viernes, 9 de diciembre de 2022

Pensamiento positivo

 

El pensamiento positivo nos invita a no dejar nuestro estado de ánimo en manos de las circunstancias externas. Siempre tenemos el poder de escoger aquellos pensamientos que nos ayuden a sentirnos bien.

El optimismo y el positivismo cada vez están más de moda. De todas partes nos llegan mensajes animándonos a sonreír, a disfrutar y a ser felices. Con un planteamiento tan simplista y reducido es lógico que sean muchas las personas que consideran esta propuesta un tanto infantil e ingenua. Por ello en los siguientes párrafos vamos a profundizar en la base del pensamiento positivo y en la explicación de los muchos beneficios que puede aportar a nuestra vida.

Es lunes, está lloviendo a mares y llegas tarde al trabajo. Has perdido el autobús, por lo que te toca caminar a toda prisa mientras tratas de que el paraguas no se te vuele con el viento. De pronto, en una parada de autobús o en el cuaderno de un escaparate lees un mensaje del estilo: “sonríe“, “la vida es maravillosa”. Seguramente esto te enfurezca aún más. A ti te gustaría ser feliz, pero las circunstancias no colaboran.

A pesar de que ese mensaje que te resulta tan frustrante sea una incompleta simplificación, la enseñanza que alberga es una de las más beneficiosas que podemos aprender. La vida no es maravillosa porque todo te salga a pedir de boca, es maravillosa cuando tú decides que lo sea. Sonreír no ha de ser una consecuencia a los sucesos externos, sino una decisión diaria y personal.

Pensamiento positivo y negativo

Una de las premisas más demostradas en la historia de la psicología es que no vemos el mundo como es, sino como somos. La realidad es sólo un conjunto de sucesos que toman forma a la luz de nuestros pensamientos. Son estos los que dotan de significado a lo que nos acontece, y le otorgan una valencia positiva o negativa.

Son muchas las corrientes que emplean este supuesto en sus técnicas de cambio terapéutico. Nuestros pensamientos definen nuestro estado de ánimo, independientemente de lo que ocurra alrededor. Es por ello que existen personas mayoritariamente felices y otras generalmente insatisfechas. No se trata de que las primeras tengan una vida especialmente privilegiada, sino de que estas deciden, en cada momento, alimentar su pensamiento positivo.

Podemos imaginar nuestra mente como un espacio en el que habitan dos semillas: la del optimismo y la de la de la negatividad. Cada día tenemos la oportunidad de escoger cuál regar y ayudar a que crezca. Pero hemos de saber que, cualquiera que sea la más cuidada, irá haciéndose fuerte hasta ocupar todo nuestro espacio mental.

Tienes el poder de escoger

Muchas personas pensarán: “riego la positiva cuando me ocurren cosas buenas y la negativa cuando me va mal, es lo lógico”. Puede que te resulte lógico, pero, desde luego, no es funcional. ¿Por qué dejar que tu estado de ánimo quede a la deriva de las circunstancias externas? Escoge siempre alimentar el lado positivo pues es quien te ayudará a mantener el optimismo y la motivación para salir adelante.

Regodearte en malos pensamientos, asentarte en la posición de víctima no cambiará lo que te ha sucedido. Al contrario, intensificará tu malestar y te hará percibir, únicamente, más detalles negativos. Pues, hemos de tener en cuenta que los patrones de pensamiento se retroalimentan: cuánto más piensas en negativo más fácil te resulta hallar motivos de frustración e insatisfacción. Y lo mismo ocurre, al contrario.

Sería ideal que comenzasen a inculcarnos el hábito del pensamiento positivo desde que somos niños. De esta manera nos resultaría sencillo y natural percibir la belleza de la vida y desarrollaríamos una actitud de gratitud. Seríamos capaces de ver la oportunidad en cada situación y afrontaríamos la adversidad con confianza y optimismo.

Sin embargo, muchas veces esto no ocurre y crecemos con un patrón de pensamiento negativo. Un radar para detectar la dificultad y la injusticia y sentirnos víctimas del mundo. Tras años regando la planta de la negatividad, el pensamiento positivo nos resulta incomprensible. Sin embargo, recuerda que siempre estás a tiempo de cambiar la realidad con tus decisiones.

Proponte dejar morir de sed a tus viejos patrones y comenzar a alimentar tu capacidad de percibir lo bueno. Comprobarás que, cuanto más practicas, más sencillo le resulta a tu mente hallar lo positivo. Por ello, no esperes y haz la prueba. Por muy forzado que te resulte al inicio, terminará resultándote natural.

  

Fuente: lamenteesmaravillosa


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