La fase de alimentación complementaria se suele llevar de forma muy ordenada y esmerada. Luego parece que a veces la cosa se va torciendo… y a los 2 años entran en la consulta merendando batido y galletas. ¿Qué ha pasado?
Los motivos son múltiples. Pero el principal es
que vivimos en un «entorno obesógeno» con gran oferta en todo momento y lugar
de alimentos poco recomendables: lácteos azucarados, bollería (y sí, las
galletas son bollería), zumos, …
Si tenéis poco tiempo para leer, aquí
tenéis las 6 ideas clave a tener en cuenta en la alimentación del segundo año:
·
La
alimentación del segundo año es muy importante: los primeros «1000 días», y el
establecimiento de hábitos.
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Comer «de
todo» no quiere decir «de todo»: evitar y/o retrasar lo más posible los
alimentos superfluos: bollería (galletas también es bollería), lácteos
azucarados, bebidas azucaradas (zumos incluidos), embutidos, ultraprocesados, ….
·
Evitar que
vuestro hijo se haga selectivo: más vale que coma variado, aunque sea muy poca
cantidad de algún tipo de alimentos, a que coma mucho de unas pocas cosas.
·
Fomentar su
autonomía: que coma a trocitos, tipo BLW, si aún no lo hacía.
·
El apetito
puede ser bastante errático a esta edad: respetad las señales de
hambre-saciedad.
·
Las comidas
son un acto social: incorporad el bebé a la mesa con toda la familia.
La alimentación del segundo año: la
importancia de los primeros 1000 días.
Si bien hay que ser cuidadoso con la introducción
de la alimentación complementaria, conforme el bebé va añadiendo más alimentos
a su dieta es importante que se vaya conformando lo que es una alimentación
saludable.
La importancia de ello es doble.
Por un lado, actualmente se sabe de lo importante
que es lo que come el bebé en los primeros 1000 días. 1000 días que incluyen la
vida fetal y los 2 primeros años, en los que se ha visto que se produce la
programación nutricional: se sientan las bases de como el cuerpo va a manejar y
metabolizar los nutrientes que le llegan probablemente para toda la vida. Por
lo que es la mayor ventana de oportunidad para prevenir enfermedades como la
obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, etc.
También es importante su repercusión en el
neurodesarrollo, y en el establecimiento de la microbiota intestinal y su
relación con la inmunidad y la prevención de enfermedades alérgicas.
Y, por otro lado, porqué en esa edad se van a
establecer los hábitos de alimentación en familia, que ya se van a quedar
probablemente mucho tiempo.
Peculiaridades de la alimentación del
segundo año.
Ya no
necesita tanta leche:
Si tu bebé está tomando pecho, enhorabuena, y si
puedes seguir dándole, fenomenal. La leche, sobre todo si es la materna, sigue
aportando nutrientes y otros beneficios al bebé, pero los demás alimentos van a
ser cada vez más relevantes en su nutrición.
En ocasiones hace falta limitar los lácteos. No
la leche materna, pero sí los lácteos.
Si toma leche de vaca es mejor que no sea en
biberón. Y menos aún biberón con cereales. Hay varios factores que hacen que
los biberones puedan interferir con la alimentación variada saludable a partir
del año. Uno es la facilidad de la toma: el niño engulle casi pasivamente el
biberón mientras está atento a otras cosas. Otro factor son las tomas
nocturnas: muchos bebés han creado el hábito de dormirse tomando el bibe; bibe
que piden cada vez que se despiertan por la noche.
He visto algunos niños que toman uno o dos bibes
durante el día, más 3 o 4 por la noche, lo que supone que con eso cubren ya el
80 % o más de sus necesidades calóricas. Claro, luego no comen casi nada de lo
demás.
A modo de orientación, en general, la leche puede
suponer alrededor del 50 % de sus calorías diarias al año de edad, y va a ir
disminuyendo hasta ser un 20-25% de las calorías hacia los 24 meses. No
obstante, puede haber mucha variación individual; no son cifras que haya que
seguir al pie de la letra.
Esto en principio, no aplica en general a los
bebés que toman lactancia materna. En parte porque suelen tomar menos cantidad.
Pero insisto: en general. En bebés concretos si se sospecha de que la lactancia
materna pueda «interferir» en una alimentación adecuada, habría que hacer una
valoración nutricional de ese niño concreto, y valorar otros aspectos.
Necesita en
su alimentación una mayor cantidad de grasa:
Se estima que el porcentaje de calorías diarias
provenientes de las grasas debe ser del 30-40%, entre los 12 y 24 meses de
edad. (Cuándo están sólo con la leche materna, la grasa supone el 50 % de las
calorías diarias del lactante).
Es uno de los motivos por los que se recomienda
leche entera (no semi ni desnatada), si no toman LM, a partir de los 12 meses y
hasta los 2-3 años.
Lógicamente, las grasas que se deben favorecer
son las grasas saludables: aceite de oliva, pescados grasos*, frutos secos en
forma molida o de cremas (sin azúcares), aguacate,…
*(no pescados grandes tipo emperador, atún rojo,
cazón,… hasta los 10 años)
Tienen
tendencia a hacerse selectivos con la comida:
Sobre todo hacia la 2ª mitad de ese segundo año.
Por diversos motivos, pero entre otros por la fase de «pequeño adolescente» que
muchos experimentan en esa edad.
También influye el enlentecimiento del
crecimiento del 2º año, que hace necesiten comer menos y que tengan un apetito
bastante errático. Ello muchas veces lleva a que los padres, con toda la buena
intención, le acaben ofreciendo siempre lo mismo, lo que saben que se come
mejor.
Capacidad de
centrarse en una tarea muy limitada, aunque sea comer:
En el segundo año un bebé no puede mantener la
atención en algo más allá de 15-20 minutos. No se puede pretender que esté
sentado en la mesa comiendo con la familia una hora. Ojo, algunos son capaces
de hacerlo, pero la mayoría no. Por lo que el tiempo de las comidas para el
bebé en que activamente coma con cierto interés no debería pasar de 20 minutos.
¿Cuál sería la alimentación adecuada en el
segundo año?
La respuesta
corta: una alimentación saludable.
Pero, ¿sabemos qué es una alimentación
saludable?, ¿es igual en un niño de 15 meses que en uno de 6 años?,…
Vayamos por partes.
Si ya hemos pasado por los diferentes grupos de
alimentos de la fase de alimentación complementaria, el bebé ya habrá comido:
cereales (arroz, pasta, pan, cereales fortificados,…), verduras varias (excepto
hoja verde), diversas carnes y pescados, legumbres, huevos, y varias frutas.
Con lo cual se puede ir conformando una
alimentación en la que predominen verduras, hortalizas, legumbres y frutas,
para llegar a lo que se llama «el plato de la alimentación saludable» (plato de
Harvard: explicado en detalle aquí).
No obstante, muchas veces sucede que al año y
pico el bebé aún come muy pocas cantidades, o algunos alimentos los rechaza de
plano. En ese caso se deben favorecer alimentos que aporten energía y hierro:
·
carne, hígado,
pescado, huevo (pinchad en cada uno par artículos específicos).
·
legumbres,
acompañadas en la misma comida con una fruta que contenga vitamina C (naranja,
kiwi, fresas)
·
cereales,
mejor integrales: pasta, arroz*, pan…, o cereales fortificados con hierro 0 %
azúcares.
·
Verduras o
frutas más calóricas: plátano, aguacate, calabaza, patata.
*(el arroz es preferible no integral en menores
de 3 años por el contenido en arsénico del mismo)
Otro aspecto importante, es lo que NO hay en el
plato de Harvard: zumos, bebidas azucaradas, bollería, embutidos,
ultraprocesados,… Estos habría que evitarlos, y/o retrasar lo más posible su
introducción en la alimentación del bebé.
Como orientación a la frecuencia recomendada de los diferentes tipos de alimentos, aquí tenéis esta infografía:
Por último, es obvio, pero no olvidéis que el bebé va a acabar comiendo ya
como toda la familia.
El plato de la alimentación saludable es para todos.
Fuente: Pediatra Gabriel Ruiz