que produce falta de riego cuando hacemos trabajar al corazón (durante los esfuerzos, emociones intensas o durante el ejercicio). Este hecho puede producir síntomas como dolor o fatiga y alteraciones en el funcionamiento del corazón. Podría desencadenar algunas arritmias y, si no lo notamos y seguimos haciendo ejercicio, producir zonas de infarto por la falta de riego mantenida.

·      Si el corazón ha quedado debilitado o no: cuando el corazón pierde su capacidad para bombear adecuadamente la sangre, la capacidad de ejercicio del paciente puede verse limitada y existe un mayor riesgo de complicaciones con el ejercicio.

·      Hasta qué punto las secuelas de la enfermedad limitan la capacidad de realizar trabajo o ejercicio en el paciente.

·      El tipo de medicación que tiene que tomar el paciente de forma más o menos indefinida y que puede afectar al programa de ejercicio que va a realizar.

Valoración del riesgo de cada paciente.

El riesgo se refiere fundamentalmente a las posibilidades de presentar arritmias graves, nuevos infartos o una descompensación de insuficiencia cardiaca con retención de líquidos, hipotensión...

Para hacernos una idea del riesgo que supone la actividad física en cada paciente, necesitaremos hacer una valoración previa al programa de ejercicio físico.

Además de la entrevista y la exploración, que dan información importante sobre la situación del paciente, son importantes las siguientes pruebas:

1.   El ecocardiograma nos dirá cómo funciona el corazón como músculo, el funcionamiento de las válvulas y, en general, la situación y las secuelas en el funcionamiento del corazón.

2.  El cateterismo nos servirá para saber si existen más arterias coronarias obstruidas que pudieran dar problemas durante la práctica de ejercicio físico.

3.  La prueba de esfuerzo nos dirá la capacidad de esfuerzo que tiene el paciente, datos sobre su nivel de entrenamiento, si hay arritmias, falta de riego o alguna alteración en la respuesta normal al ejercicio. También nos dará información valiosa para programar las cargas de ejercicio después de un diagnóstico de este tipo (sobre todo si se realiza una ergoespirometría): frecuencia cardiaca máxima, frecuencia cardiaca a la que aparecen las alteraciones y que determinarán el umbral de seguridad.

Con toda esta información el cardiólogo o el médico encargado de hacer la prescripción de ejercicio estará en condiciones de determinar el perfil de riesgo de cada paciente y, por lo tanto, de determinar la necesidad de supervisión médica cuando se va a comenzar un programa de ejercicio físico.

·      Los pacientes de bajo riesgo: que han tenido un infarto pequeño o angina de pecho resuelta mediante un cateterismo o Bypass, en los que no han quedado secuelas en el ecocardiograma, no tienen lesiones importantes en las coronarias y tienen una respuesta normal en la prueba de esfuerzo, el ejercicio físico es seguro y no necesitarían una fase supervisada de ejercicio. Pueden comenzar un programa de ejercicio bien pautado en un gimnasio o sin necesidad de supervisión médica. Siempre es positivo contar con un profesional del ejercicio físico que individualice el entrenamiento a nuestras circunstancias y necesidades.

·      Cuanto más riesgo tiene el paciente en base a las secuelas, más necesaria es una supervisión que incluya monitorización con electrocardiograma, tensión arterial y síntomas y una progresión más lenta aumentando la intensidad y los volúmenes de entrenamiento, además del acceso inmediato a medicación urgente y un desfibrilador en aquellos de mayor riesgo.

¿Qué tipo de ejercicio se recomienda en los pacientes con cardiopatía isquémica?

Los ejercicios de tipo aeróbico son los que han demostrado mejorar el pronóstico y la calidad de vida de estos pacientes, pero los ejercicios de fuerza tienen muchos efectos beneficiosos y son parte de las recomendaciones de ejercicio en este tipo de pacientes según todas las sociedades médicas. El programa de ejercicio se debe de complementar con un estilo de vida activo evitando las conductas sedentarias en el trabajo, en las actividades cotidianas y domésticas y en las actividades de ocio.

Los beneficios de la actividad física van en aumento hasta las 8-12 semanas de comenzar un programa de ejercicio y se mantienen mientras se sostiene el mismo nivel de entrenamiento. Si se interrumpe, sus beneficios se pierden en 1-3 meses. De ahí la importancia de concienciar al paciente de la necesidad de convertir el ejercicio en una práctica habitual y regular en su vida.

Una limitación importante en la práctica de ejercicio físico que suele ocurrir tras un evento isquémico es la producida por el impacto psicológico que puede crear la enfermedad, de ahí la necesidad de la participación de un psicólogo en los programas de rehabilitación cardiaca. Suele dar tranquilidad conocer bien los síntomas alarma y saber diferenciarlos de dolencias típicas secundarias a la cirugía o el cateterismo que carecen de importancia.

 

Fuente: Fundación española del corazón


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