Consideraciones generales
Los pacientes epilépticos no tienen necesidad de
establecer restricciones a las actividades normales. La epilepsia no influye en
la capacidad intelectual del niño, ni debe dificultar la actividad laboral ni
de ocio, más allá de las limitaciones a las actividades deportivas o laborales
de riesgo que más adelante se citan.
Es importante que el paciente epiléptico y su
entorno personal conozcan la enfermedad, el tratamiento que debe de seguir, y
las pautas de actuación en caso de una crisis, evitando la sobreprotección
durante la infancia, o la autolimitación de la actividad social.
Estilo y hábitos de vida
Un estilo de vida sano, en el que se incluya la
realización de ejercicio físico o deporte con frecuencia, evitando el consumo
de drogas (incluyendo tabaco y alcohol), con una dieta equilibrada y unos
hábitos de sueño regulares, son recomendaciones sanitarias básicas para todas
las personas, y del mayor interés en los pacientes epilépticos.
El ejercicio excesivo, permanecer despierto más
de 16 horas, la ingesta de alcohol, sustancias estimulantes como el café o el
té, o estar sometido a estímulos luminosos repetidos e intensos sin protección
ocular, son factores conocidos por su capacidad de provocar crisis epilépticas.
Por ello, la primera recomendación es evitar estos y aquéllos otros factores
que el paciente conoce como estímulos que le pueden provocar una crisis.
Es muy importante el cumplimiento del
tratamiento, controlando aquellas situaciones en las que se puede afectar
(vómitos repetidos, diarrea…).
Nunca se debe de interrumpir el tratamiento
bruscamente.
Epilepsia y actividad física y laboral
En el paciente que sufre de crisis epilépticas,
se recomienda evitar la realización de ejercicio físico o deportes de riesgo
(escalada, submarinismo…) y el realizarlos en solitario. Se aconseja realizar
las actividades deportivas en equipo o acompañado para evitar un accidente
severo en caso de crisis (montañismo, natación…).
La legislación española restringe la concesión
del permiso de conducción, exigiéndose la ausencia de crisis en el año previo a
la concesión (o a los 5 años previos en caso de permisos de conducir
profesionales y de medios de locomoción públicos).
La epilepsia, en cualquiera de sus formas y
momento evolutivo, está considerada como una de las enfermedades que son causa
de denegación de licencias y permiso de armas. Así mismo, debe de tenerse en
cuenta, al Igual que en la actividad deportiva, que deben evitarse aquellas
actividades laborales en las que la aparición de una crisis pueda suponer un
riesgo.
Consideraciones especiales para las mujeres
que padecen epilepsia
Las pacientes epilépticas deben de conocer bien
cómo los cambios hormonales afectan a la aparición de crisis. De las hormonas
femeninas, los estrógenos facilitan la aparición de crisis epilépticas,
mientras que la progesterona la disminuye. Por ello, en los días del ciclo
menstrual en que los estrógenos están más altos (días anteriores a la
menstruación) puede aumentar el riesgo de crisis.
Los anticonceptivos orales no exacerban las
crisis, pero es necesario que el médico revise la compatibilidad entre la
medicación antiepiléptica y los anticonceptivos prescritos, ya que algunos de
los antiepilépticos pueden afectar al metabolismo de los anticonceptivos y
disminuir su eficacia.
La mayoría de las mujeres epilépticas pueden
tener un embarazo, parto y lactancia normales, para lo cual es importante tener
en cuenta una serie de consideraciones, y analizarlas con su médico para elegir
el mejor estado de salud y tratamiento:
·
El embarazo en
una mujer epiléptica siempre debe ser seguido como embarazo de alto riesgo,
para garantizar un seguimiento óptimo.
·
En la mayoría
de las mujeres, el embarazo no afecta a la frecuencia de las crisis
epilépticas, pudiendo empeorar en algunos casos, por lo que es importante
evitar aquellos factores que las desencadenen, mediante un buen control
obstétrico.
·
Algunos de los
medicamentos antiepilépticos pueden aumentar el riesgo de malformaciones en el
embarazo. Para reducir este riesgo, se recomienda que siempre que sea posible,
la mujer tome un único medicamento antiepiléptico en las dosis mínimas
eficaces, tomándolas en varias dosis repartidas a lo largo del día para reducir
la concentración en sangre de los fármacos, y por tanto, la exposición del feto
a altas dosis de los fármacos.
·
Deben de
revisarse las pautas de medicación de la embrazada para evitar los fármacos con
conocidos efectos nocivos sobre el feto, incorporar los suplementos de ácido
fólico desde antes del embarazo en la mujer que esté tomando ácido valpróico,
clonazepam, fenitoína o lamotrigina entre otros, y realizar las pruebas
complementarias necesarias para controlar la evolución del feto.
·
No está
contraindicada la lactancia, aconsejándose tomar la medicación repartida en más
tomas de menores dosis y evitar al máximo el paso de la medicación al lactante
por la leche materna, espaciando el tiempo entre la toma de la medicación y la
lactancia del bebé. Así mismo, debe de vigilarse al bebé por si aparecieran
signos de intoxicación como la somnolencia excesiva o las erupciones cutáneas.
Pautas de actuación ante una crisis
epiléptica
Una medida muy importante para garantizar una
atención correcta del paciente en caso de que padezca una crisis y para evitar
las lesiones durante esta, es informar a las personas del entorno del paciente
de su enfermedad y de las pautas de actuación a seguir:
·
Observar la
crisis: cómo empieza, si se desvía la mirada, se emite espuma por la boca, si
hay pérdida de control de esfínteres, su duración y cómo se recupera el paciente.
·
No sujetar al
paciente durante la crisis.
·
No intentar
meter ningún objeto en la boca del paciente por la fuerza.
·
Quitar del
entorno del paciente los objetos con los que pueda lesionarse.
·
Si es posible,
colocar con cuidado al paciente de costado para facilitar la salida de líquidos
en caso de vómito.
·
Desabrochar la
ropa si es ajustada.
·
Quitar las
gafas y otros objetos que en el momento estén en sus manos o entorno y puedan
dañarle.
·
Dejar al
paciente que se recupere después de la crisis, durmiendo o descansando.
¿Cuándo llamar al médico a urgencias?
En general, no es necesario avisar a los
servicios médicos porque se produzca una crisis epiléptica, salvo que sea la
primera vez, se esté ante una persona desconocida o la crisis tenga una
duración excesiva (superior a 10-15 minutos), o que tras una crisis aparezca
otra.
Fuente: Fisterra
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