jueves, 23 de septiembre de 2021

¿Y después de la Alimentación Complementaria qué?

 


La fase de alimentación complementaria se suele llevar de forma muy ordenada y esmerada. Luego parece que a veces la cosa se va torciendo… y a los 2 años entran en la consulta merendando batido y galletas. ¿Qué ha pasado?

Los motivos son múltiples. Pero el principal es que vivimos en un «entorno obesógeno» con gran oferta en todo momento y lugar de alimentos poco recomendables: lácteos azucarados, bollería (y sí, las galletas son bollería), zumos, …

Si tenéis poco tiempo para leer, aquí tenéis las 6 ideas clave a tener en cuenta en la alimentación del segundo año:

·         La alimentación del segundo año es muy importante: los primeros «1000 días», y el establecimiento de hábitos.

·         Comer «de todo» no quiere decir «de todo»: evitar y/o retrasar lo más posible los alimentos superfluos: bollería (galletas también es bollería), lácteos azucarados, bebidas azucaradas (zumos incluidos), embutidos, ultraprocesados, ….

·         Evitar que vuestro hijo se haga selectivo: más vale que coma variado, aunque sea muy poca cantidad de algún tipo de alimentos, a que coma mucho de unas pocas cosas.

·         Fomentar su autonomía: que coma a trocitos, tipo BLW, si aún no lo hacía.

·         El apetito puede ser bastante errático a esta edad: respetad las señales de hambre-saciedad.

·         Las comidas son un acto social: incorporad el bebé a la mesa con toda la familia.

La alimentación del segundo año: la importancia de los primeros 1000 días.

Si bien hay que ser cuidadoso con la introducción de la alimentación complementaria, conforme el bebé va añadiendo más alimentos a su dieta es importante que se vaya conformando lo que es una alimentación saludable.

La importancia de ello es doble.

Por un lado, actualmente se sabe de lo importante que es lo que come el bebé en los primeros 1000 días. 1000 días que incluyen la vida fetal y los 2 primeros años, en los que se ha visto que se produce la programación nutricional: se sientan las bases de como el cuerpo va a manejar y metabolizar los nutrientes que le llegan probablemente para toda la vida. Por lo que es la mayor ventana de oportunidad para prevenir enfermedades como la obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, etc.

También es importante su repercusión en el neurodesarrollo, y en el establecimiento de la microbiota intestinal y su relación con la inmunidad y la prevención de enfermedades alérgicas.

Y, por otro lado, porqué en esa edad se van a establecer los hábitos de alimentación en familia, que ya se van a quedar probablemente mucho tiempo.

Peculiaridades de la alimentación del segundo año.

Ya no necesita tanta leche:

Si tu bebé está tomando pecho, enhorabuena, y si puedes seguir dándole, fenomenal. La leche, sobre todo si es la materna, sigue aportando nutrientes y otros beneficios al bebé, pero los demás alimentos van a ser cada vez más relevantes en su nutrición.

En ocasiones hace falta limitar los lácteos. No la leche materna, pero sí los lácteos.

Si toma leche de vaca es mejor que no sea en biberón. Y menos aún biberón con cereales. Hay varios factores que hacen que los biberones puedan interferir con la alimentación variada saludable a partir del año. Uno es la facilidad de la toma: el niño engulle casi pasivamente el biberón mientras está atento a otras cosas. Otro factor son las tomas nocturnas: muchos bebés han creado el hábito de dormirse tomando el bibe; bibe que piden cada vez que se despiertan por la noche.

He visto algunos niños que toman uno o dos bibes durante el día, más 3 o 4 por la noche, lo que supone que con eso cubren ya el 80 % o más de sus necesidades calóricas. Claro, luego no comen casi nada de lo demás.

A modo de orientación, en general, la leche puede suponer alrededor del 50 % de sus calorías diarias al año de edad, y va a ir disminuyendo hasta ser un 20-25% de las calorías hacia los 24 meses. No obstante, puede haber mucha variación individual; no son cifras que haya que seguir al pie de la letra.

Esto en principio, no aplica en general a los bebés que toman lactancia materna. En parte porque suelen tomar menos cantidad. Pero insisto: en general. En bebés concretos si se sospecha de que la lactancia materna pueda «interferir» en una alimentación adecuada, habría que hacer una valoración nutricional de ese niño concreto, y valorar otros aspectos.

Necesita en su alimentación una mayor cantidad de grasa:

Se estima que el porcentaje de calorías diarias provenientes de las grasas debe ser del 30-40%, entre los 12 y 24 meses de edad. (Cuándo están sólo con la leche materna, la grasa supone el 50 % de las calorías diarias del lactante).

Es uno de los motivos por los que se recomienda leche entera (no semi ni desnatada), si no toman LM, a partir de los 12 meses y hasta los 2-3 años.

Lógicamente, las grasas que se deben favorecer son las grasas saludables: aceite de oliva, pescados grasos*, frutos secos en forma molida o de cremas (sin azúcares), aguacate,…

*(no pescados grandes tipo emperador, atún rojo, cazón,… hasta los 10 años)

Tienen tendencia a hacerse selectivos con la comida:

Sobre todo hacia la 2ª mitad de ese segundo año. Por diversos motivos, pero entre otros por la fase de «pequeño adolescente» que muchos experimentan en esa edad.

También influye el enlentecimiento del crecimiento del 2º año, que hace necesiten comer menos y que tengan un apetito bastante errático. Ello muchas veces lleva a que los padres, con toda la buena intención, le acaben ofreciendo siempre lo mismo, lo que saben que se come mejor.

Capacidad de centrarse en una tarea muy limitada, aunque sea comer:

En el segundo año un bebé no puede mantener la atención en algo más allá de 15-20 minutos. No se puede pretender que esté sentado en la mesa comiendo con la familia una hora. Ojo, algunos son capaces de hacerlo, pero la mayoría no. Por lo que el tiempo de las comidas para el bebé en que activamente coma con cierto interés no debería pasar de 20 minutos.

¿Cuál sería la alimentación adecuada en el segundo año?

La respuesta corta: una alimentación saludable.

Pero, ¿sabemos qué es una alimentación saludable?, ¿es igual en un niño de 15 meses que en uno de 6 años?,…

Vayamos por partes.

Si ya hemos pasado por los diferentes grupos de alimentos de la fase de alimentación complementaria, el bebé ya habrá comido: cereales (arroz, pasta, pan, cereales fortificados,…), verduras varias (excepto hoja verde), diversas carnes y pescados, legumbres, huevos, y varias frutas.

Con lo cual se puede ir conformando una alimentación en la que predominen verduras, hortalizas, legumbres y frutas, para llegar a lo que se llama «el plato de la alimentación saludable» (plato de Harvard: explicado en detalle aquí).

No obstante, muchas veces sucede que al año y pico el bebé aún come muy pocas cantidades, o algunos alimentos los rechaza de plano. En ese caso se deben favorecer alimentos que aporten energía y hierro:

·         carne, hígado, pescado, huevo (pinchad en cada uno par artículos específicos).

·         legumbres, acompañadas en la misma comida con una fruta que contenga vitamina C (naranja, kiwi, fresas)

·         cereales, mejor integrales: pasta, arroz*, pan…, o cereales fortificados con hierro 0 % azúcares.

·         Verduras o frutas más calóricas: plátano, aguacate, calabaza, patata.

*(el arroz es preferible no integral en menores de 3 años por el contenido en arsénico del mismo)

Otro aspecto importante, es lo que NO hay en el plato de Harvard: zumos, bebidas azucaradas, bollería, embutidos, ultraprocesados,… Estos habría que evitarlos, y/o retrasar lo más posible su introducción en la alimentación del bebé.

Como orientación a la frecuencia recomendada de los diferentes tipos de alimentos, aquí tenéis esta infografía:


 

Por último, es obvio, pero no olvidéis que el bebé va a acabar comiendo ya como toda la familia.

El plato de la alimentación saludable es para todos.

 

Fuente: Pediatra Gabriel Ruiz

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