Las vacaciones pueden convertirse, si no andamos
con cuidado, en una fuente de estrés adicional. Esto es así para todo el mundo,
pero especialmente para las personas que tienen un trastorno mental. El hecho
de romper nuestras rutinas puede provocar estrés, aburrimiento o sentirnos
desbordados. La buena noticia es que hay algunas cosas que podemos hacer para
facilitar que las vacaciones ayuden a impulsar nuestro bienestar emocional.
10 consejos clave para impulsar nuestro bienestar:
1.
Disfrutemos de
nuestro tiempo libre.
Independientemente
de dónde se desee viajar, todo el mundo desea tener tiempo para hacer todo lo
que quiera durante las vacaciones. Pero, a veces, se programan tantas
actividades que lejos de aligerar el estrés, acabamos añadiendo más. Por tanto,
debemos permitirnos disfrutar de las pequeñas cosas (hijos, familia,
amistades), desconectando del trabajo y las rutinas habituales.
Se puede
resumir perfectamente con el dolce far niente de los italianos, que se inclina
por no hacer nada de lo que sea habitual. Invitémonos a desconectar de la
tecnología, a no pensar en las preocupaciones del futuro o a descansar en
general. La ciencia nos dice que desconectarnos de nuestras tareas habituales
tiene muchos beneficios para la salud mental y física.
2. Disfrutemos de un horario de sueño saludable.
Al no haber escuela, para los que tenemos hijos,
hace que la noche se alargue. Esto no significa que no sea necesario un
horario. Como padres y madres tenemos que intentar mantener un horario de sueño
saludable y constante para nosotros y nuestros hijos, independientemente de
nuestro horario laboral y escolar. Se recomienda dormir entre 8 y 10 horas de
forma ininterrumpida ya que la higiene del sueño es un componente esencial de
nuestra salud mental.
3. Prioricemos el ejercicio.
El ejercicio regular es una parte importante de
la salud y el bienestar mental. Durante los meses de verano es fácil quedarse
en el sofá y mirar la última serie de televisión, pero una actividad sedentaria
puede favorecer consecuencias negativas en nuestra salud física y mental. Por
tanto, tenemos que conseguir dedicar entre 20 y 30 minutos cada día y nos
sorprenderemos de los beneficios que sentimos. Gracias al ejercicio, se liberan
hormonas naturales que nos hacen sentir mejor y nos dan un impulso positivo en
nuestro bienestar. Nos ayuda a reducir el estrés y a reforzar nuestro sistema
inmunitario.
4. Comamos sano.
Los alimentos que comemos tienen una repercusión
directa con la función cerebral y nuestro estado de ánimo. Las dietas ricas en
azúcar refinado alteran la regulación de la insulina por parte del cuerpo y
pueden provocar sensaciones de irritabilidad y malestar. Una dieta
mediterránea, equilibrada en nutrientes y con las cinco ingestas diarias,
alimentan el cerebro y favorecen nuestro bienestar general.
5. Aprovechemos el tiempo en la naturaleza y al aire
libre.
Los estudios han demostrado que el contacto con
la naturaleza reduce el estrés, la ansiedad y la depresión y nos proporciona
sensaciones de calma y bienestar. Durante las vacaciones, es un momento ideal
para practicarlo, visitando parques, jardines, bosques o cualquier sitio en el
que podamos relacionarnos con el entorno natural.
Sentir la arena bajo los pies, ver una puesta de
sol o escuchar el silencio adentrados en un pinar nos recarga las pilas. Y no
solo esto: el tiempo que pasamos al aire libre también puede ayudar a fomentar
la conexión con nuestros compañeros de viaje, siempre que todo el mundo deje de
lado los teléfonos móviles.
6. Pongamos límites saludables.
Uno de los principales motivos por los cuales
unas vacaciones pueden arruinarse es porque no ponemos límites. Tenemos que ser
realistas sobre lo que podemos hacer y lo que no. Es momento de compartir
tareas, aligerar las cargas y hacer participar a otras personas de las
obligaciones cotidianas. Para hacerlo, necesitamos una comunicación respetuosa
y abierta con la familia. Esto mejorará el funcionamiento familiar y reducirá
la ansiedad y malestar durante las vacaciones.
7. Tengamos tiempo para compartir.
Compartir el tiempo con las personas que
escojamos nos dará la pausa necesaria y mejorará la calidad de nuestra salud
mental. Hacer una caminata, salir a cenar con amistades, jugar a juegos de mesa
o acudir a un acto cultural con tu grupo de amigos pueden ser momentos muy
enriquecedores. No olvidemos que somos seres sociales que necesitamos compartir
emociones y vivencias.
8. Afrontemos nuestros sentimientos.
Con todo lo que estamos viviendo con la pandemia,
es totalmente normal sentirnos un poco más emotivos. Es necesario que nos
tomemos un poco de tiempo para hacer balance de nuestras emociones (ya sea
tristeza, ansiedad, miedo o soledad) y, a continuación, empezar a abordarlas de
la manera más eficiente. Estudios recientes han evidenciado que las personas
que identifican sus emociones y toman medidas para procesarlas tienen niveles
de estrés más bajos que quienes evitan identificar sus emociones. Por tanto, no
intentemos pasarlas por alto ni ignorarlas por muy incómodas que sean.
Comuniquémonos también abiertamente nuestros
sentimientos con los hijos. Hablemos con ellos sobre cómo se sienten o qué les
angustia. Estemos disponibles durante las vacaciones para que sepan que les
podemos ayudar si lo necesitan. La confianza mutua se incrementará.
9. Seamos agradecidos.
Agradezcamos el momento en que nos encontramos y
agradezcamos las pequeñas cosas que hacen otras personas por nosotros. De esta
manera incrementaremos las acciones y pensamientos positivos. Si nos
presionamos comparándonos con la vida de los demás, a partir de las redes
sociales o las series de ficción, hagámonos el favor de desconectar de estos
hábitos adquiridos. Nos sentiremos más agradecidos por las cosas que tenemos y
compartimos.
10. Relajemos el cuerpo y la mente. Reservemos tiempo
para nosotros mismos.
La respiración profunda, el yoga o la meditación
(mindfulness) pueden ser útiles durante los momentos en los que nos sentimos
abrumados. Dedicarle 30 minutos puede hacer maravillas en nuestra salud mental
durante las vacaciones. La relajación es cualquier proceso que reduce el
impacto del estrés en la mente y el cuerpo. Las técnicas de relajación
sencillas nos pueden ayudar a controlar el estrés. Quizás sea un buen momento
para descargarnos una aplicación de mindfulness o practicar con lo que vemos en
los vídeos de yoga. Asegurémonos de tomar un poco de «nosotros» cada día.
Fuente: Som360
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