Son esas personas que te abrazan y recomponen tus
partes rotas. Con las que has recorrido la vida. Las que te han enseñado por
las buenas. Las que te han mostrado el mundo como un lugar maravilloso en el
que vivir. Pero, sobre todo, las buenas personas son por las que cada día
coleccionas motivos por los que merece la pena esforzarse y ser feliz.
Las buenas personas no son prepotentes ni paternales,
sino que, al contrario, son personas pacientes. Porque la paciencia es la
virtud que enmarca la capacidad de dar libertad y margen de error a las
personas que tenemos delante.
El arte de la bondad es un bien escaso, pero
quizás más común de lo que creemos. No todos somos buenos y malos en nuestra
totalidad, pues en nuestro interior damos cabida a todo. Además, esto
generalmente depende del cristal desde el que se mire.
Sin embargo, hay ocasiones en las que nos
tropezamos con personas que no están corrompidas por la sociedad y sus
intereses, y que son incapaces de hacer daño a una mosca. Puedes reconocerlas
fácilmente, pues desde que las conociste eres mejor persona, te han fortalecido
y han enriquecido tu interior.
La bondad auténtica es tener el valor de
salir en defensa de lo que está bien
Las buenas personas tienen un sentido justicia y
del bien que es especial. Sus palabras siempre son esperanzadoras y, si tienen
que elegir, te darán una lección de vida.
Son personas íntegras que van más a allá de las
obligaciones morales y siempre tienden su mano para ayudar. Hacen lo correcto,
aunque nadie esté mirando y eso es lo que las hace valiosas.
Ser buena persona es una de las mayores
cualidades que podemos alcanzar
En algunas personas es innato y solo unos pocos
afortunados tienen la dicha de ser sensibles al sufrimiento ajeno y a la
capacidad de ayudar. Lo positivo de esto es que todos podemos ser personas
buenas e íntegras.
Es esa sensibilidad especial las que hace a estas
personas inolvidables e incomparables. Además, hay veces que la bondad se
mezcla con la amabilidad, convirtiendo así a la persona en excepcional.
Siendo buenas personas seremos diferentes
Por eso, más que intentar ser diferente, intenta
ser bueno, puesto que siendo bueno serás diferente. Lo que cuenta de verdad es
el resultado final. Lo que importa no es la intención sino la acción.
La vida de cada persona afecta a miles de seres
en el mundo y, lo que hacemos por otra persona, nos afecta directamente a
nosotros. Por lo que es importante aprovechar este efecto multiplicador.
Están hechas de otra pasta, de acero
inolvidable.
La mejor forma de compensar a una buena persona
es a través de la gratitud. Estas personas son conscientes de que, de una u
otra forma, lo que le das a la vida es lo que la vida te devuelve.
Nos duele especialmente que la vida les haga
daño, pues en nuestro ideal de mundo justo no concebimos que esto tenga que
pasar. Sin embargo, hay una gran parte de buenas personas que lo son
precisamente a raíz de estos golpes.
Las personas más bonitas que conozco son las que
se han enfrentado a la vida, a su dureza y a su injusticia. Son las que se han
sentido vulnerables y sin esperanza, las que han sufrido en su piel verdaderos
desgarros y problemas.
La gente bella no es necesariamente la más linda
por fuera pero disfrutan de una belleza especial. Son personas bonitas las que
han sabido perdonar, seguir hacia adelante y tender una mano, aunque les
acompañase la derrota, descubriendo así la grandeza de su ser.
Gracias a
todas esas personas bonitas que nos dan tanto sin esperar nada a cambio.
Fuente: La mente es maravillosa
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