Nos
enfrentamos al calor con precaución, atención y rutina.
Los síntomas
de esta enfermedad neurodegenerativa evolucionan con el paso de los años. Pero
algunos de estos se complican cuando el verano empieza a llamar a nuestra
puerta. Y es que el calor, tan esperado por todos, se puede convertir en un
problema grave para los pacientes, pero también para los cuidadores.
Lo primero que
queremos dejar claro es que no hay nada de que preocuparse. Solo hay que
prestar más atención a algunos factores y, sobre todo, no cambiar el ritmo de
vida ni las actividades diarias.
La importancia de hidratarse en verano
Algunos
pacientes con párkinson (alrededor de un tercio) sufren de sudoración excesiva,
que ocurre incluso sin hacer ningún tipo de ejercicio. Suma a esto las altas
temperaturas, la posible humedad y el resultado es un paciente incómodo. Lo más
importante es hidratarse bien, bebiendo más de 1,5 litros de agua al día.
También es
importante que las prendas sean apropiadas para esta época del año. Telas
frescas, poco pesadas y muy transpirables. Se debe evitar exponerse al sol
entre las 12 y 17 horas, así como utilizar gafas de sol, crema solar y gorro
para que no se produzcan golpes de calor o quemaduras.
Un descanso eficiente
La temperatura
sube, y con ello es más complicado descansar bien. Es importante cuidar los
tiempos de descanso del paciente. Para evitar alteraciones en la rutina de
sueño, es conveniente que duerman ocho horas en un horario similar al del resto
del año.
Descansar
también se traduce en disfrutar de lo que el verano ofrece. Las actividades de
ocio y el ejercicio físico favorecen el bienestar, físico y emocional, de
afectados y de sus cuidadores.
Planificar un viaje con antelación
Como ya hemos
comentado, padecer la enfermedad de Parkinson no tiene por qué traducirse en
cambiar nuestra rutina. Incluso si hablamos de realizar alguna escapada.
Lo más
importante es que:
·
Hagas una
lista de imprescindibles.
·
Pienses en el
modo de desplazarte y como puede afectar a los síntomas.
·
Te informes
del lugar al que vas: alguna asociación, teléfonos de emergencia…
·
Calcules la
necesidad de tratamiento, teniendo en cuenta las posibles complicaciones que
puedan aparecer.
·
Avises al
neurólogo para que te facilite cualquier otro consejo o advertencia.
Consejos de párkinson para la rutina
Estar de
vacaciones no implica que el cuidador tenga que hacerlo todo. Si nos hemos ido
de viaje, aunque el entorno sea diferente, el paciente debe seguir trabajando
en sus funciones y actividades diarias, aunque le conlleve más tiempo. Si el
cuidador hace todo, luego será más difícil reincorporarse al día a día normal.
Hablando de
rutina, lo mejor para evitar el estrés y agobio que supone regresar a la vida
normal es hacerlo de forma gradual y sin imprevistos. Así el paciente (y el
cuidador) podrán adaptarse poco a poco.
Fuente: CEP
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