Cortes, arañazos, heridas, contusiones... Casi
todos los niños sufren traumatismos en algún momento. La mayoría de las veces
son heridas o golpes sin importancia, pero aun así es necesario saber cómo
actuar.
Las caídas o los golpes son frecuentes durante la
infancia y es fácil que provoquen rasguños, heridas o contusiones, pero no
siempre sabemos cómo actuar. Te contamos qué debes hacer según el tipo de
traumatismo que sufra el niño, sea leve o más grave.
Traumatismos más habituales en niños
Un traumatismo es una lesión accidental provocada
por un agente mecánico externo. Los daños que pueden causar este tipo de lesión
pueden ser de distinta consideración:
·
Heridas.
·
Escoceduras.
·
Arañazos.
·
Excoriaciones
(lesión en la piel o mucosa producida por una rozadura continua).
·
Contusiones.
·
Torceduras.
·
Estiramientos.
·
Fracturas.
La intensidad, el objeto o la circunstancia que lo causa y la
parte del cuerpo afectada determinarán el alcance de esta lesión.
No es lo mismo un corte producido por un cuchillo
cuando el niño intenta trocear una fruta, que un corte por traumatismo si se
cae sobre un
canto agudo.
En este último caso, los bordes pueden ser más
difíciles de unir, mientras que el cuchillo llega con más facilidad a zonas
profundas y vasos sanguíneos importantes. Ocurra lo que ocurra, es fundamental
saber reaccionar.
Cómo curar heridas superficiales en las que
se levanta la piel
La erosión es la típica
herida en la que se levanta la piel. En estos casos lavaremos la herida con agua y jabón, dejando caer un buen chorro de agua sobre la
herida para que arrastre pequeñas partículas de arena o piedras que hayan
podido clavarse.
Después aplicaremos un antiséptico o un desinfectante tópico; en niños mayores podemos utilizar la
povidona yodada y en niños pequeños, la clorhexidina. Manteniéndola al aire se
secará más rápido, pero si el niño se toca la herida o tiene que ir a la
escuela, mejor taparla para que no se infecte.
Cómo curar heridas o brechas por un golpe o
el corte de un cuchillo
Una herida incisa sería una brecha que un niño puede producirse
cuando se golpea con la esquina de una mesa o bien un corte con un cuchillo.
La cura variará según la extensión y profundidad
de la herida. Siempre lavaremos la herida con agua y jabón, y dejaremos que el agua arrastre cualquier elemento que pueda haber
quedado en la piel.
Si la herida es más profunda, no estará de más
lavarla con suero fisiológico abundante.
Estas heridas representan el 3-5% de las lesiones traumáticas atendidas en
servicios de urgencias de atención primaria.
Si hay hemorragia presionaremos la zona para detener la salida de la sangre. Una vez la herida ya no sangre, será el momento
de valorar el tamaño y la profundidad.
Si es una herida superficial, bastará con la
aplicación de unas tiritas de aproximación
de la piel.
Si la herida es profunda y más extensa, lo
mejor es acudir a un
centro sanitario para la aplicación de unos puntos de sutura.
Hay un margen de seis horas para poder
aplicarlos. Pasado este tiempo, la herida se tendrá que cerrar sola sin su
ayuda.
Las
mordeduras y algunas heridas que han sido causadas por objetos sucios son
candidatas a necesitar tratamiento antiinfeccioso.
Cómo curar heridas pequeñas pero profundas
La herida punzante se caracteriza
por su profundidad y
poca amplitud –al clavarnos
un clavo o una aguja–, por lo que es difícil de higienizar bien. La podemos
lavar con agua y jabón o con suero fisiológico, pero, a la vez, es imprescindible provocar el
sangrado de la herida para que la propia sangre arrastre cualquier partícula
que haya podido penetrar.
Qué antisépticos podemos aplicar en la
herida
No todos los antisépticos tienen la misma
efectividad, ni todos son apropiados para bebés.
·
Clorhexidina. Es el mejor
para recién nacidos, lactantes y niños, ya que no es tóxico. Actúa a partir de
los quince minutos de su aplicación y el efecto dura unas seis horas. Es
efectivo en sangre y pus.
·
Alcohol de 70º. Actúa rápidamente, pero puede causar picor y
dolor.
·
Yodo. Se
desaconseja en bebés y lactantes, ya que, por su absorción tópica, puede
afectar a la tiroides.
·
Agua oxigenada. Aunque actúa
inmediatamente, su efecto es muy corto, por lo que -de ser necesario- no se
debe utilizar como antiséptico único.
Cómo detener el sangrado de una herida
Cuando las heridas son más superficiales –arañazos, quemaduras superficiales,
escarificación, escoceduras...– la limpieza es esencial, pero si el sangrado es
abundante lo primero es
detenerlo. Hay que
buscar el lugar concreto de salida y presionar con una gasa hasta que deje de
sangrar, lo que suele ocurrir en unos 8-10 minutos.
Si a pesar de la presión la herida
sigue sangrando al retirar la mano, posiblemente estamos ante la rotura de un vaso sanguíneo importante y habrá que mantener la presión hasta
poder ser atendidos en un centro sanitario.
En estos casos, frenar la hemorragia es más
urgente que cualquier otra acción relacionada con la cura de una herida, como
su limpieza o desinfección.
Qué hacer en caso de golpes y contusiones
leves
En muchos casos el niño acaba teniendo una contusión, un tipo de lesión en la que, en principio, no
se aprecia ninguna herida externa.
·
El frío puede aliviar el dolor y la inflamación, aunque siempre se tiene que aplicar con
protección (una toalla, por ejemplo) para no
lesionar o quemar la piel.
·
También pueden
resultar especialmente útiles la crema de árnica y la arcilla verde.
Cuándo hay que acudir a urgencias
Si aparece alguna de las situaciones siguiente
tras un golpe, una caída o una contusión, hay que acudir a un servicio de
urgencias:
·
Dificultad
para respirar o mantener la conciencia.
·
Vómitos.
·
Hemorragia.
·
Alguna
deformidad.
Qué hacer ante un golpe o herida grave
·
Aunque es
fácil de decir y difícil de poner en práctica, mantener la calma es
necesario. Es importante permanecer junto al niño y no dejarlo solo, a la vez que
avisamos a alguien para que nos ayude o llamamos al 112.
·
Si no ha
sufrido un golpe importante en la cabeza o la columna vertebral, podremos ponerlo ladeado.
·
Es importante no darle ningún tipo de alimento o
bebida.
·
Si hay
hemorragia, es importante intentar detenerla con ropa o con la propia mano
mientras esperamos al servicio de emergencias.
·
A la vez, si
se trata de una extremidad la pondremos en alto, por
encima del corazón, para que la sangre encuentre más resistencia para salir.
·
Si el niño
tiene menos de un año, es mejor que lo vea un sanitario.
·
También
conviene desplazarse si la herida no deja de sangrar después de diez minutos de
compresión, si la ha
producido un instrumento oxidado o sucio, si es profunda o está muy abierta y
tiene los bordes separados, o si ha sido causada por un animal.
·
Si en unos
días se inflama,
se pone roja y caliente, supura o aparece fiebre, id al ambulatorio.
Cómo actuar ante un golpe en la cabeza
Los golpes en la cabeza son los que realmente nos
preocupan a los padres.
Pueden ir del simple coscorrón contra la pared a una caída desde lo alto de un
tobogán, pero siempre nos inquietan, aunque sean casos muy distintos.
La caída desde un cambiador de un lactante menor de 12 meses puede implicar una fractura de cráneo,
por lo que es preciso que un médico realice un diagnóstico adecuado.
No obstante, si el bebé, tras un período de
llanto al inicio, se tranquiliza y sigue con su sonrisa habitual y sus
movimientos sin alterarse, no debemos angustiarnos.
Tras un traumatismo craneal hay que vigilar al niño durante las siguientes 24 horas.
En la mayor parte de casos de traumatismo
craneal, los huesos de la cabeza hacen su función y protegen el cerebro de
lesiones mayores. Aun así, hay que vigilar al niño que lo ha sufrido durante
las siguientes 24 horas. No hay que impedir que duerma, pero sí asegurarnos de que responde cuando
se le despierta.
Es poco probable que se haya producido una lesión
si tras darse el golpe tu hijo:
deja de llorar antes de un cuarto de hora, tiene
buen color y no vomita ni tiene otros síntomas.
Cuando tras un traumatismo craneal una
persona queda inconsciente, tenemos que intentar reanimarla sin movimientos
bruscos de cabeza y cuello, y avisar rápidamente a un servicio de urgencias.
Cuándo acudir al médico ante un golpe en la
cabeza
Desde la Asociación Española de Pediatría de
Atención Primaria (AEPAP) se recomienda consultar al pediatra si el niño
presenta cualquiera de los siguientes síntomas:
·
Vómitos
repetidos.
·
Somnolencia
creciente o dificultad para despertarlo.
·
Dolor de
cabeza intenso o dolor y dificultad para mover el cuello.
·
Sensación de
mareo progresivo, que se favorece al mover al niño.
·
Convulsiones o
movimientos extraños de cara o extremidades.
·
Incapacidad
para moverse, disminución de la fuerza o sensación de hormigueo.
·
Alteración del
comportamiento o de la reactividad.
·
Diferencia de
tamaño entre las pupilas de ambos ojos.
·
Alteraciones
de la visión o de la posición ocular (ojos “torcidos”).
·
Hablar de
forma extraña o decir incoherencias.
·
Andar
tambaleándose.
Fuente: Sabervivir
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