Cuando nos referimos a los cigarrillos
electrónicos, también conocidos como dispositivos susceptibles de liberación de
nicotina (DSLN), hablamos de un sistema electrónico de suministro de nicotina que tiene un cartucho que contiene un líquido, y
otros ingredientes como el propilenglicol, glicerina, saborizantes, entre otros
compuestos químicos, también un atomizador (cámara de vaporización con un
elemento calefactor) y una batería.
Se usan activando el atomizador, ya sea inhalando
o presionando un botón dependiendo de las características del dispositivo; su
batería calienta un líquido para crear un vapor o aerosol. El usuario inhala este vapor de
manera similar a como inhalaría el humo de un cigarrillo normal de tabaco; a
este proceso lo conocemos como “vapear”.
Estos dispositivos se encuentran en el mercado
desde 2003 en China y desde 2006 en Estados Unidos y Europa. Los datos en
España, según la encuesta ESTUDES 2018-2019, indican que prácticamente la mitad de los
estudiantes entre 14 a 18 años ha utilizado alguna vez un cigarrillo
electrónico; en los
chicos la máxima prevalencia se da a los 16 años (57%), y en chicas a los 18
años (47,7%).
Aunque inicialmente se utilizó como una
estrategia para reducir el consumo de tabaco, en estos últimos años, y en base
a los diferentes estudios, se han dado a conocer los riesgos que conllevan y
que anteriormente se desconocían.
Lo
preocupante es que se ha experimentado un aumento exponencial del consumo de
éstos en jóvenes, que se inician como fumadores, ya sea por presión de grupo, por probar, por el
“marketing“, por los saborizantes; y esto reflejaría la baja percepción que tienen de
los riesgos, con lo cual
es importante conocerlos y monitorizar el uso de estos dispositivos en este
grupo de edad.
Riesgos de los cigarrillos electrónicos
Los compuestos de los cigarrillos electrónicos,
cuando son inhalados, como el propilenglicol y glicerina, van a generar
irritación de las vías respiratorias, empeorando enfermedades como el asma,
fibrosis quística y EPOC. Estos compuestos pueden formar materiales orgánicos
mutagénicos y cancerígenos.
Aunque los
cigarrillos electrónicos contienen menos nicotina que los normales, no
significa que sean inocuos, pueden generar dependencia. Los efectos de la nicotina líquida tienen
riesgos a nivel cardíaco, como arritmias, anginas, infartos, y se ha reportado
cáncer hepático en un estudio con ratones expuestos.
Los saborizantes hacen este producto más
atractivo al consumidor, pero también tienen efectos nocivos en las vías
respiratorias; se encontró que los que tenían sabor a cereza contienen
benzaldehído, un compuesto que se ha asociado con irritación respiratoria. Se
conoce que existen los mismos riesgos en la exposición pasiva, aunque esta es
menor a las personas sometidas al humo ambiental de los productos
tradicionales.
En el 2019, en EEUU, se reportó un brote de
alteraciones pulmonares, EVALI (Lesiones pulmonares asociadas al vapeo), siendo
una enfermedad respiratoria aguda ó subaguda que puede ser grave y
potencialmente mortal, se reportaron 2688 afectados y 68 fallecidos. El Centro
de Control y Prevención de Enfermedades en EEUU (CDC), dejó de recopilar datos
en Febrero 2020. Se encontró restos de vitamina E (acetato de tocoferol) en una
gran mayoría de las muestras. Este compuesto se puede utilizar en los líquidos
de recarga como ingrediente ó como espesante, especialmente en los líquidos que
contienen aceites de tetrahidrocannabinol (THC).
Se sabe que continúan los estudios para valorar
que otros aditivos desconocidos puedan ser responsables de esta enfermedad
reportada.
Luego de
conocer esta patología, el CDC recomienda evitar los cigarrillos electrónicos ó
productos de vapeo que contengan THC y evitar todos los cigarrillos
electrónicos o productos de vapeo por parte de jóvenes, adultos jóvenes,
mujeres embarazadas, y adultos que actualmente no usan productos de tabaco.
Eficacia para dejar de fumar
Realmente no
se tiene evidencia científica para afirmar que los cigarrillos electrónicos
ayuden a disminuir o finalizar el consumo de tabaco. Lo que se sabe, es que
puede ser una puerta de entrada al tabaco, especialmente para los jóvenes.
Estrategias para reducir los riesgos
Las estrategias han variado según cada país y las
diferentes entidades se han pronunciado. La Organización Mundial de la Salud
(OMS), indicó que se debe restringir la publicidad de los cigarrillos
electrónicos, principalmente en redes sociales y ofrecer información completa.
Se ha prohibido la venta de cigarrillos en los que el consumidor pueda
controlar las características del dispositivo y de los ingredientes,así como la
adición de sustancias activas como el cannabis y el tetrahidrocannabinol en
lugares donde son legales.
La FDA prohíbe la venta a menores de 21 años, las ventas en máquinas expendedoras y la distribución de muestras gratuitas, además del uso de saborizantes para desincentivar su consumo por parte de jóvenes. La legislación europea ha prohibido el empleo de vitaminas como ingredientes.
Es importante realizar más estudios para valorar
los efectos a largo plazo de los dispositivos electrónicos, pero dada la
preocupación que estos generan en los jóvenes, que son el grupo más vulnerable,
se proponen las siguientes medidas:
·
Regular la
prohibición del consumo y del marketing y publicidad de los cigarrillos
electrónicos.
·
Regular el
comercio y los puntos de venta de DSLN y envases de carga.
·
Aumentar el
precio del producto para limitar su compra en el público adolescente.
· El papel primordial del equipo de atención primaria debería enfocarse en tratar de prevenir el inicio y promover el abandono en los usuarios, explicándoles los riesgos a adolescentes y padres, realizar programas educativos de prevención en la escuela y realizar campañas informativas dirigidas a los padres.
Fuente: Faros
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