Los primeros tres años de vida son una ventana
clave del desarrollo. No se puede desarrollar el ser humano sin un vínculo. Ese
vínculo puede ser de distintos tipos, el más sano es llamado apego seguro.
Pero ¿qué es el apego seguro?
Es
regulación, conexión y exploración.
Cuando hablamos de regulación, estamos
hablando de unas competencias que tiene que tener el adulto en el vínculo,
competencias que tienen que ver con ser capaz de regular sus propios estados
emocionales [a través de corregulación (puedo ser regulado a través de otros
adultos, tengo formas seguras de vincularme con ellos, bajando mi nivel de
ansiedad-tristeza-enfado) y la otra vía es la autorregulación (puedo hacerlo yo
por mi cuenta)] y al mismo tiempo el que sufre el bebé/niño/adolescente. Cuando
nos referimos a la conexión, hablamos de
saber resonar, sintonizar, conectar con las emociones propias y con las que
siente el bebé/niño/adolescente. Una vez que el adulto ha regulado y conectado,
aparece la tercera pata: la exploración.
Estos procesos proporcionan al niño un círculo de
seguridad, en el que gracias a la base segura, el niño puede explorar y
aprender (parte superior), y gracias a considerarlo un refugio seguro, siempre
puede volver a él para regularse (parte inferior), debido a necesidades
fisiológicas por ejemplo, que requieren de mí esa necesidad de cubrirla, como
notar frío, estar cansado, estresado o incluso excesivamente activado,
contento. Ya no estaría con atención a un tercer objeto como en la exploración,
sino con la atención a las necesidades propias, orgánicas y emocionales. En la
parte inferior veríamos la regulación y la conexión; la regulación está
relacionada con la capacidad de consuelo que nos llegue de parte del otro, y la
parte de conexión tiene que ver con la capacidad que tenga el cuidador de
identificar que el otro tiene una necesidad (dar la bienvenida al
otro+alegrarme en el otro+organizar sus sentimientos+poder entender qué ha
ocurrido). Así, el infante poco a poco va “llenando taza”, hasta pasar a la
parte superior del círculo, la de exploración, pero no puedo estar en la parte
superior si necesito conexión.
En un apego seguro, el niño recorrería el círculo
en el sentido de las agujas del reloj.
De forma opuesta a las técnicas de conducta, las
de apego nos dan herramientas de relación para que podamos entender las
necesidades de los infantes, generando en ellos una seguridad duradera en ellos
y más satisfacción en los cuidadores.
Todas las personas, en todas las edades, tienen
necesidades de apego, que se pueden dividir en tres:
La primera, necesitamos la libertad y confianza
para explorar el mundo (Salir del círculo);
La segunda, sentir la seguridad de que cuando sea
que esté listo, puede volver a buscar protección y consuelo (entrar en el
círculo),
Y tercero, necesita que su cuidador se haga cargo
de una forma cariñosa (manos en el círculo).
Todos sabemos lo doloroso que es que nos
mantengan demasiado cerca cuando necesitamos explorar, o que mantengan la
distancia cuando necesitamos apoyo emocional. En todo momento, los niños se
encuentran en algún punto de este círculo.
La regulación emocional no implica estar bien:
implica sentir, de forma ecológica, lo que encaja en una determinada situación.
Muchos de los problemas de los pacientes tienen que ver, por un lado, con
sentir emociones que no encajan en esa situación (sentir miedo en contextos
relacionales, donde no hay realmente un peligro objetivo, o sentir una excesiva
vergüenza en contextos donde no encajaría sentir tanta vergüenza). Hablamos de
emociones claves en el desarrollo de un vínculo seguro, como son la alegría,
curiosidad, miedo, vergüenza y enfado. Cuando hay problemas en estas emociones
clave, o en emociones más complejas que se puedan apoyar en estas emociones,
hablamos de problemas de regulación emocional; no que no ocurran dichas emociones,
sino que existe un problema de intensidad emocional, sintiendo demasiado o con
demasiada frecuencia — desproporción, o demasiado poco, o incapaces de sentir a
muchos niveles.
Por tanto, la
regulación emocional, entrenada correctamente a través del vínculo de apego,
puede hacer que el niño, adolescente y luego adulto, pueda sentir una variedad
de emociones en una intensidad variable que va a encajar con la realidad de la
situación.
Los bebés no pueden regular sus estados
fisiológicos y emocionales. Nuestra especie nace con unas estructuras
cerebrales que tienen que madurar y a la vez entrenarse. La competencia y la
capacidad de regulación no es algo que nos venga de serie. Por tanto, está
claro que los bebés no pueden hacerlo por sí sólos, que necesitan un vínculo
para sobrevivir.
¿Quién regula por el bebé sus estados?
Un adulto. El adulto conecta con lo que necesita
el bebé (por tanto, un adulto previamente seguro y calmado, competente), y al
regularse, el bebé pasa a estar bien. Cuanto más pequeño, más rápido hay que
calmar la necesidad. Si esto sucede una y otra vez, se produce un proceso de
aprendizaje básico: cuando yo esté mal, algo va a suceder, y voy a estar bien.
Ese algo sucede en relación con otro. Sin embargo, no siempre se va a poder
cumplir esta necesidad; sin embargo, con que el 30% de las veces se pueda
cubrir esta necesidad, el vínculo será lo suficientemente bueno. Esto no quiere
decir que el otro 70% se pueda ignorar al bebé, siempre tiene que haber
intención de cuidado.
A medida que va creciendo el bebé, vamos viendo
cómo el bebé va creciendo él mismo y a través de la relación, a través de la
co-regulación y el acompañamiento en la autorregulación de la relación
cuidador-infante. Llegará un punto donde ya no será tan necesaria la implicación
materna, sino que sólo con estar presentes será suficiente.
No puede haber conexión con el otro si el
individuo no está lo suficientemente regulado. Si el sistema límbico está muy
activado, el prefrontal no se activa.
Si el bebé está regulado, conecta. En los bebés
pequeños, esta conexión sí está relacionada con el contacto visual, pero a
medida que crece, no es tan necesario.
Estar conectado es resonar, y resonar es sentirse
sentido, sentir un poco lo que el otro siente. Si el niño está regulado, y por
tanto calmado, se hace contacto, la parte de abajo del círculo. Cuando desvía
la mirada (en el caso de los más peques), se vuelve a la parte superior del
círculo. Cuanto más pequeño, menos tiempo puede estar en contacto visual, ya
que se activa mucho (a nivel de neuronas espejo). Conecta-desconecta.
Hay determinados ingredientes en la relación
madre-hijo que serán predictores de éxito. Uno de ellos es la capacidad del
adulto por alegrarse en la relación y de disfrutar de la relación y de mostrar
ambas cosas; cuanta más, mejor. Alegría por estar en relación, porque el otro
existe… esto está relacionado con la aceptación incondicional, aunque no es
esto exactamente.
Esta alegría y disfrute se refleja en los
momentos compartidos; con los más peques, puede ser compartir el descubrimiento
que hacen de su propio pie.
¿Qué pasos tenemos que dar para poner el
foco en el infante?
Atenderle, mirarle, advertir su ritmo de salir y
entrar y estar ok y no ok.
Para que un niño pueda explorar, hay que permitir
que ponga en práctica sus destrezas, que se equivoque… permitir que APRENDA.
Esto ocurre en la parte superior del círculo, la BASE SEGURA. El día de mañana,
cuando el adolescente no esté bajo la supervisión visual de su padre, habrá
otros signos que le harán entender que la exploración es segura.
Consejos para padres
·
Siempre ser
más grande, fuerte, sabio y bondadoso: mantener el equilibrio. Aquí lo difícil
es moverse entre la agresividad (serlo demasiado) y la debilidad (no ser capaz
de hacerse cargo y ser firme, no saber valorar qué necesidad específica tengo
que seguir).
·
Siempre que
sea posible, seguir la necesidad del niño. Es importante que esta necesidad se
siga al menos el 30% de las veces.
·
Observar al
niño
·
Identificar si
está arriba o abajo
·
Identificar
necesidad específica
·
Seguir y
cubrir esa necesidad
·
Cuando sea
necesario, hacerse cargo. Por ejemplo, cuando hay una pelea entre hermanos, o
cuando el niño quiere ponerse a hacer manualidades justo antes de salir de
casa.
·
Incompatible
con seguir necesidad
·
Cuando hay que
seguir necesidad de otro
·
Establecimiento
de normas y límites
·
Horarios,
obligaciones y estructura.
Fuente: Persum
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