El cerumen del
oído se ha considerado siempre una señal de falta de higiene y nada más lejos
de la realidad ya que la cera que producen los oídos es un síntoma de buena
salud auditiva puesto que es la forma que tiene el órgano de protegerse frente
a distintas patologías. Por ejemplo, previene de infecciones, tiene propiedades
antibacterianas, evita la entrada de polvo y la irritación de los tejidos del
oído en el caso de que entre agua.
Para limpiar
el cerumen externo de los oídos se usan bastoncillos de plástico y esto es un
gran error para la salud auditiva, según afirma un estudio que ha publicado la
Universidad de Harvard y que recoge tres razones para no usarlos:
1. No se necesitan. El cerumen
se produce dentro del oído y se expulsa solo, por lo que únicamente habría que
limpiar lo que sale al exterior con la esquina de una toalla, por ejemplo.
2. Puede ser perjudicial. Al
introducir el bastoncillo en el oído, lo que realmente se hace es empujar la
cera hacia dentro, pudiendo provocar un tapón y, a su vez, crear infecciones
internas.
3. No es un signo de mala higiene. El cerumen ayuda a proteger al oído, funciona como hidratante del canal
auditivo o protege del polvo y las bacterias.
En el caso de
que se crease un tapón en el oído por una acumulación de cera hay que acudir a
consulta para que un profesional sanitario de atención primaria lo retire
aunque en ocasiones puede requerirse incluso la atención de un
otorrinolaringólogo. Estos especialistas recomiendan no tratar los tapones en
casa, por ejemplo, con el uso sprays que podrían disolverlos, puesto que los
conductos auditivos se humedecen y pueden dañarse.
Otras
lesiones, aunque menos frecuentes, que podría causar el bastoncillo es la perforación del tímpano u otras lesiones
en el tejido blando de los conductos auditivos, así como sensación de cuerpo
extraño.
Además, los
bastoncillos tienen contraindicaciones para el medio ambiente ya que causan un
efecto parecido al de las toallitas higiénicas. Para depurar el agua, los
residuos deberían hundirse totalmente, para que después las aguas puedan seguir
su proceso de depuración. Sin embargo, los bastoncillos se quedan flotando en
la superficie, impidiendo la correcta depuración del agua.
Para
solucionar este problema, algunos países han establecido algunas normas:
Francia, por ejemplo, ha prohibido la venta de los bastoncillos a partir de
2020. En Reino Unido distintos grupos ecologistas han puesto en marcha una
campaña en contra de los bastoncillos que está dando resultados, ya que algunos
de los principales supermercados los están retirando. España, sin embargo, aún
se queda atrás puesto que solo ha aprobado una ley en la que se exige que a
partir del 2018, el 50% de los materiales de los bastoncillos sean
biodegradables.
Fuente: SEORL-CCC
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