jueves, 23 de abril de 2015

Vivir Sin Prisa: 25 Estrategias para Relajarte.



La vida es un continuo cambio. Experimentar los ciclos sucesivos nos hace capaces de aprender de los problemas, distinguir lo importante de lo accesorio, levantarnos de las crisis, aprender y disfrutar.

Final y comienzo viajan juntos en la vida. Si un día no hubiera acabado tu infancia, no serías el hombre o mujer que eres hoy, y todo aquello que has podido aportar con tu maduración no se habría manifestado. Piénsalo la próxima vez que veas morir una situación que te daba seguridad y por la que sentías apego.

Lo que ya cumplió su cometido debe quedar atrás para permitir el avance. Una puerta que se cierra anuncia siempre otra que se abre. Si no lo vemos así, tal vez se deba a que nos quedamos mirando hacia atrás, llorosos y compungidos, dando la espalda a la nueva etapa que asoma tras cada final. Para enseñarnos a ser capaces de renovarnos y superar las crisis, en definitiva, a reinventarnos, nada mejor que la propia dinámica de la naturaleza, que nos muestra continuamente la necesidad de la renovación; cada respiración, cada día, cada nuevo ciclo, aprendemos a dejar ir y a fluir.

PÁRATE A REFLEXIONAR
1 Piensa en tus necesidades.
Averigua lo que te satisface. Analiza las impresiones que te producen las cosas, para distinguir una ilusión pasajera de la verdadera satisfacción.
2 Descubre lo que puedes cambiar.
Aunque mucho de lo que te sucede te lo impone la sociedad moderna, hay aspectos de tu vida que puedes modificar: analiza cuáles son.
3 Para y recárgate.
Permítete todos los días al menos 10 minutos para reflexionar. Tómate tu tiempo y rompe con el ritmo vertiginoso que llevas.

BUSCA UN OCIO CREATIVO
4 Apaga el televisor.
¿No te has parado a pensar lo que te afecta la televisión?
Piensa en las cosas que puedes hacer (leer, jugar, pasear, reunirte con tu familia o amigos) en vez de devorar programas y publicidad que aplanan la mente.
5 Busca la sencillez.
Recupera el placer de la lectura, da un paseo, contempla una puesta de sol, haz una excursión al campo, disfruta charlando con los amigos y saborea las cosas simples. Tener una afición es de lo más positivo.
6 No hagas nada.
Sí has leído bien. Pero, por supuesto, no se trata de llevarlo a la práctica durante todo el día. Reserva una hora cada día para permanecer sentado en un lugar tranquilo, en casa o la oficina, rodeado de todas las cosas que deberías estar haciendo, pero sin hacerlas. Te costará varios intentos superar el sentimiento de culpa o la necesidad incontrolable de hacer algo; pero, una vez dominado este arte, te asombrará la claridad, la mejor perspectiva de las cosas y la frescura mental que aportará a tu vida y a tus proyectos.

ATIENDE A TU CUERPO
7 Aprende a respirar mejor.
Toma y expulsa el aire lentamente y a un ritmo constan te a través de la nariz, expande el abdomen y mantén el pecho bajo con cada hálito. Así, utilizas mejor el diafragma y puedes disfrutar mejor de los paseos al aire libre.
8 Adáptate a tus biorritmos.
Durante el día tu actividad hormonal fluctúa con picos, mesetas y caídas en tu energía mental y física.  Lleva una agenda diaria para averiguar en qué momento rindes más, para sacarle partido y programar tus actividades acorde a tus ritmos biológicos.

BUSCA LA ARMONÍA
9 Conecta con el espíritu.
Haz lo que necesites para conectar con tu ser interno y el universo, ya sea realizar una oración, acudir a un servicio religioso, escribir un diario personal o leer libros enriquecedores, así como prácticas de meditación, relajación o visualización. La calma lleva a la espiritualidad, y también a la inversa. Reserva de 15 a 30 minutos diarios para permanecer en silencio, soledad y serenidad.
10 Vuelve a lo natural.
Pasa al menos tres o cuatro horas a la semana en un entorno natural, lejos de las multitudes, el tráfico y los edificios.

SANEA TU HOGAR
11 Reduce el desorden.
Despréndete de lo que no te sirva: muebles inútiles, ropa que no te pones, libros que nunca vas a leer, discos…Te será mucho más fácil mantener la casa limpia y encontrar lo que buscas.

CUIDA TUS RELACIONES
12 Sencillamente di que no.
Los compromisos sociales con gente ajena a tu círculo te roban tiempo. Para que tus noches, fines de semana y vacaciones vuelvan a ser tuyos, di "gracias, pero no", cuando algo no te interese, o ten siempre a mano una lista de excusas razonables: "tengo planes para ese día" o "quizá en otra ocasión".
13 Aprende a elegir.
Tu tiempo y energía son recursos limitados: si dices que sí a algo, por ejemplo una promoción en el trabajo, le estarás diciendo no a alguna otra cosa.

FACILÍTATE EL TRABAJO
14 Trabaja menos. Disfruta más.
El lema "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy'' puede ser una trampa que te someta a una presión innecesaria. Haz tus previsiones de trabajo con más realismo, aumentando la duración de determinadas tareas, y reserva un tiempo para los imprevistos y contratiempos.
15 Cuanto más cerca mejor.
Lo ideal es que tu trabajo no diste más de media hora de tu trabajo. Eso hace que ganes más calidad de vida.

CONSUME POCO Y BIEN
16 Dinero con sensatez.
Vivir de manera sencilla equivale a prescindir de lo superfluo. Cuanto más consumes, más trabajas. No hace falta renunciar a todo: se trata de disfrutar sin los excesos que impone el consumismo, comprar con sensatez...
17 Planifica lo que vas a comprar.
La mayoría de la gente va corriendo al supermercado dos, tres o más veces por semana. Puedes hacerlo una sola vez si planeas un menú para toda la semana, marcando las cosas que realmente necesitas para elaborarlo, y mirando tu alacena y nevera, para ver lo que se te ha terminado y lo que no.

VIAJA DESPACIO
18 Conduce en vez de correr.
Disfrutarás más del automóvil, tendrás la oportunidad de ver, oír y sentir más, tendrás más paciencia y se reducirá tu estrés. Modera la velocidad: te dará más tiempo para pensar, reflexionar y disfrutar.
19 Concentra tus recados.
Organízate para comprar las cosas en el mismo sitio. Si no ay más remedio, haz todo lo cercano en el mismo viaje.
20 Aparca el coche.
Es tan fácil subirse al vehículo y salir, que nunca pensan1os que quizá ahorramos más tiempo caminando, o en autobús.

BUENOS HÁBITOS
21 Una sola cosa a la vez.
"Cuando se come, se come, y cuando se camina, se camina", dice un proverbio zen. Es habitual que para ahorrar tiempo llevemos a cabo las combinaciones de conducir y hablar por teléfono, cocinar y tomar la lección a los niños, planchar y ver televisión... ¡Disfruta de cada cosa a su tiempo! Siempre te servirá para sacarle el lado bueno a cada actividad.
22 Vigila lo que te dices a ti mismo.
Reemplaza tus automensajes negativos por afirmaciones como: "hay tiempo para todo"; "las tareas se realizan de una en una"; "tengo que tomarme mis descansos para rendir mejor"; "voy a establecer prioridades y a distinguir lo que me gusta y lo que no"; "los compromisos me los creo yo y yo puedo eliminarlos"; "no estoy obligado a aceptar todo lo que me ofrecen".

MIMA TU ALIMENTACIÓN
23 Nutre tu tranquilidad.
Buena parte de nuestro ritmo acelerado es nervioso y se origina en la alimentación. Evita abusar del café, el té y los refrescos que contienen cafeína, de las comidas dulces que provocan picos y bajones de energía y de las grasas animales, cuya digestión es pesada y fomenta la somnolencia y el malestar.
24 Serenidad en la mesa.
Procura comer en un ambiente tranquilo, relajado, sin tensiones y con tiempo suficiente; hazlo sentado, despacio, masticando bien y saboreando los alimentos: las comidas rápidas no suelen proporcionar una buena digestión, sino más bien gases y ardor.
25 Llénate de vitalidad.
Para mantener un nivel constante y sereno de energía a lo largo del día, evita saltarte el desayuno (la comida más importante del día que te permite aguantar la mayor parte de la jornada), reparte la comida entre cinco o seis tomas más ligeras y consume abundantes vegetales.

Bajar las revoluciones.
La "vida lenta", o downshifting, es un movimiento surgido en Estados Unidos que se está propagando a Europa. Sus seguidores han descubierto que se puede trabajar menos, necesitar menos y gastar menos y, a la vez, ser más felices y sentirse más plenos y vitales.
Los "desacelerados" afirman que el dinero y las cosas materiales no llenan las necesidades afectivas, que nos sentamos delante del televisor sin pensar, y que nuestra diversión es ir de compras y nuestra prioridad el trabajo.
Señalan que la calidad de vida no consiste en ganar más para gastar más, sino en ser dueños de nuestra vida y de nuestro tiempo. Así, los partidarios de “reducir de marcha” se sienten más sanos física, mental y emocionalmente.



Fuente: Prevenir

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