Cuando circule
en bicicleta, no olvide ponerse el casco. Un buen casco es un elemento de
seguridad imprescindible tanto para adultos como para niños: protege la cabeza
en caso de accidente y evita lesiones graves. Elegir un casco adecuado a sus
características físicas y utilizarlo puede ser vital.
El casco evita lesiones
El riesgo de
lesiones en caso de caída de la bicicleta se reduce hasta un 85% si el ciclista
lleva puesto el casco. El Reglamento General de Circulación obliga a que los
ciclistas usen cascos en la mayoría de las ocasiones y en las raras excepciones
es sin duda muy aconsejable.
Al adquirir un
casco, es imprescindible acudir a la tienda para probárselo, pues hay que
comprobar dos puntos fundamentales:
·
Que tiene un
tamaño que se ajusta perfectamente a su cabeza.
·
Que resulta
cómodo de llevar, pues de lo contrario le dará pereza usarlo.
Características útiles
Fíjese también
en las siguientes características:
·
El marcado
EN1078 que indica que cumple la norma de homologación europea.
·
La manera en
que están unidas la carcasa exterior con el material interior que absorbe los
golpes: en muchos casos, va pegada, con lo que existe riesgo de que se
desprenda. Son más sólidos los cascos que tienen la carcasa moldeada
directamente sobre el material interior.
·
El aspecto
exterior: los colores llamativos o las franjas reflectantes contribuyen a una
mejor visibilidad.
·
El sistema de
cierre: los de tipo clic, con dos piezas de plástico que encajan una dentro de
otra y se abren oprimiendo los laterales, son el sistema más práctico.
Compruebe también su solidez, dando un fuerte tirón para ver si se abre con
facilidad. Sea del tipo que sea, debe llevar debajo una pieza acolchada que
proteja el mentón del roce con el cierre y evite que se pellizque la piel al
abrocharlo.
·
Los orificios
de ventilación: a simple vista es difícil comprobar su eficacia, pues ésta no
depende del número de orificios, sino de su diseño y posición, pero fíjese por
lo menos en que vayan provistos de una malla que impida la entrada de insectos.
·
La visera, que
puede ponerse y quitarse con facilidad.
Un ajuste perfecto
La eficacia de
un casco depende en gran parte de que vaya bien ajustado en el momento del
impacto. Para ello, debe utilizar el sistema de ajuste del contorno. Algunos
modelos llevan unas simples almohadillas o una goma elástica. Sin embargo, el
ajuste más preciso se consigue con un anillo de plástico que rodea todo el
casco y se ajusta a la medida de la cabeza por medio de una ruedecilla en la
parte posterior. Esta pieza de ajuste debe ir unida al casco por medio de unos
elementos de plástico flexible.
Posición horizontal
El casco se
debe colocar en posición horizontal, ni inclinado hacia la nuca ni echado sobre
los ojos. Al mover la cabeza con energía, el casco no debe desplazarse de su
posición, pero tampoco debe comprimir la cabeza.
Las correas
deben rodear las orejas, nunca taparlas. Hay que asegurarse de que el casco no
interfiere con el oído ni la visión. Llévelo siempre abrochado, por su propia
seguridad y la de las personas que circulan detrás de usted.
Después de una
caída o un golpe, hay que cambiar el casco, aunque no parezca estar dañado. Su
capacidad para absorber los golpes podría haberse visto afectada y ya no será
capaz de protegerle adecuadamente.
Y recuerde que
siempre es mejor llevar un casco malo que no llevar nada.
Los cascos
para niño se pueden comprar a partir de 14 euros. Para adultos, se puede
encontrar un buen casco desde unos 20 euros, aunque algunos cuestan más de 85
euros. Un precio más alto no es garantía de mayor calidad. Los cascos de una
sola pieza son en general más caros, su precio medio supera los 52 euros
mientras que en los modelos pegados el precio medio está en torno a los 35
euros.
En el
siguiente vídeo podéis aprender cómo ajustarse adecuadamente el casco de la
bici.
Fuente: OCU
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