domingo, 17 de abril de 2016

Zapatillas con ruedines en el cole, no, gracias



El Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos pide a los centros educativos de Infantil y Primaria que no permitan a los niños ir con zapatillas con ruedines ante los problemas que puede ocasionar su uso, después de que un estudio haya demostrado que aumentan la carga en el antepie y la presión media sobre el talón. 

Esta institución ha lanzado esa recomendación tras un estudio de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante) que ha analizado el impacto para el pie de este tipo de calzado, conocido también como heelys, tras constatar que hasta un 11% de los alumnos de infantil y primaria va al colegio en alguna ocasión con estas zapatillas. Esto hace que los menores pasen con estas zapatillas más de ocho horas al día en muchos casos cuando para Roberto Pascual, autor del estudio, "no son un calzado sino un juguete" y no deberían usarse "más de una o dos horas a la semana". 

En su estudio analizaron una muestra de 100 niños de 2,5 y 8,5 años, y vieron que a largo plazo puede ocasionar problemas derivados de su peso, de la altura del tacón, de la falta de flexibilidad y del propio ruedín y su inestabilidad. 

El elemento más crítico es la altura de tacón ya que la diferencia en algunos modelos de una zapatilla con rueda o sin rueda puede ser de hasta cinco centímetros. Los estudios científicos demuestran que cuando un individuo está descalzo en el suelo el 75% del peso lo soporta el talón y el 25% el antepié. Pero a medida que la altura de tacón aumenta, los porcentajes varían, y con un tacón de 4 centímetros el talón ya sólo soporta el 50 por ciento del peso y la otra mitad el antepié. 

Y esto puede tener consecuencias en problemas de crecimiento, enfermedad de Freiberg o metatarsalgias, así como el posible acortamiento a largo plazo de la cadena muscular posterior y su relación con las talalgias, como la enfermedad de Sever y el desarrollo de pies planos que no evolucionan de forma fisiológica a partir de los 8 años de edad. 

Como tacones de 5 centímetros
En el caso de las zapatillas con ruedines, se ha visto que la carga en el antepié aumenta un 20% con el uso del calzado respecto al niño descalzo, y hasta un 40 por ciento cuando el niño va calzado con la rueda frente al niño descalzo, lo que hace que la sobrecarga del antepié sea "comparable al uso de forma constante un tacón de entre 4 y 5 centímetros". 

"¿Se imagina a su hija acudiendo todos los días al colegio con un calzado de cinco centímetros de tacón? Este traslado de la carga del talón al antepié supone una alteración de la propiocepción, información que recibe el organismo de las terminaciones nerviosas de la planta del pie. Al trasladarse carga al antepié, cuando caminan estos niños huyen del apoyo del talón y cargan en el antepié", ha aseverado Pascual. 

Como consecuencia, los huesos del talón no reciben tampoco como respuesta del cerebro la orden de que se tienen que desarrollar para contrarrestar las fuerzas reactivas del suelo disminuidas o ausente es estos casos, y esto hace que los huesos del talón se desarrollen menos y el niño tenga un talón estrecho que, a largo plazo, le puede provocar consecuencias negativas. Del mismo modo, también han visto que la presión media sobre el talón en entre 1,5 y 2,7 veces superior, y el peso del calzado más del doble que el de un calzado deportivo normal. 

Menos zona de apoyo
Además de por el tacón y por el peso, el tercer problema viene por la inestabilidad que provoca la propia rueda al reducir la zona de apoyo. Y en los escolares en los que se ha evaluado el uso de heelys se ha observado una reducción media de la superficie de apoyo de 8 centímetros cuadrados. 

"Si tenemos en cuenta que el valor medio de la superficie de contacto descalzo en esta muestra es de 32,25 centímetros cuadrados, representa una disminución del 25% de la superficie de contacto, por lo que aumenta la inestabilidad principalmente en el plano antero-posterior pero también latero-medial, evaluado con la plataforma de presiones", reconoce este experto. Esto no significa que se vayan a producir esguinces pero sí implica una pisada anómala, comprobable tanto de forma visual como objetiva por medio de cualquier sistema de presiones o inerciales. 

Esta inestabilidad también se produce con los patines en línea pero, según Pascual, "el patinaje compensa esto con algunas ventajas, como coordinación, equilibrio y desarrollo motor, mientras que con estas zapatillas con ruedines no hay ninguna ventaja en su uso diario en los colegios".


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