jueves, 17 de septiembre de 2020
lunes, 14 de septiembre de 2020
Cómo tratar los celos entre hermanos
¿Tu hijo se enfada a menudo, le grita al pequeño
o llora más que de costumbre?, ¿si le dejas solo aprovecha para pegar a su
hermano, pellizcarlo o escupirlo? Los celos entre hermanos y la rivalidad son
algo común. Es la forma con la que algunos niños intentan pedir afecto a sus
padres.
¿Por qué aparecen los celos entre hermanos?
Durante millones de años, el ser humano ha
desarrollado conductas instintivas para mantener y reforzar las relaciones
afectivas. Se llaman conductas de apego, y funcionan de manera muy parecida a
como funciona el hambre. Cuando necesitamos alimento, sentimos una sensación
desagradable que nos impulsa a comer. Sentir el malestar que provocan los
celos, nos impulsa a hacer cosas para no perder la relación afectiva, igual que
el hambre nos impulsa a comer.
Para que esto suceda, ambas personas deben de
estar unidas por una relación de dependencia. Y, en el caso de los niños, todos
presentan una dependencia afectiva hacia el adulto que les cuida, generalmente
los padres. Al entrar un hermano en la dinámica familiar, el niño percibe que
la atención se divide, el tiempo se comparte, y el cariño ya no es exclusivo.
Aparecen los celos, y con ellos la sensación de que va a tener que competir con
alguien para volver a tener todo lo que antes tenía sin ningún esfuerzo.
Lo que provoca los celos entre hermanos no es la
forma en cómo el adulto trata a uno u otro, ya que por lo general los padres
acostumbran a tratar a todos los hijos por igual. Los celos entre hermanos
surgen de la interpretación que hace el niño de la situación familiar, unido a
su miedo de ser desplazado.
¿Cuánto duran los celos?
Los celos entre hermanos no aparecen antes del
primer año y medio de vida (18 meses) ya que, hasta esa edad, el desarrollo
cognitivo del niño no le permite ser consciente de su posición afectiva en la
propia familia. Habitualmente se prolongan durante toda la primera infancia,
hasta alrededor de los siete años, aunque si no se gestionan adecuadamente,
pueden llegar a cronificarse deteriorando las relaciones familiares, e incluso
dejándose de hablar con el hermano “competidor”.
Los celos, por tanto, en la mayoría de los casos
no son permanentes. Irán desapareciendo en cuanto el niño vuelva a sentirse
seguro y encuentre su lugar dentro del seno familiar. En el caso de que los
episodios se mantengan en el tiempo o que su magnitud sea desproporcionada
respecto a lo esperado para su edad y educación recibida (produciéndose un
deterioro en las relaciones familiares) es aconsejable la visita a un
profesional.
¿De qué manera expresan los niños los
celos?
·
Cambio de
conducta: se muestran más tercos y desobedientes. Tienen una actitud más
desafiante ante los padres, oponiéndose a sus normas. Suelen tener un
comportamiento más negativo.
·
Regresión a
etapas pasadas: a pesar de haber logrado hitos como el control de esfínteres,
dormir sin chupete o ir al colegio sin llorar, pueden mostrar una vuelta atrás
en su conducta, volviéndose a hacer pis o caca, retomar el chupete, no querer
dormir solos, llorar por ir a la escuela…
·
Cambios de
humor injustificados: pueden mostrarse más enfadados que de costumbre o montar
un berrinche por algo que no tiene importancia. También se muestran más
llorones sin motivo aparente.
·
Actitud
infantil: pueden volver a utilizar expresiones más típicas de bebés, utilizar
un lenguaje más infantil e incluso realizar conductas más inmaduras como
chuparse el dedo.
·
Alteraciones
del sueño: si antes dormían solos sin problema, pueden pedir dormir con los
padres, incluso se suelen despertar más a menudo y les cuesta mucho irse a la
cama.
·
Falta de
apetito: puede alterarse su hábito alimenticio. Niños que comían bien se vuelven
inapetentes o comienzan a rechazar platos que antes tenían como favoritos.
Incluso incitan a que los padres les den la comida.
·
Agresividad:
pueden llegar a pelearse con su hermano, morder, pegar o pellizcar hacia el que
generan un sentimiento de resentimiento.
¿Qué pasa si los celos desembocan en
agresividad?
Cuanto menor es la diferencia de edad, mayores
suelen ser los celos entre hermanos. Un niño de tres meses y otro de dos años
necesitan las mismas cosas: depender del adulto para comer, ir en brazos,
dormir con los padres, etc. Y dentro de seis años seguirán necesitando lo
mismo: que jueguen con ellos, que les escuchen, que les ayuden en sus tareas
del cole, etc. La competencia es directa y continua. Es en estos casos cuando
la conducta celotípica se dirige potencialmente hacia el hermano, y en muchas
ocasiones en forma de agresividad. En el mundo infantil, una patada no
significa lo mismo que en el mundo adulto. Los niños se pegan como una forma
más de comunicación debido a su limitado vocabulario para expresar emociones.
Lo esperable sería que, a medida que aumenta su registro para expresar el
malestar, disminuya la agresividad. En este sentido, los padres pueden ser
facilitadores de la comunicación hablando con ellos y ayudándoles a verbalizar.
Cómo tratar los celos entre hermanos para
prevenirlos
1. No establezcas comparaciones entre hermanos y
evita el trato de preferencia hacia uno.
2. Alava los aspectos positivos en lugar de
recriminar los negativos.
3. Responde con tranquilidad a los episodios celosos
y retira tu atención. Una vez se haya calmado, dale la atención emocional que
requiere para fomentar la conducta deseada.
4. Aumenta el tiempo en actividades y juegos de toda
la familia.
5. Recuérdale las ventajas y privilegios que tiene
“ser el mayor” o “ser el pequeño” para que sientan la importancia de su
individualidad. Por ejemplo, el hermano mayor puede acostarse más tarde porque
es el mayor.
6. Ayúdale a verbalizar lo que siente para que no
tenga que mostrarlo mediante un comportamiento agresivo.
7. Utiliza una comunicación emocional, a través de
gestos y palabras afectuosas que dejen claro que el amor de los padres alcanza
para todos.
Fuente: DKV
viernes, 11 de septiembre de 2020
Bulos y mitos de la dieta keto
Con septiembre y el fin de las vacaciones vuelven la rutina y los propósitos para el nuevo curso. Entre ellos, muchas personas se marcan comer mejor o seguir una dieta específica. Ya os hemos contado los trucos y las dietas que no necesitas probar porque no tienen base científica y no funcionan, pero hoy os hablaremos de la dieta keto.
Una de la que se habla mucho es la dieta keto o cetogénica, que consiste en reducir drásticamente el consumo de carbohidratos. Aunque para ciertas personas puede ser eficaz a corto plazo siempre que se realice con ayuda de un nutricionista, no hay suficientes estudios sobre su eficacia a largo plazo por su baja adherencia. Además, puede conllevar una serie de riesgos en determinadas personas o efectos secundarios. Os contamos todo lo que sabemos al respecto.
¿Qué es la dieta keto o cetogénica?
La dieta keto o cetogénica no es nueva. Primero se llamó dieta Atkins (hace ya varias décadas) y ahora vuelve con el nombre de keto.
Para explicar qué es una dieta keto, hay que
saber un poco sobre cómo funciona el metabolismo del cuerpo humano, la serie de
reacciones por las que los nutrientes que ingerimos en la comida se convierten
en energía que permite al organismo llevar a cabo todas sus funciones. En esa
serie de reacciones, el combustible más habitual es la glucosa que el cuerpo
extrae de los carbohidratos.
Pero la evolución nos ha dado a los humanos
recursos para afrontar distintos escenarios, de forma genérica, nuestro cuerpo
utiliza como combustible los hidratos de carbono, pero si por lo que sea (en
este caso por elección propia) no tenemos acceso a ellos, el organismo tiene
mecanismos para seguir obteniendo energía, no nos morimos.
Es decir, aunque esa es la principal fuente de
energía y a la que el cuerpo recurre primero, no es la única posible. Otra
opción son los cuerpos cetónicos, que el organismo obtiene procesando la grasa
corporal cuando el aporte de carbohidratos no es suficiente. Cuando el cuerpo
recurre a ellos, es cuando se encuentra en estado de cetosis.
Una dieta keto o cetogénica, es aquella en la que
precisamente se consigue ese estado de cetosis a base de reducir drásticamente
el consumo de carbohidratos en la alimentación para obligar al cuerpo a
recurrir a la grasa para funcionar.
Ingesta de más alimentos
ricos en grasas
En una dieta cetogénica las grasas suponen entre
un 70% y un 80% de lo que se consume; las proteínas, entre un 20% y un 25%; y
los hidratos de carbono, entre un 5% y un 10%.
¿Cuál sería
un ejemplo de menú diario?
Desayuno:
Café + huevos
revueltos + 1/2 aguacate
Media mañana
Yogur griego +
un puñado de frutos secos
Comida
Pollo a la
plancha + espinacas salteadas
Merienda
Arándanos
Cena
Brócoli salteado con queso parmesano + filete de salmón a la plancha + onza de chocolate negro (70-80% de cacao)
El desayuno podría contener huevos, frutos secos,
yogur no azucarado o mantequilla de cacahuete. La comida podría ser una
ensalada de verduras con espinacas, repollo, aguacate, atún, aceitunas o queso.
También, una pechuga de pollo a la plancha con tomates y verduras mezcladas. La
cena podría contener salmón a la plancha o a la parrilla con brócoli o coliflor
o calabacines asados.
Difícil de seguir en el largo plazo y se
desconoce si tiene efecto yoyó
Esta revisión de estudios indica que, si bien hay
algunas investigaciones que indican que una dieta cetogénica consigue una mayor
pérdida de peso a corto plazo que las dietas bajas en grasa, todavía no hay
suficientes datos sobre el posible efecto yoyó, en el que periodos de sobrepeso
se intercalan con dietas estrictas y bajadas de peso que luego se recupera (y,
a menudo, aumenta).
Según dicha revisión, la duración de la dieta
cetogénica puede variar desde un mínimo de dos a tres semanas hasta un máximo
de varios meses (de seis a 12 meses) “siguiendo el principio general de
precaución”.
No existen estudios a largo plazo porque la
adherencia a la dieta es prácticamente insostenible más allá de los dos o tres
meses, mientras que una dieta baja en grasas puede convertirse en un nuevo
estilo de alimentación. Esto se debe en parte al gran cambio que implica esta
dieta en la elección de alimentos.
¿Se pierde peso en el corto plazo? Sí. ¿Es lo que
deberíamos buscar en una dieta? No. Es primordial comprender que la clave de
cualquier cambio de hábitos es mantener la adherencia a largo plazo: El peso no
es la variable a tener en cuenta a la hora de valorar la salud, por lo que no
debería ser la referencia.
La dieta cetogénica, según cuenta, es muy difícil
de seguir en el largo plazo. En este sentido, este estudio subraya la baja
adherencia de este tipo de dieta entre personas con cáncer (además de concluir
que no hay evidencias científicas de que mejore el metabolismo o la calidad de
vida de pacientes oncológicos).
Como os hemos explicado las dietas drásticas no
son la mejor opción si lo que queremos es perder peso de forma sostenible ya
que es difícil seguirlas durante mucho tiempo y, si no cambiamos la
alimentación a patrones más saludables, es muy probable que el peso perdido se
recupere rápidamente.
Los peligros que conlleva en
determinadas personas
La dieta keto puede ser muy eficaz para perder
peso y muy saciante. Aun así, “no vale para todo el mundo y no está exenta de
peligros”. De ahí que sea recomendable “que sea guiada siempre por un
nutricionista”.
Esta revisión concluye que la dieta cetogénica
puede ser una herramienta útil para tratar la obesidad en manos de un médico.
Los expertos consultados coinciden en que seguir una dieta keto no tiene por
qué ser peligroso en una persona sin patologías previas y sin problemas en su
relación con la comida.
Eso sí, esta dieta no es recomendable en personas
diabéticas o con problemas renales. Tampoco la aconseja a una persona que haya
intentado perder peso por diferentes vías o con riesgo de padecer un trastorno
de la conducta alimentaria, ya que “no ha demostrado especial eficacia en el
largo plazo y este tipo de personas lo último que necesitan es un nuevo fracaso
en su intento por cambiar de hábitos”.
Seguir esta dieta puede tener efectos secundarios
“producidos por la acidosis que se genera al fabricar los cuerpos cetónicos”.
Por ejemplo, puede producir inapetencia, dolor de estómago, náuseas o vómitos,
olor afrutado del aliento, dificultad al respirar, boca seca y un decaimiento
general.
En Internet, se promocionan píldoras que
supuestamente contienen cetonas exógenas. Es decir, que proporcionan al
organismo los cuerpos cetónicos que deben servir como combustible al cuerpo
ante la ausencia de la glucosa derivada de los carbohidratos. Como ya os hemos no
hay evidencias de que estas píldoras ayuden a adelgazar.
Fuente: DKV
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Vuelta al cole en plena pandemia: Las peticiones de los pediatras de familia
Las medidas de higiene, distanciamiento y aislamiento, junto con el refuerzo en Atención Primaria y de los servicios de rastreo prometido por los departamentos de salud de las comunidades autónomas son las peticiones de los pediatras de familia para una vuelta al cole segura.
Estas son las principales peticiones de los pediatras de atención primaria ante la vuelta al cole, a primeros de septiembre, y de cara a la reunión que los ministros de Educación y Sanidad mantendrán el próximo día 27 con los consejeros autonómicos para tratar el inicio del curso escolar.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) ha elaborado una propuesta con recomendaciones para el regreso a la escuela presencial y para la coordinación entre los colegios y los centros de salud.
De acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad, el porcentaje de contagios en niños, sobre el total de contagiados, inicialmente era inferior al 1%, pero ha ascendido a un 7,2% en el mes de julio, y a un 10,3% de los casos en agosto, en menores de 15 años.
Por tanto, los datos disponibles en la actualidad
son cambiantes y debemos ponernos en guardia y pensar que cualquier niño puede
ser fuente de contagio. De cara a la apertura del curso escolar, y en cualquier
atención presencial, debemos contar con medidas de distanciamiento e
higiénicas, sea cual sea la edad del niño.
Por otra parte, los niños tienen más
probabilidades de tener una infección leve o asintomática, lo que significa que
la infección puede pasar desapercibida o no ser diagnosticada.
Los síntomas más frecuentes son la tos, dolor de
garganta, diarrea o fiebre. Esto hace difícil diferenciarlo de otras
enfermedades víricas del otoño-invierno como infecciones por rinovirus,
bronquiolitis o gripe, con las que además podría coincidir.
En cuanto a los niños como foco de transmisión de
la enfermedad, cuando son sintomáticos, excretan el virus en cantidades
similares a los adultos y pueden infectar a otros de manera similar a los
adultos. Se desconoce la capacidad infecciosa de los niños asintomáticos.
Recomendaciones para la
vuelta al cole presencial
Pese a los riesgos, se considera importante la
vuelta a las aulas presencial, para favorecer el aprendizaje, el desarrollo
emocional y las relaciones sociales de los niños con sus iguales.
Sin embargo, durante este curso va a haber muchas
dificultades para que los niños sigan la escolarización con normalidad según un
informe técnico publicado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control
de Enfermedades el pasado 6 de agosto.
Este informe indica que el hecho de que muchos
niños sean asintomáticos hace difícil detectar brotes en las escuelas, aunque,
por el momento, los datos de varios países de la UE sugieren que la reapertura
de escuelas no se ha asociado con importantes aumentos en la transmisión
comunitaria.
Estas son las
recomendaciones:
·
Distanciamiento físico:
realizar trayectos separados para que los niños no se crucen en los pasillos.
El profesorado debería utilizar siempre mascarilla y, el alumnado, si no se
puede mantener la distancia de seguridad.
·
Grupos más reducidos y, en
niños pequeños, “grupos burbuja”. Tendrían que mantenerse en clase, durante el
recreo y en el acceso y salida del colegio.
·
Medidas de higiene:
ventilar las aulas entre clase y clase, higiene de manos entre clases y al
volver del recreo, disponibilidad de hidrogel y mascarillas y desinfección de
aulas al finalizar la jornada.
·
Adultos acompañantes: Si es
posible, debería ser siempre la misma persona la que acompañe al niño en la
entrada y salida del colegio.
·
Comedor: Además de
mantener las medidas de distanciamiento y el lavado de manos a la entrada y la
salida, se recomienda mantener grupos fijos en cada mesa y extremar la
vigilancia para evitar que se compartan alimentos y utensilios.
Coordinación entre colegios y
centros de salud
Además de las medidas en los centros educativos, es
importante que, ante una enfermedad febril detectada en un colegio, se aísle al
niño y se llame a su familia. Luego, esta debería ponerse en contacto de forma
telefónica con el centro de salud y no acudir directamente.
En el centro de salud se verá si procede hacer
una PCR o explorar al niño, y se indicará a la familia el momento y lugar para
llevarlo a cabo, pues existen franjas horarias diferentes y, en algunos
centros, salas distintas para atender a pacientes con sospecha de coronavirus.
Además, se
proponen otras medidas:
·
No acudir con fiebre o tos al colegio, con independencia de su causa.
·
Cuarentenas de todo el
grupo y PCR si un alumno o profesor es positivo. Incluso en el caso de que
todos dieran negativo, deberán quedarse en casa 14 días. Si hay dos casos
positivos en dos clases diferentes del mismo centro, las autoridades sanitarias
podrían ordenar el cierre del centro para cumplir el aislamiento preceptivo.
·
PCR en 24 horas. La agilidad
en las pruebas podría evitar aislamientos y bajas laborales de los padres.
·
Refuerzo en Atención Primaria. existe un déficit crónico en Atención Primaria, con 1.500 plazas
ocupadas por no especialistas y 900 con exceso de pacientes, que deberían
desdoblarse para hacer frente a la COVID-19, con lo que el déficit total sería
de 2.400 pediatras de AP.
No ha habido ningún refuerzo, como habían
prometido los Departamentos de Salud, y en esa situación precaria hay que
atender a un número progresivo de contagios, lo que está superando la capacidad
de resolución de la pediatría de AP.
·
Rastreadores. Es necesario
un refuerzo y coordinar la situación de las distintas CC AA, que es muy dispar
en la actualidad. De acuerdo con la revisión elaborada por AEPap, en Aragón,
Baleares, Canarias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana,
La Rioja y Murcia, los rastreadores de contactos y toma de muestras dependen de
Atención Primaria, en coordinación con Salud Pública.
En cambio, en Asturias, Cantabria, Navarra y País
Vasco es Salud Pública la que coordina el rastreo, aunque las muestras se toman
en AP.
En varias CC AA los rastreadores están
colapsados, por lo que los pediatras de AP colaboran directamente en el
rastreo, como sucede en Baleares y Madrid. O son enfermeros del centro de salud
los que hacen esta labor, como en Andalucía. Mientras, en Cataluña hay
rastreadores telefónicos para casos sencillos y, para los complejos, se encarga
Epidemiología.
Con el aumento de casos, se teme que no se
consiga realizar una contención eficaz del virus, pues hay CC AA que ya se han
desbordado en la búsqueda de los contactos y otras que están al límite del
desbordamiento.
·
Refuerzo de los medios diagnósticos. Se considera que Atención Primaria debería contar con medios
diagnósticos más rápidos. Existe la posibilidad de hacer PCR para coronavirus,
gripe y virus sincitial respiratorio (VSR) con la misma muestra, lo que
facilitaría mucho el diagnóstico y manejo del coronavirus. Esto sería muy útil,
porque los contactos de COVID-19 tienen que guardar 14 días de aislamiento.
Fuente: AEPap