domingo, 15 de diciembre de 2013

Recomendaciones sobre Alimentación en Navidad II

Comidas fuera de casa
Durante las celebraciones navideñas es más frecuente hacer alguna comida o cena fuera del hogar. Esto no debería ser óbice para perder o modificar los hábitos dietéticos saludables, aunque realmente esto no sea fácil ante un ambiente que invita justamente a todo lo contrario. En cualquier caso, siguiendo las recomendaciones de la SEEN y la SEEDO:
·     En la mayoría de los casos los aperitivos pueden llegar a aportarnos las mismas calorías que el plato principal. Deberás tomarlos con moderación o evitar aquellos que lleven salsas (mayonesa, nata…), mantequilla, quesos untables o rebozados.
·     Intente comer la misma porción, como si estuviera en casa.
·  Si le ponen más cantidad no dude en pedir que le retiren lo que no se vaya a comer.
·    Elige carnes magras, sin salsas ni rellenos y elimine la piel. Si hay varias opciones siempre será más recomendable el pescado que la carne.
·     Sustituye postre o licores por café o infusión.

No solo de pan vive el hombre…
No solo es conveniente controlar el apetito y las consecuencias de éste.
No menos importante es atender a las cuestiones estrictamente psicológicas, sobre todo en lo que respecta al estrés que estas celebraciones suponen para muchas personas, desde perspectivas muy diferentes: echar de menos a familiares o amigos ausentes o desaparecidos, organización de ágapes familiares, compras, dificultades económicas sobrevenidas, etc.
Tal situación de estrés puede mermar la capacidad de respuesta del sistema inmunológico del organismo, haciéndolo más susceptible de padecer diversas patologías, como procesos infecciosos (gripe y otros cuadros virales), migrañas, etc. Para reducir este riesgo, parece aconsejable, en la medida de lo posible, evitar, en los encuentros familiares y sociales, cualquier tema que se considere susceptible de generar polémica (política, negocios comunes, etc.), sin olvidar que, en último extremo, siempre existe la opción de abandonar la reunión, como mejor alternativa a la pérdida de control propia y/o ajena, frecuentemente facilitada por el exceso de alcohol y tabaco. 

…Y después, ¿qué?
No siempre el esfuerzo preventivo se ve recompensado por los resultados. Más frecuentemente de lo que sería deseable, nos encontramos con que nuestro peso se ha “desviado hacia arriba” y pasa a “acompañarnos” el resto del año, hasta llegar al siguiente exceso alimentario. En realidad, podemos intentar romper esta especia de círculo vicioso, mediante sencillas – aunque no fáciles – medidas relativas a nuestros hábitos de vida cotidianos. Según datos recientes, la obesidad infantil en España supera ya a la registrada en Estados Unidos, mientras que un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que el 65 por ciento de los españoles tiene sobrepeso (dos de cada tres), en tanto que en 1998 rondaba el 35 por ciento.
Nada como una alimentación saludable bien planificada para encontrar el equilibrio metabólico y, también en buena medida, el psicológico. En cualquier caso, el inicio del nuevo año es siempre un buen momento –tanto como cualquier otro – para adoptar, como indicábamos en el párrafo anterior, una serie de sencillas medidas, que pasan por adherirse a algún tipo de actividad física programada (gimnasio, clubes deportivos, etc.), incrementar el consumo de fruta y de verdura, incluso entre las comidas principales; se debería evitar tanto los periodos de ayuno prolongados (hacer cinco comidas a lo largo del día, en lugar de tres) como el picoteo, entendido como el consumo de aperitivos y “snacks” con alto contenido calórico y deficientes desde el punto de vista nutricional; incrementar el consumo de pescado blanco y de carnes magras (poco grasas, como el pollo o el conejo), aderezados preferiblemente sin salsas; reducir algo el tamaño de las raciones (para ello, puede resultar psicológicamente favorable utilizar platos más pequeños; de postre, por ejemplo); beber abundante agua a lo largo del día, en detrimento de las bebidas alcohólicas, azucaradas y/o gaseosas. 

Fuente: Punto farmacológico nº 61- C.G.C.O.F.

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