La gripe es
una enfermedad respiratoria contagiosa, causada por los virus de la gripe. La
enfermedad puede variar de leve a grave, e incluso provocar la muerte en
ciertos casos, especialmente en ancianos y personas con enfermedades crónicas.
Se caracteriza
por su gran contagiosidad y por presentarse en forma de epidemias anuales
durante el periodo de otoño-invierno, y ocasionalmente en forma de pandemias
(epidemias que afectan a varios países y continentes). La medida más eficaz
para prevenir esta enfermedad es hacerse administrar la vacuna todos los años
en otoño.
Algunas
personas, entre ellas las de edad avanzada, los niños pequeños y las personas
que padecen enfermedades graves o crónicas, tienen mayor riesgo de
complicaciones serias a causa de la gripe.
Los virus de
la gripe se caracterizan por su gran capacidad de variación, cambiando de año
en año los tipos de virus circulantes, además de coexistir circulando varias
cepas distintas cada temporada. Ello explica el que la vacuna o el padecimiento
de la enfermedad sólo protege frente al virus que causó la gripe o frente a las
cepas (tres) que contiene la vacuna, por lo que algunas personas padecen más de
una gripe en la misma temporada, a pesar de haberse vacunado.
Para conocer
cómo varían los virus de la gripe y cuáles son los tipos circulantes que
predominan, existe una red mundial de laboratorios de control, coordinada por
la Organización Mundial de la Salud, que le permite a esta institución decidir
cada año la composición idónea de las vacunas.
¿Qué síntomas presenta la gripe?
La forma de
presentación de la gripe varía desde síntomas leves a otros graves con gran
afectación del estado general, y posibles complicaciones, entre las que la
neumonía es la más frecuente.
Los cuatro
síntomas básicos son: la fiebre, la cefalea, el malestar general y los síntomas
respiratorios, siendo muy característico su comienzo brusco.
Otros síntomas
de gripe incluyen:
·
tos seca,
·
dolor de
garganta,
·
secreción o
congestión nasal,
·
dolores
musculares,
·
también pueden
presentarse síntomas digestivos, como náusea, vómito y diarrea, pero son más
comunes en los niños que en los adultos.
En los
pacientes con problemas crónicos, como la diabetes, enfermedades
cardiovasculares, asma, insuficiencia renal o hepática, generalmente provoca un
agravamiento de su enfermedad, siendo una causa de aumento de la mortalidad en
estos pacientes durante el periodo gripal.
¿Qué complicaciones de la gripe pueden
producirse?
Las
complicaciones causadas por la gripe dependen del estado de salud previo del
paciente. En niños y jóvenes puede producirse sinusitis y otitis, también el
llamado síndrome de Reye, (cuadro grave en el que se producen lesiones en la
piel como si fueran grandes quemaduras), especialmente cuando se asocia a la
utilización de aspirina, motivo por el cual este fármaco está contraindicado
durante la infancia.
En los
adultos, las complicaciones más frecuentes son las respiratorias, como la
neumonía bacteriana, la bronquitis y el agravamiento de la insuficiencia respiratoria
en los bronquíticos crónicos. Otras complicaciones son la deshidratación y el
empeoramiento de enfermedades crónicas, tales como la insuficiencia cardiaca,
el asma y la diabetes.
¿Cómo se propaga la gripe?
Los virus de
la gripe se transmiten de persona a persona a través de gotitas de secreciones
respiratorias que se lanzan al ambiente al toser y al estornudar. En ocasiones,
es posible que una persona se infecte al tocar objetos (pañuelos, enseres de
comida…) que contienen los virus de la gripe y luego tocarse la boca o la
nariz. La mayoría de los adultos sanos pueden infectar a otras personas, desde
1-2 días antes del inicio de los síntomas, hasta 5-6 días después de contraer
la enfermedad.
Puede
presentarse como casos aislados; en forma de brotes en colegios y residencias y
en forma de epidemias que llegan a afectar al 10-20% de la población y que
duran de 4-6 semanas durante la estación fría en las regiones de clima
templado. En España la epidemia gripal se presenta en los últimos años en el
periodo enero-marzo, y afecta entre 1 y 4 millones de personas cada año.
¿Cómo se puede prevenir la gripe?
La mejor
manera de prevenir la gripe es vacunándose todos los años en otoño.
En España las
vacunas contra la gripe utilizadas son vacunas inactivadas (elaborada con virus
muertos) que se administran mediante inyección habitualmente en el brazo (o en
el muslo en los bebés).
Aproximadamente
dos semanas después de recibir la vacuna, el cuerpo genera los anticuerpos que
protegen contra la infección por el virus de la gripe. Las vacunas contra la
gripe no protegen contra otras infecciones parecidas a la gripe causadas por
otros virus.
Además, para
disminuir la circulación de los virus y por tanto la transmisión entre personas,
se aconsejan una serie de medidas de higiene:
·
Cubrirse la
nariz y la boca con un pañuelo desechable cuando se tose o se estornuda,
tirando el pañuelo después de usarlo.
·
Lavarse las
manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de toser o
estornudar.
·
Evitar
acercarse a personas que estén enfermas.
·
No tocarse los
ojos, la nariz ni la boca para evitar transmitirse los virus con las manos.
·
El paciente
con gripe debe de quedarse en casa y no ir al trabajo, la escuela o centros
públicos para evitar transmitir la gripe y que otros enfermen.
·
Trate de no
tocarse los ojos, la nariz ni la boca. Ésta es la manera como a menudo se
propagan los gérmenes.
¿Cómo se diagnostica la gripe?
Normalmente el
diagnóstico de la gripe se basa en los síntomas. La presencia de un cuadro de
fiebre, malestar general, cefalea y tos, con secreción nasal en la época de la
gripe, suelen ser los datos suficientes. La necesidad de realizar estudios
analíticos, radiografías o cultivos, la determina la existencia de síntomas
propios de las posibles complicaciones de la gripe.
Deben de
consultar al médico los pacientes con alto riesgo de sufrir complicaciones
debido a la gripe, como son las personas más de 65 años, aquellas que tienen
enfermedades crónicas, las mujeres embarazadas y los niños pequeños, y siempre
que el estado del paciente lo requiera.
¿Cómo se trata la gripe?
Las medidas
básicas en el tratamiento de la gripe son el reposo en cama, la toma de
abundantes líquidos, en especial infusiones y zumos naturales.
SIEMPRE se
debe de dejar de fumar y no beber bebidas alcohólicas.
Además, suelen
ser de ayuda los tratamientos sintomáticos:
·
Analgésicos: alivian el malestar y el dolor muscular y de
cabeza, y disminuyen la fiebre. Ejemplos: acetaminofeno o paracetamol, aspirina,
ibuprofeno, ketoprofeno y naproxeno. Precaución: los niños y adolescentes no
deben tomar aspirina.
·
Antitusígenos: evitan el estímulo de la tos. No deben de
utilizarse sin indicación médica y, en especial, si existe tos productiva con
abundantes secreciones, ya que al facilitar la retención de las secreciones,
éstas pueden infectarse.
·
Expectorantes: ayudan a que el moco sea más fluido y facilitan
la expectoración.
·
Descongestionantes nasales: disminuyen el grosor de la mucosa de las vías
nasales y reducen la congestión.
Los
medicamentos antivirales pueden ser utilizados en la prevención de la gripe, y
para el tratamiento en personas ancianas o con riesgo de complicaciones,
siempre bajo indicación médica.
Fuente: Fisterra
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