miércoles, 2 de noviembre de 2016

Infección por el Virus del Papiloma Humano I



¿Qué es el virus del papiloma humano (VPH)?
El virus del papiloma humano (VPH) es un virus que puede infectar la piel (VPH cutáneos) y las mucosas (VPH mucosales). Se han identificado más de 200 tipos diferentes, y de ellos unos 40 son capaces de infectar la mucosa genital y anal de ambos sexos. Los VPH mucosales se subdividen en:

·         Virus de alto riesgo u oncogénicos (VPH-AR) por su capacidad de desarrollar lesiones precursoras del cáncer (lesiones premalignas) y cáncer. Dentro de este grupo los tipos 16 y 18 son los más importantes dado que son los responsables de aproximadamente el 70% de los cánceres de cuello de útero.

·         Virus de bajo riesgo (VPH-BR), que no están relacionados con el cáncer pero causan lesiones benignas (verrugas genitales o condilomas). Los tipos 6 y 11 causan el 90% de las verrugas genitales.

¿Cómo se transmite?
El VPH se transmite mediante el contacto de la piel o mucosas. La principal vía de contagio es la vía sexual (por penetración vaginal y/o anal y menos frecuentemente por el contacto piel con piel de la zona genital y por el sexo oral). Cualquier persona sexualmente activa que tenga contacto genital (incluso sin penetración) con otra persona infectada por el VPH puede contagiarse. De hecho, esta infección constituye la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial.

La mayor probabilidad de contagio se da en los primeros años de vida sexual por lo que entre el 20-30% de mujeres jóvenes (antes de los 30 años) son portadoras de VPH-AR. El porcentaje de portadoras disminuye progresivamente con la edad hasta situarse por debajo del 10% en mujeres mayores de 50 años. Se estima que aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas contactan con al menos un tipo de VPH en algún momento de su vida (este porcentaje es todavía mayor en el caso de los hombres). Sin embargo, cabe resaltar que más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven en el transcurso de los dos años posteriores a la infección.

Tras la adquisición del VPH, este puede permanecer inactivo durante un tiempo prolongado por lo que la detección del virus puede evidenciarse años después de la transmisión. Una vez se detecta el VPH, no es posible determinar cuándo se adquirió la infección ni quién la transmitió.

¿Por qué y cómo se produce un cáncer tras una infección por VPH?
La mayoría de mujeres con una infección por VPH tienen el virus silente (sin dar síntomas) durante meses o años, hasta que las defensas del organismo consiguen eliminarlo. Por tanto, la mayoría de mujeres tienen una infección transitoria que no supone riesgo alguno ya que el VPH acaba eliminándose totalmente. En general, estas infecciones pasan desapercibidas.

Sin embargo, en un pequeño porcentaje de casos (en torno al 10-15%) la infección por VPH persiste a lo largo del tiempo sin que sus defensas consigan eliminarla. Esta persistencia en el tiempo (más que la infección en sí misma) es el factor de riesgo principal para el desarrollo de lesiones premalignas. En el caso de infección persistente el VPH puede causar alteraciones celulares que derivan en el desarrollo de lesiones premalignas que con el tiempo pueden evolucionar a un cáncer.

Existen diversos factores que contribuyen a que la infección sea persistente, es decir, se mantenga en el tiempo: el tipo de VPH, el tabaquismo, alteraciones en las defensas del organismo o sistema inmune (inmunodepresión), elevado número de embarazos o la toma prolongada de anticonceptivos hormonales.

El cuello del útero o cérvix uterino es el área genital con mayor riesgo para que se produzcan infecciones persistentes por VPH.

Este mayor riesgo se explica porque en el cérvix uterino existe una zona anatómica especialmente susceptible a la infección por el VPH: la zona de transformación epitelial o área donde se unen el epitelio escamoso (que recubre la parte externa del cuello) y el glandular (que recubre el canal y cuyas células fabrican el moco cervical).

Otros epitelios del área ano-genital, (como la vagina, la vulva, el ano, el pene) o extragenital (como la orofaringe, laringe y esófago) son menos susceptibles, pero también pueden sufrir un proceso similar con la aparición de lesiones premalignas-malignas.

¿Qué son las lesiones premalignas y cuál es el riesgo de que se transformen en cáncer?
Las lesiones premalignas preceden a la aparición del cáncer y se denominan SIL (“lesión escamosa intraepitelial” del inglés Squamous Intraepithelial Lesion) o CIN (“Neoplasia Cervical Intraepitelial” del inglés Cervical Intraepithelial Neoplasia).

Según el grado de alteración estas se clasifican en bajo grado (LSIL/CIN1) o alto grado (HSIL/CIN2-3).

En la mayoría de las ocasiones las lesiones LSIL/CIN1 se resuelven de forma espontánea sin necesidad de realizar ningún tipo de tratamiento. Esto no suele ocurrir con las lesiones HSIL/CIN2-3, que suelen ser lesiones persistentes, con baja probabilidad de resolución espontánea y con un riesgo significativo de transformación maligna.

En caso de que sea diagnosticada de una lesión premaligna, debe consultar con su ginecólogo cuál es la conducta más adecuada a seguir. 

En definitiva, el cáncer de cuello de útero es una complicación grave, pero extremadamente infrecuente, de un fenómeno relativamente común, (la infección por el VPH).

Por ejemplo en España se estima que hay 18 millones de mujeres sexualmente activas mayores de 18 años, de las cuales unos 2 millones son portadoras del VPH y aproximadamente 400.000 presentan alteraciones en la citología. Cada año en nuestro país se diagnostican unos 2.500 cánceres de cuello de útero y por esta causa fallecen unas 850 mujeres.

Los programas de prevención del cáncer de cuello del útero basados en la reali- zación periódica de la citología cervical o de la prueba de VPH, en función de la edad de la mujer, permiten detectar y tratar precozmente lesiones premalignas del cuello del útero, contribuyendo de esta forma a disminuir de considerable- mente el número de casos y la mortalidad por este tipo de cáncer.

¿Cómo puede detectarse la infección por VPH o una lesión premaligna?
Dado que la infección por VPH es asintomática, la forma de detectarla estará basada en el análisis de una muestra de secreción del cuello uterino que nos permitirá, bien detectar la presencia del virus (prueba de VPH), o bien detectar mínimas alteraciones celulares indicativas de que existe infección en ese momento, o alteraciones celulares más importantes sugerentes de lesiones premalignas (citología cervical).

La citología cervical es una prueba sencilla e indolora que no precisa ningún tipo de preparación y que consiste en tomar una muestra de las células que recubren el cuello del útero mediante una pequeña espátula o un cepillo. Posteriormente son analizadas con el microscopio.

La prueba de VPH está basada en la detección del virus. Esta prueba no sólo nos informa de si hay infección o no, también puede determinar el tipo específico de virus responsable de la infección.


Fuente: AEPCC

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