Otitis,
deshidratación, conjuntivitis o caries son algunos de los problemas que se
multiplican en la época estival.
El sol, el
tiempo libre, las comilonas y los días de playa y piscina hacen del verano una
de las estaciones favoritas para muchos. Pero hay que tener mucho cuidado, ya
que la temporada estival no está libre de riesgos y las prácticas más comunes
desencadenan año tras año los mismos problemas de salud tan predecibles como
frecuentes. Por tanto, hay que seguir una serie de recomendaciones para
disfrutar al máximo de las vacaciones, para que no se conviertan en una
pesadilla. En el siguiente artículo se listan los principales problemas de
salud del verano y se ofrecen consejos para evitarlos.
Deshidratación
La principal
consecuencia de las altas temperaturas no es otra que la falta de hidratación
entre la población. La recomendación estrella es potenciar el consumo de agua y
distribuirlo de forma equitativa a lo largo del día. Es aconsejable no
despegarse de la botella e ir bebiendo a todas horas. En caso de calor extremo,
los expertos recomiendan además recurrir a bebidas isotónicas para evitar la
pérdida de sales minerales asociada a la sudoración.
Problemas oculares
Las
disfunciones oculares y visuales aumentan hasta un 25% durante el verano, según
los datos presentados por el Consejo General de Ópticos-Optometristas. Esto es
culpa del exceso de exposición solar, que trae consigo un mayor riesgo de
padecer cataratas, ceguera temporal y conjuntivitis. Los síntomas más
frecuentes y que a menudo no atendemos son picores, ardor, visión borrosa o
"sensación de arenilla en el ojo", anotan los profesionales, quienes
aportan una serie de recomendaciones.
Los consejos
más habituales para cuidar nuestra vista son: la utilización de gafas de sol de
calidad y gafas de bucear a la hora del baño, usar una gorra o sombrero que
haga las veces de protector solar y no olvidar las lágrimas artificiales, que
refrescan y calman las molestias más leves.
Picaduras
Lejos de ser
completamente inofensivas, las picaduras de insectos pueden llegar a causar
infecciones graves como la anafilaxia, cuya incidencia es hasta tres veces
mayor en los niños de entre 0 y 4 años y engloba síntomas que van desde
enrojecimiento y picor cutáneo hasta bajadas de tensión y náuseas. Las
picaduras de abejas y avispas son las más comunes.
Se aconseja
emplear repelentes a modo preventivo, cuidando en cualquier caso no alcanzar
concentraciones superiores al 10% y "evitar su administración en niños
menores de dos años".
Intoxicaciones alimentarias
Es una de las
consecuencias más peligrosas del verano y, por tanto, hay que tener más cuidado
con lo que se come en esta temporada estival. Entre junio y septiembre los
cuadros de intoxicaciones alimentarias se multiplican en los pasillos de
ambulatorios y hospitales. Las altas temperaturas afectan de forma directa a la
salubridad de los alimentos frescos, favoreciendo la aparición de
microorganismos que generan infecciones tales como diarreas y salmonelosis.
Patologías bucodentales
El calor
constituye el espacio idóneo para las bacterias que campan a sus anchas en
nuestra boca, tal y como presentan desde el Consejo General de Dentistas de
España. A esta circunstancia se suma que, en verano, resulta frecuente
descuidar los hábitos de higiene bucodental, lo que genera un aumento en la
incidencia de gingivitis y caries, acompañando además a un incremento de
pérdida de piezas dentales. Hay que intentar cepillarse los dientes después de
cada comida, incluso en vacaciones, aunque el ritmo de vida sea diferente.
Otitis
El dolor de
oídos es otro de los asiduos en la época estival, el 86% de los españoles
padece alguna molestia de este tipo en verano, lo que acaba por acarrear otitis
en uno de cada dos ciudadanos. El uso de tapones es fundamental a la hora de
prevenir las infecciones auditivas; sin embargo, solo el 10% de los encuestados
por este centro los utiliza para bañarse en piscinas. Es fundamental también
secarse bien con una toalla tras el chapuzón para evitar la humedad en el oído.
Cistitis e infecciones por hongos
Humedad, calor
y aumento de la actividad física suponen una mezcla explosiva para la aparición
de infecciones por hongos, que, presentes en entornos acuáticos, vestuarios y
aseos públicos, multiplican la incidencia de este tipo de patologías. Evitar
caminar descalzo en espacios mojados, secarse bien y prevenir el sudor excesivo
son las tres claves que la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y
Microbiología Clínica (Seimc) aporta para ganar la batalla a estos inoportunos
microorganismos.
Fuente: Consumer