La dislalia infantil es un trastorno del lenguaje
que se diagnostica con cierta facilidad en un niño. Cuando un niño con más de 4
años pronuncia mal las palabras, no logrando una articulación correcta de las
sílabas, el entorno familiar y educativo del niño lo nota fácilmente.
Al principio, muchos intentarán ayudarlo,
corrigiendo su forma de hablar. Sin embargo, sin un tratamiento orientado y
especializado, es muy difícil solucionar el problema de una forma casera.
Cómo se trata la dislalia infantil o mala
pronunciación de los niños
La dislalia infantil suele ser detectada en los
primeros años del niño, y aunque no represente gravedad es conveniente
corregirla lo antes posible, para evitar problemas de conducta y de
comportamiento en los niños.
Un diagnóstico temprano de esta dificultad en el
habla del niño es sumamente importante porque, muy a menudo, otros niños se
ríen del defecto de articulación o pronunciación, e imitan de forma ridícula y
de burla, la forma de hablar del niño con dislalias.
Eso puede agravar el problema del niño,
causándole trastornos en su personalidad, inseguridad, baja autoestima,
problemas de comunicación con su entorno, y otras dificultades que pueden
alterar su aprendizaje escolar.
Tratamiento de la dislalia infantil
Es conveniente saber que los niños con dislalias
necesitan tratamiento con un especialista que aplicará el tratamiento adecuado,
con la ayuda de juegos y mucha colaboración de la familia. Y es que la dislalia
es un problema que no desaparece sin la intervención de un especialista. La
intervención de un logopeda o de un maestro en audición y lenguaje, cuyo
objetivo es que el niño aprenda a articular los sonidos correctamente, empieza
con una evaluación del nivel articulatorio del niño, y un programa basado en
los siguientes pasos:
1. Estimulación de la capacidad del niño para
producir sonidos, reproduciendo movimientos y posturas, experimentando con las
vocales y las consonantes. Se le enseñará a comparar y diferenciar los sonidos.
2. Estimulación de la coordinación de los
movimientos necesarios para la pronunciación de sonidos: ejercicios labiales y
linguales. Se enseña al niño las posiciones correctas de los sonidos más
difíciles.
3. Realización de ejercicios donde el niño debe
producir el sonido dentro de sílabas hasta que se automatice el patrón muscular
necesario para la articulación del sonido.
4. Al llegar a este punto, el niño estará preparado
para empezar con las palabras completas, a través de juegos.
5. Una vez que el niño es capaz de pronunciar los
sonidos difíciles, se tratará que lo realice fuera de las sesiones, es decir,
en su lenguaje espontáneo y no solo en las sesiones terapéuticas.
El tratamiento consiste en ejercitar la
musculatura que está interviniendo en la producción de los sonidos. La terapia
se centra en juegos que facilitan la adquisición de las habilidades necesarias.
Requiere implicación y participación tanto del niño como de su familia, para
que el proceso pueda ser seguido y complementado por ellos en casa. Cuando la
causa del trastorno viene por malformaciones físicas se requerirá un
procedimiento médico para ayudar al niño a que supere las dificultades en el
desarrollo de las capacidades del habla.
Cuando la causa del trastorno es por retrasos
fonológicos, será necesaria una intervención educativa especializada para
conseguir la adquisición de las habilidades para producir los sonidos del habla
de forma completa. Hay casos, como los del frenillo lingual que se necesita de
una intervención quirúrgica.
Fuente: guiainfantil.com
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