Con el verano, llegan los chapuzones en las
piscinas y en las playas, y pensamos que cualquier lugar es el adecuado para
refrescarnos. Pero esto no es así. Son en estas fechas cuando más muertes por
ahogamientos se producen cada año. Según el Instituto Nacional de Estadística
(INE), en 2016 un total de 458 personas perdieron la vida por accidentes
ocurridos en el agua, 362 hombres y 96 mujeres.
El Instituto Nacional de Estadística indica
además que en 439 de los casos, “la
principal causa de fallecimiento fueron los ahogamientos por sumersión
accidental”. Las muertes restantes se produjeron en accidentes con medios
acuáticos, por traumatismos o bien, por causas desconocidas. El organismo
también ha señalado que los ahogamientos suelen producirse en las piscinas y en
aguas naturales, siendo los niños uno de los sectores de la población más
susceptibles en el primer caso, y las personas mayores de 60 años en el
segundo.
Para prevenir y reducir los ahogamientos, así
como otras lesiones graves, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad ha difundido una serie de recomendaciones:
·
Verificar que
la piscina a la que acudimos disponga de las medidas de seguridad como son la
presencia y supervisión de un socorrista, o un vallado para evitar un acceso
accidental.
·
Los padres son
los responsables de vigilar a sus hijos; mientras que el socorrista se encarga
del salvamento acuático en los momentos en los que sea preciso.
·
Vigilar
siempre a los menores.
·
Utilizar un
chaleco salvavidas si no se sabe nadar o no se nada bien, y en las ocasiones en
las que se practique un deporte acuático. El uso de flotadores no es
aconsejable.
·
Respetar las
banderas en las playas.
·
Si optamos por
los baños en la playa, ir a aquellas que tengan vigilancia y seguir las
instrucciones de los socorristas.
·
No
sobreestimar la condición física ni la habilidad de nadar. Ante la presencia de
cansancio o dificultades para nadar, movernos de espaldas moviendo únicamente
las piernas hasta alcanzar la orilla.
·
No bañarse en
los lugares en los que el baño no está permitido.
·
Bañarse
siempre en compañía, especialmente si se trata de una persona mayor o con
problemas de salud.
·
No bañarse de
noche ni tras el consumo de alcohol, ya que esta sustancia reduce la capacidad
de reacción.
·
No lanzarse de
cabeza desde zonas elevadas, en lugares poco profundos y sin conocer el fondo
de la superficie.
·
Salir
rápidamente del agua ante las sensaciones de cansancio o frío.
Fuente: CuidatePlus
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