En otoño el
cuerpo se enfrenta a una serie de cambios bruscos que pueden afectar a la
salud: disminución de las horas de sol, bajada de temperatura, vuelta a la
rutina y a la actividad laboral intensa… Para afrontar el otoño con energía es
recomendable seguir unos sencillos consejos de adaptación.
Es frecuente
que la llegada del otoño coincida con un aumento de la intensidad del trabajo y
otros factores que pueden hacernos sentir cansados, fatigados y con elevados
niveles de estrés. Por ello, una serie de hábitos de vida saludable pueden
ayudar a minimizar el impacto del comienzo del otoño.
1. Consumir suficiente hierro
Uno de los
nutrientes más importantes que debemos asegurar en la dieta es el hierro. Este
mineral tiene un papel importante en la síntesis de la hemoglobina, que
transporta el oxígeno a todas las células del cuerpo. Si no se produce una
ingesta suficiente de hierro, los síntomas pueden ser cansancio, fatiga,
insomnio, dolor de cabeza, disminución de la concentración… Las carnes, los pescados las legumbres y los
frutos secos son ricos en hierro.
Necesidades de
hierro en la mujer. Una dieta sana debe incluir alimentos ricos en hierro,
especialmente en el caso de las mujeres. La menstruación, la gestación o el
periodo de lactancia son situaciones en las que una mujer necesita más hierro.
2. Dormir 8 horas
El descenso de
las temperaturas propio del otoño puede ser beneficioso para conseguir un
correcto descanso: la temperatura ideal del dormitorio debe ser de unos 18
grados. Para conseguir un descanso óptimo, además, se recomienda dormir entre 7
y 8 horas como mínimo cada noche. Lo más indicado es tomar una cena ligera y
evitar los estimulantes, como el café, 6 horas antes de acostarse. Para
conseguir un sueño reparador lo mejor es dormir con sueño, y no acostarse hasta
que aparezcan los primeros signos de cansancio. En cuanto a la siesta, no más
de 20 minutos de sueño después de la comida será suficiente para recuperar la
energía por la tarde.
3. Practicar ejercicio físico
La actividad
física regular provoca la segregación de endorfinas en el cerebro, un
neurotransmisor que regula diferentes funciones: favorece el descanso, reduce
el dolor, mejora el humor, retrasa el envejecimiento, reduce la presión
sanguínea, potencia el sistema inmunitario y, en general, crea un estado de
bienestar. Por tanto, la práctica de 30 minutos de ejercicio ligero al día
puede ayudar a dormir mejor, aumentar la autoestima y aliviar el malestar.
Evitar el sedentarismo es recomendable en cualquier momento del año dado que
previene las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o la hipertensión.
4. Controlar el estrés
La llegada del
otoño suele coincidir, para muchos, con una carga de trabajo superior con
importantes responsabilidades que asumir. Como consecuencia, pueden elevarse
los niveles de estrés y presentarse síntomas como taquicardias, dificultad para
respirar, fatiga, molestias gástricas, tensiones musculares, irritabilidad o
nerviosismo. Para controlar los síntomas del estrés, es necesario modular la
intensidad del trabajo, de menos a más, durante las primeras semanas, y
mantener una actitud positiva ante el cambio de rutina. Muchas personas,
terminado el verano, sufren un trastorno adaptativo denominado síndrome
postvacacional, que puede durar hasta 15 días después de la vuelta de las
vacaciones.
5. Cuidar la piel
Incluso
después del verano, los rayos del sol siguen incidiendo sobre la piel. Por
ello, se recomienda continuar aplicando protección solar, especialmente en el
rostro. A su vez, el cabello también ha sufrido daños, que lo han descolorido y
secado, por lo que cortarse el pelo tras el verano es la mejor opción para que
recupere su aspecto saludable. La hidratación, tanto en la piel como en el
cabello, es fundamental durante el otoño, y tiene aún mejores resultados si se
realiza una exfoliación previa.
Además, la
llegada del otoño es un buen momento para revisar la piel en busca de manchas o
lunares extraños o que puedan haber cambiado de forma, dado que podrían ser un
indicio de cáncer de piel. Hay que prestar especial atención a lunares
asimétricos, de bordes irregulares, de coloración heterogénea o que tengan un
diámetro superior a 6 milímetros. En caso de observar algo sospechoso, es
importante acudir al dermatólogo de inmediato.
6. Mantener una vida social activa
La relación
social es una fuente de bienestar: compartir tiempo con la familia y los amigos
genera sensaciones positivas (secreción de endorfinas), mejora el humor e,
incluso, puede ayudar a disminuir el dolor físico. Muchas actividades
saludables son aún más placenteras si se comparten con el entorno: salir a
pasear o a correr, hacer un picnic al aire libre… El otoño, por tanto, puede
ser un momento ideal para prestar especial atención al cuidado del cuerpo y la
mente.
Fuente: Onmeda
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