¿Te has planteado alguna vez lo que el
agradecimiento puede hacer por ti?, sólo tienes que activarlo y yo te contaré
algunos consejos de cómo poder hacerlo.
Siempre he dicho que de los valores o de las
acciones posibles que podemos ejecutar en nuestra vida, si me dieran a elegir
una única para irme a una isla desierta, me quedaría con el poder del
agradecimiento.
El agradecimiento tiene tanto potencial, que te
animo a que lo pongas en práctica, hagas de ello un hábito y observes qué
sucede en tu vida.
¿Por qué es tan saludable el
agradecimiento?
En primer lugar, el agradecimiento es
incompatible con la queja como actitud de vida.
La queja nos conecta con la deuda, con la
escasez, con que la vida nos debe algo, con la desconfianza, con ver al otro
como enemigo y esto a su vez genera estrés interno, dispara la sensación de
estar en alerta, y nos hace trabajar en exceso a las glándulas suprarrenales
generando cortisol de manera continuada, y acudiendo este al cerebro en grandes
cantidades a modo de tóxico. ¿Y entonces, qué sucede si la queja se instala en
tu vida como modo de estar?, lo más probable es o que te haga sentir mal a
nivel mental, físico o emocional y probablemente que te salgas de tu centro
viendo la realidad y el mundo como un lugar peligroso donde no se puede
disfrutar, y donde es mejor desconfiar y optar por no avanzar, crecer, o no
vivir en vida. Es importante saber que esto es muy poco saludable y acaba
enfermando al cuerpo.
Pero si por el contrario accionamos el botón del
agradecimiento (aunque tengamos la queja a modo desahogo consciente) como
actitud de vida, como modo de estar, si nos sentimos agradecidos interiormente,
será de los mejores regalos que nos podamos hacer a nosotros mismos. El
agradecimiento acciona en nosotros la sensación de confianza, de paz, de calma,
de felicidad interna, y esto hace que nuestro cuerpo se sienta tranquilo, se
sienta confiado, activa la generación de químicos positivos.
El agradecimiento para la generación de cortisol
continuada y la deja únicamente para cuando sea necesario. El agradecimiento
acciona el mecanismo de endorfinas, serotonina, dopamina, gaba,
etc…neuroquímicos implicados en nuestra calma, en nuestra paz, y en nuestra
felicidad; y esto, se convierte en una rueda porque al agradecer también
giramos en esa dirección nuestros pensamientos y nuestro foco de atención y
vemos en la vida aquello que nos hace sentir que todo merece la pena, y que
todo está bien. De esta manera, y cambiado el foco de atención de nuestro
objetivo, la atención se convierte en pensamientos amables, y esto nos genera
mucho bienestar. En cuanto el cuerpo se siente en confianza, el cuerpo entra en
paz y serenidad y esto es un gran regalo de vida.
Fuente: Vidas en positivo
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