Hay que diferenciar la tristeza posparto, que
suele desaparecer en unos días, de la depresión posparto.
Durante y después del embarazo, tanto el cuerpo
como la mente de la madre atraviesan muchos cambios. Tras dar a luz a un bebé,
algunas madres se pueden sentir entristecidas o agotadas. Hay que diferenciar
la tristeza posparto, que suele desaparecer en unos días, de la depresión
posparto, que se extiende en el tiempo, precisa de tratamiento y afecta estadísticamente
a una de cada nueve madres.
Aunque la depresión posparto suele aparecer entre cuatro y ocho semanas después de dar a luz, puede experimentarse en cualquier momento durante el primer año postparto. Las madres que padecen depresión posparto pueden sentir soledad, ansiedad, desesperanza y una pérdida de control en una época que esperaban que fuera alegre.
Por ejemplo, pueden sentir un desinterés por el bebé o una ausencia de vínculo con él, enfado y mal humor, desesperanza e impotencia. Algunas madres también lloran muy frecuentemente, pueden tener problemas para concentrarse o tomar decisiones e incluso, en algunas ocasiones, pensar en la muerte, el suicidio o hacer daño a alguien.
En los casos más graves, hay quienes experimentan
psicosis posparto. Se trata de un cuadro bastante infrecuente (sólo ocurre
entre el 0,1% y 0,2% de los casos) con alucinaciones, delirios y agitación, que
suele aparecer en las primeras cuatro semanas y “es una verdadera urgencia
psiquiátrica por su alto riesgo de suicidio”.
Las diferencias entre la depresión y la
tristeza posparto
Es importante distinguir esta depresión de la tristeza posparto (también llamada baby blues y más habitual). Este último término se usa para describir cambios leves en el estado de ánimo, así como sentimientos de preocupación, infelicidad y agotamiento que muchas mujeres pueden experimentar durante las primeras dos semanas después de dar a luz.
Los bebés recién nacidos requieren atención las 24 horas, por lo que es normal que la madre y el padre se sientan cansados e incluso abrumados a veces. De hecho la mayoría de las mujeres experimentan esta tristeza posparto o se sienten vacías en los días siguientes a dar a luz. Pero normalmente se les pasa a los tres o cinco días. Si los cambios en el estado de ánimo y los sentimientos de ansiedad o infelicidad son muy fuertes o si duran más de dos semanas, es posible que se trate de depresión posparto.
Las situaciones vitales estresantes y otros
factores de riesgo
La depresión posparto puede afectar a cualquier
madre, independientemente de su edad, etnia, ingresos, cultura, educación, o de
la actitud de su pareja o familia. Todavía no se conocen con certeza sus
causas. Parece deberse a la interacción de factores hormonales, cambios en los
patrones de sueño, ansiedad, estrés y alteraciones en la autoimagen y el
autoconcepto (cómo la madre se ve a sí misma).
Existen algunos factores de riesgo asociados al
desarrollo de esta depresión. Por ejemplo que la madre haya experimentado
depresión o ansiedad durante el embarazo o previamente, que haya sufrido
situaciones vitales estresantes (como una enfermedad o la muerte de un ser
querido) en los últimos meses, que no cuente con una red familiar o social de
apoyo, que el parto haya sido traumático o prematuro, que el bebé haya estado
ingresado en la UCI neonatal o que experimente problemas con la lactancia.
Las menores de 20 años, las personas que consumen
alcohol o fuman o quienes tienen una mala relación con su pareja también tienen
más probabilidades de experimentar esta depresión. La terapia psicológica ayuda
a tratar la depresión y favorece el correcto desarrollo del bebé El bienestar
materno es fundamental para el correcto desarrollo del bebé, según los expertos
consultados. La depresión posparto se asocia con alteraciones en la relación
entre la madre y su hijo, que a su vez pueden tener un impacto adverso en el
desarrollo cognitivo y emocional del menor.
Las madres que acaban de dar a luz pueden sentirse
avergonzadas o culpables por estar deprimidas cuando se supone que tienen que
estar felices. Como os comentábamos, cualquier mujer puede deprimirse durante
el embarazo o después de tener a su bebé: Eso no significa que seas una mala
madre.
Si se sospecha que se puede padecer depresión
materna, lo más aconsejable sería solicitar ser atendida por un especialista en
esta dolencia del ámbito de la psicología y psiquiatría. Por lo general, las
personas afectadas no se sienten mejor hasta que reciben tratamiento.
La terapia psicológica sirve para tratar la
depresión, la ansiedad y el estrés de algunas madres. Si las intervenciones
psicológicas no son suficientes para aliviar el problema, la farmacoterapia
antidepresiva puede ser empleada de forma complementaria.
Además de acudir un especialista también se sugiere
entregar parte de las propias tareas del cuidado del bebé a la pareja, los
demás hijos, la familia y los amigos, hablar de los sentimientos con personas
cercanas, no hacer cambios grandes en su vida durante el embarazo o
inmediatamente después de dar a luz, no intentar ser perfecta, descansar bien y
hablar con otras madres o unirse a un grupo de apoyo.
Fuente: DKV
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