jueves, 26 de febrero de 2015

Combatir los Catarros


¿Qué es el catarro?
El catarro común es una infección, generalmente benigna, originada por varios tipos de virus, siendo el más frecuente el rinovirus, que se produce sobre todo en las estaciones de primavera, verano y otoño. La forma de contagio más efectiva de los rinovirus es el contacto de persona a persona, aunque también pueden transmitirse con las secreciones nasales y bucales de la persona infectada.

Al final del otoño y en el invierno, la gran mayoría de los catarros están motivados por el virus de la gripe (orthomyxovirus) y, con menor frecuencia, por paramyxovirus y los virus respiratorios sincitiales. (No debemos confundir la gripe con el catarro, aunque el virus de la gripe pueda causar ambas patologías).

A diferencia de lo que indica la creencia popular, la susceptibilidad a los catarros no viene dada por los cambios de temperatura ni por la exposición al frío. Es decir, estas circunstancias no son las responsables de que cojamos un catarro o de que nuestro sistema inmunitario se haga más vulnerable. Tampoco el estado de salud ni la alimentación parecen influir demasiado. Sin embargo, sí es cierto que una persona cansada, en estado de ansiedad, aquellos que tengan historia de alergias o padezcan asma, o las mujeres que están atravesando la mitad de su ciclo menstrual, son más susceptibles de desarrollar los síntomas.

Síntomas de un catarro
Tras un periodo de incubación que puede rondar entre 24 y 72 horas, los síntomas del catarro comienzan a volverse identificables.

El catarro suele comenzar con dolor de garganta, con la sensación de que raspa al hablar o al tragar; seguido, generalmente, de rinorrea (goteo nasal), estornudos, malestar general y obstrucción nasal. Muchas personas pueden presentar tos.
La temperatura suele ser normal o subir unas pocas décimas, sobre todo si los agentes causantes son rinovirus o coronavirus.

Tras un par de días, la mucosidad nasal puede aumentar de espesor y parecer purulenta. Esto es normal, debido a que el sistema inmune está combatiendo al invasor, pero no significa que haya una infección por bacterias. Por ello, salvo en casos muy excepcionales, el médico no suele prescribir antibióticos para los catarros, y nunca debemos automedicarnos con ellos.

Sin embargo, cuando el esputo (mucosidad expulsada por la boca desde el pulmón) es purulento (amarillo oscuro, verde, rojizo…) sí es un síntoma sugestivo de infección importante, y debemos acudir a un profesional sanitario en busca de consejo.

Síntomas de complicaciones del catarro
El catarro suele ser una afección benigna. No obstante, si el paciente presenta algún tipo de patología de base, como asma, bronquitis crónica u otros tipos de afección respiratoria, puede tener más problemas para respirar durante y después de la infección. Si esto ocurre, consulte con su médico la mejor opción para aliviar estas molestias.

Decálogo para Combatir los Catarros
1.      Lávate las manos con frecuencia. Los virus se transmiten principalmente por vía aérea, pero pueden infectarnos a través de los ojos o la nariz, por lo que, ante un enfermo, extrema las medidas higiénicas y evita tocar sus manos.

2.     Mantén un ambiente húmedo. Las calefacciones pueden resecar en exceso el aire, afectando a la mucosa nasal y haciéndonos más vulnerables a los virus.

3.     Evita los cambios de temperatura. Aumentan la sensibilidad del organismo y las infecciones virales.

4.     Ventila bien. Evita los espacios cerrados y mal ventilados, ya que pueden ser foco de virus debido a la falta de renovación del aire.

5.     Mantén los pies calientes. Sigue el consejo de la abuela: si los pies se enfrían, se contraen venas y arterias, entre ellos, los de la mucosa nasal. Se reseca la nariz, facilitando la entrada de los gérmenes.

6.     Tómatelo con calma. Quédate en casa y descansa para que tus defensas se concentren en combatir la enfermedad.

7.     Bebe líquidos. Especialmente agua, zumos naturales y caldos vegetales.

8.     Come ligero. Cuando estés resfriado, basa tu alimentación en frutas y verduras.

9.     Ojo con los medicamentos. Alivia la fiebre y los dolores con analgésicos; si tienes tos, toma un antitusígeno ligero, pero nunca utilices antibióticos sin consultar previamente con el médico.

10.   Consulta al experto. Aunque el resfriado es una afección leve, cuando comiences a tener síntomas, ponlos en conocimiento de tu médico o tu farmacéutico.



Fuente: Prevenir

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