1. Demuestra siempre a tu hijo lo importante que es para ti. Exprésale tu amor incondicional a cualquier edad
con palabras, sonrisas y gestos: besos, abrazos, caricias,...
2. Cuida de su salud y ayúdale a crecer sano. Tú eres su modelo. Enséñale estilos de vida saludables en
alimentación, actividad física, sueño, higiene,... y también en cómo vivir sus
emociones. Usa el sentido del humor.
3. Dedícale tiempo a diario. Juega y disfruta con él, sin dirigir mucho sus gustos o preferencias.
Procura que tenga tiempo libre, a su aire. Y disfrutad juntos de la naturaleza.
4. No hace falta acumular cosas materiales. El tiempo que le dediques, la educación y los valores que le trasmitas
serán tu mejor herencia.
5. Educa con cariño. Elogia lo que
hace bien y también los esfuerzos por intentarlo. Ponle normas que pueda y deba
cumplir: pocas, claras y adaptadas a cada edad. Enséñale lo que está mal, sin
violencia, castigo ni humillación.
6. Estimula y apoya su aprendizaje. Fomenta su autonomía desde pequeño para las actividades cotidianas, como
vestirse, lavarse o comer. No le des todo hecho. Es bueno que poco a poco vaya
teniendo sus responsabilidades.
7. Escucha y dialoga con tu hijo desde pequeño. Muestra interés por su mundo, adáptate a los
cambios normales de cada edad y acéptalo y valóralo como es: único y diferente
a los demás.
8. Trasmítele seguridad, tranquilidad, confianza. No fomentes miedos artificiales, apóyale y
ayúdale a entender sus propias emociones. Así fortalecerá su autoestima, su
motivación y capacidades.
9. Déjale ser niño. No le hagas
partícipe antes de tiempo de las preocupaciones de los adultos. Pero no le
ocultes los hechos importantes de la vida. Enséñale y ayúdale a entender que la
enfermedad, el dolor o la muerte existen y forman parte de ella.
10. Favorece las relaciones con la familia y los amigos. Lo acompañarán a lo largo de su vida. Ayúdale a
ponerse en el lugar de los otros. Aprenderá a convivir y amar.
Fuente: AEPap
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