La “receta” de ejercicio físico.
Ejercicio
aeróbico:
Al menos 3-5 días semanales para acumular un
mínimo de 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada o bien un mínimo de
75 min de alta intensidad o una mezcla de ambos. Una duda razonable que surge
es la manera de poder calcular y controlar dicha intensidad. Quizás la forma
más fiable y objetiva es realizar una ergoespirometría (prueba de esfuerzo con
consumo de gases) que marcará la zona por frecuencia cardiaca e incluso por
ritmo de velocidad de tus umbrales aeróbico/anaeróbico y a partir de ahí se podrán
calcular las diferentes zonas de entrenamiento. También se pueden usar escalas
de sensación de esfuerzo percibido, pero para ello deberás familiarizarte con
ellas y necesitarás tiempo. Se pueden dividir en sesiones diarias de más de 20
min de ejercicio aeróbico que se aumentarán progresivamente hasta 60 min o más.
En gente muy desentrenada pueden ser suficientes tandas de 5-10 min en varias
ocasiones al día e ir alargándolas progresivamente hasta llegar al objetivo.
En pacientes seleccionados y que conozcan la
técnica pueden considerarse ejercicios interválicos de muy alta intensidad
(90-95% de la frecuencia cardiaca máxima o sensaciones de esfuerzo muy duras)
que mejoran mucho la capacidad de ejercicio.
Además, habrá que calentar y enfriar 5-10 min
antes y después de cada sesión con actividad física ligera.
Los ejercicios ideales son los aeróbicos rítmicos
que movilicen grandes grupos musculares y que permiten mantener intensidades
fijas (caminatas, carrera, natación, ciclismo, remo, senderismo...). Combinar
suele ser bueno pero hay que saber que las frecuencias cardiacas de trabajo
pueden ser muy distintas para cada ejercicio.
Cuando exista alguna alteración en la prueba de
esfuerzo, habrá que determinar la frecuencia cardiaca a la que se produce esa
alteración y entrenar a una frecuencia cardiaca de seguridad 10 latidos por
minuto menor.
A medida que entrenamos y mejoramos, veremos como
podemos aumentar la intensidad para aguantar el mismo tiempo.
Ejercicios de
fortalecimiento muscular:
Idealmente 2-3 días a la semana descansando 48
horas entre cada sesión. Se pueden utilizar bandas elásticas, pesos libres,
mancuernas o máquinas.
Se hará una tabla general con varios ejercicios
que nos permitan trabajar todos los grupos musculares principales. El peso
adecuado será aquel que se pueda levantar hasta 10 veces sin llegar al fallo o
sin usar la maniobra de Valsalva (maniobra que consiste en aguantar la
respiración mientras se hace fuerza). La sensación en el último levantamiento
es de esfuerzo duro pero que se podría repetir durante otras 3-4 veces.
Aumentaremos el peso cuando lleguemos con facilidad a la décima repetición y lo
reduciremos si no somos capaces de hacer el gesto perfectamente o si nos cuesta
llegar a la décima repetición. Repetiremos cada ejercicio entre 2 y 4 veces.
¿Cuáles son los beneficios del ejercicio
físico en los pacientes con cardiopatía isquémica?
La lista es casi infinita. Por mencionar los más
destacados.
Los
ejercicios aeróbicos:
·
Mejora la
capacidad de ejercicio por mecanismos que afectan al corazón, a los vasos
sanguíneos, los pulmones, los músculos y, en general, a todos los órganos.
·
Se reducen los
factores de riesgo cardiovascular (presión arterial, colesterol, obesidad y
sobrepeso, diabetes, inflamación y actividad trombótica)
·
Disminuye la
mortalidad y la severidad de distintas enfermedades (arteriosclerosis,
diabetes, osteoporosis, algunos cánceres).
·
A nivel
psicológico mejora la capacidad para pensar, el estrés, la ansiedad, la
depresión, la autoconfianza y el bienestar.
·
Previene el
deterioro propio del envejecimiento, las caídas...
Los
ejercicios de fuerza:
·
Mejoran la
fuerza y la resistencia musculares.
·
Disminuyen el
trabajo cardiaco en las actividades cotidianas.
·
Mejoran el
rendimiento y la funcionalidad cotidianas.
·
Previenen y
tratan la osteoporosis, diabetes y obesidad.
·
Mejoran la
autoconfianza y la independencia física.
·
Disminuyen la
pérdida de fuerza y masa muscular que se producen con la edad.
¿Cómo afectan los medicamentos a mi
programa de ejercicio?
Algunos medicamentos utilizados en la cardiopatía
isquémica limitan la respuesta de la frecuencia cardiaca con el ejercicio y
veremos que tenemos frecuencias cardiacas más bajas cuando hacemos ejercicio.
En algunas ocasiones pueden incluso producir fatiga y limitar la capacidad de
ejercicio.
Los medicamentos antiagregantes y anticoagulantes
sirven para prevenir la formación de trombos a distintos niveles y favorecen el
sangrado. Habrá que tener especial cuidado con los deportes con riesgo de
impacto por el riesgo de una eventual lesión sangrante.
Las estatinas ocasionalmente darán dolores
musculares, fatiga muscular y síntomas que podrían interferir con la aptitud
física.
Los diuréticos pueden favorecer la
deshidratación. Es importante vigilar este aspecto. Además, junto con los
vasodilatadores y antihipertensivos alteran la respuesta normal de la tensión
arterial con el ejercicio y podrían dar síntomas en algunas ocasiones.
¿Y si quiero
retomar el deporte que hacía previamente?
Este es un tema que habrá que individualizar en
función de los distintos condicionantes que hemos comentado en el primer
párrafo.
Los pacientes de bajo riesgo (no antes de 3 meses
tras un infarto) podrían retomar incluso los deportes de competición tras una
adecuada valoración y consejo médico.
Los demás pacientes pueden requerir algunas
adaptaciones o limitaciones a la hora de volver a hacer sus deportes y, salvo
en casos concretos, el deporte de competición no se considera conveniente.
Fuente: Fundación española del
corazón
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