¿Qué es un ictus?
Un Ictus es una lesión del cerebro, de rápida
instauración, debido a una alteración del riego sanguíneo, ya sea por embolia,
trombosis o hemorragia cerebral.
Representa la segunda causa de muerte en la población, en España es la
primera causa médica de discapacidad y la segunda de demencia.
Un Ictus o enfermedad vascular cerebral aguda
ocurre por una repentina disminución o interrupción del flujo sanguíneo (riego)
en el cerebro (80% de los casos), o también por una hemorragia en el propio
cerebro o en sus envolturas (20%).
La incidencia de la Enfermedad Vascular Aguda en
España supera los 200 pacientes por cada 100.000 habitantes/año. Esta cifra
tiene tendencia a aumentar ya que el riesgo de padecerlo aumenta con la edad.
Esta enfermedad no es exclusiva de la gente mayor ya que cerca del 20% tiene
menos de 45 años.
Afortunadamente, el reconocimiento de los
síntomas de la enfermedad y la búsqueda de atención médica especializada
inmediata pueden ayudar a reducir las probabilidades de incapacidad o muerte.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas más frecuentes son:
·
Parálisis
repentina de la cara, brazo y/o pierna.
·
Trastorno de
la sensibilidad de forma aislada, con acorchamiento u hormigueo de la cara,
brazo y/o pierna de un lado del cuerpo (o junto con la parálisis).
·
Pérdida
repentina del lenguaje o dificultad para hablar o comprender.
·
Pérdida de
visión en un ojo o pérdida de visión en la mitad de un campo visual, derecho o
izquierdo.
·
Sensación de
vértigo, pérdida de equilibrio si se acompaña de cualquiera de los síntomas
previos.
·
Dolor de
cabeza brusco, muy fuerte, sin ninguna causa aparente.
Nunca debe olvidarse que a veces estos síntomas
duran únicamente pocos minutos, con resolución completa. En este caso, también
se requiere una atención inmediata y no demorarla por encontrarse mejor o
totalmente restablecido. En cualquiera de estas circunstancias se precisa una
atención médica especializada urgente.
¿Cuáles son las causas que llevan o pueden
llevar a un ictus cerebral o ataque cerebral?
La causa más frecuente del ictus cerebral es la
arterioesclerosis, que se caracteriza por el engrosamiento de la pared de las
arterias, con la consiguiente dificultad para el paso de la sangre. Muy
frecuente en la población, y más a medida que aumenta la edad. Existe
predisposición hereditaria a sufrirla. La hipertensión, la diabetes, el tabaco,
la vida sedentaria, la obesidad y el colesterol elevado también predisponen a
sufrirla. Las enfermedades cardiacas son causa frecuente de ictus, sobre todo
la arritmia. El corazón puede producir embolias.
La hemorragia dentro del cerebro o intracerebral
se origina por la ruptura de los vasos sanguíneos. La hipertensión y el
envejecimiento son las causas más frecuentes. Con menos frecuencia, la sangre
inunda las meninges o envolturas del cerebro por la ruptura de una malformación
vascular (aneurisma).
¿Cuál es el tratamiento en la fase aguda?
Un ictus debe ser considerado siempre una
urgencia médica y requiere el envío inmediato del paciente a un Servicio de
Urgencias de un Hospital.
Junto al examen clínico es importante el scanner
(TAC) cerebral que permite conocer si se trata de un ictus isquémico (trombosis
o embolia) o una hemorragia. Otros exámenes, como el angio-TAC, Doppler,
Resonancia, nos ayudan a conocer mejor el grado, la naturaleza y la
localización u origen de la lesión.
Desde el primer momento el tratamiento va
encaminado a proteger la situación del enfermo y prevenir que se produzca mayor
daño cerebral. El enfermo diagnosticado de ictus debe ingresar en una unidad
especializada. El adecuado control de la tensión arterial, temperatura, cifras
de glucosa y oxigenación resulta fundamental para el tratamiento de nuestros
pacientes. Son también fundamentales los cuidados de enfermería.
Si el ictus se produce por la interrupción del
flujo sanguíneo cerebral (trombosis o embolia) y siempre después de una muy
cuidadosa selección, dentro de las 4,5 primeras horas del inicio de los
síntomas, se puede emplear un fármaco Trombolítico. El activador del
plasminógeno tisular por vía intravenosa es el primer fármaco que ha demostrado
una notable eficacia en el tratamiento de pacientes seleccionados con ictus
isquémico agudo, por su capacidad para destruir el trombo o el émbolo y
facilitar la circulación cerebral. En casos seleccionados es posible realizar
un tratamiento intervencionista, trombectomía mecánica, para intentar la
recanalización de la arteria obstruida.
Desde el primer momento es importante iniciar un
programa de rehabilitación para facilitar la movilización de las articulaciones
y evitar la aparición de complicaciones. Después de la fase aguda, la
rehabilitación trata de reducir la incapacidad física y adaptar al paciente lo
menor posible a la actividad cotidiana.
El apoyo familiar constituye una baza
indispensable para todo paciente que ha sufrido una enfermedad vascular
cerebral.
¿Cómo podemos prevenir el ictus?
La mayoría de los factores de riesgo controlables
están relacionados con la salud de nuestro corazón y vasos arteriales.
Controlar la tensión arterial y la diabetes, no
fumar, tratar las enfermedades cardiacas, el ejercicio, mejorar nuestra dieta
(sin grasas animales, control en la ingesta de sal y moderación en el consumo
de alcohol) son acciones que podemos realizar para minimizar el riesgo. Por
último, debemos demandar ayuda médica inmediata cuando aparezcan síntomas
amenazantes.
El futuro
La investigación y educación sobre el ictus han
experimentado en los últimos años un avance extraordinario. Es muy importante
reconocer la población ó las personas de riesgo y aplicar todas las medidas
preventivas antes mencionadas. Una vez ocurrido el ictus es IMPRESCINDIBLE
actuar con rapidez. La estrecha colaboración entre ciudadanos, administración y
servicios médicos es fundamental para conseguir el objetivo final de prevenir y
si no es posible, deducir sus secuelas y su mortalidad.
Fuente: Riojasalud
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