¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis
atópica o eczema atópico es una enfermedad de la piel que suele presentarse en
forma de brotes, y cuyo síntoma más típico es el intenso picor. Suele asociarse
a la rinoconjuntivitis alérgica y/o al asma.
¿Cómo se
presenta?
En todas las
edades, el síntoma más típico es el intenso picor.
La dermatitis
puede aparecer a cualquier edad. En los lactantes afecta a las mejillas y cuero
cabelludo, y puede extenderse al tronco y las extremidades. Provoca llanto,
intranquilidad y dificultad para dormir en el bebé. Son frecuentes las
infecciones de la piel afectada, facilitadas por el rascado.
Durante la
infancia, las zonas de piel que con mayor frecuencia se afectan son los
pliegues (detrás de las rodillas, pliegue interior del codo, axilas, ingles),
la nuca y el dorso de los pies y de las manos. La piel de las zonas afectadas
aparece pálida, engrosada, seca, que se descama, y con costras facilitadas por el rascado.
En la edad
adulta, se presenta en cara y nuca, hombros, pecho y pliegues de las
extremidades.
¿Cómo se
diagnostica?
El diagnóstico
médico se realiza mediante la exploración, la comprobación de las típicas zonas
de la piel afectadas, su aspecto y los síntomas. En el caso de que se asocie a
rinoconjuntivitis o asma son necesarias otras pruebas médicas para realizar el
diagnóstico de estas enfermedades.
¿Qué
cuidados generales se recomiendan?
Es muy
importante cuidar la higiene y el grado de hidratación de la piel. La ducha se
aconseja realizarla con agua templada (unos 30º), con gel o jabón especial que
mantengan el ph ácido de la piel y no la resequen, secando con cuidado la piel
(no frotar ni dejar zonas húmedas) y aplicando cremas hidratantes.
El calor es
mal tolerado por los pacientes con dermatitis atópica. Debe evitarse la
temperatura ambiental elevada y el uso de ropa de abrigo excesiva. La sequedad
del ambiente incrementa la descamación de la piel y el picor en la dermatitis
atópica. Las calefacciones por aire caliente (ej.: las de los coches) pueden
ser un factor agravante importante. La humificación ambiental con instalaciones
adecuadas es beneficiosa, en cambio las medidas caseras con pequeños
humificadores o recipientes de agua son poco eficaces.
La exposición
solar moderada suele mejorar las lesiones cutáneas, así como los baños en agua
de mar, manteniendo la necesaria hidratación posterior de la piel. Debe aplicarse crema de protección solar sin perfumes y evitar las quemaduras
solares que agravan las lesiones.
En el rostro
pueden utilizarse cremas limpiadoras e hidratantes.
Es aconsejable
evitar los tejidos sintéticos y las lanas en contacto con la piel, utilizando
prendas de lino, hilo y algodón. Se debe evitar el uso de suavizantes y otros
productos químicos en el lavado de la ropa, así como el contacto de la piel con
productos químicos o de limpieza que aumenten el eccema. Las manos deben
protegerse mediante el uso de guantes para evitar el contacto con el agua o
productos químicos, y en invierno para mantener la temperatura de las mismas
sin exponerlas al frío, el aire y la humedad.
El entorno del
paciente debe estar limpio y libre de polvo (evitar moquetas y alfombras),
especialmente si se asocia a otras enfermedades alérgicas (asma y
rinoconjuntivitis), en cuyo caso puede ser necesario evitar el contacto con
animales, siempre en dependencia de los síntomas del paciente y la comprobación
de los factores que aumentan los síntomas (picor, lagrimeo, estornudos, asma).
Algunos
alimentos ácidos (ej.: cítricos, tomate) pueden irritar la piel del paciente
atópico al ingerirlos o ser manipulados. Los excitantes, como el café, el cacao
y el alcohol incrementan el prurito y son contraproducentes. Algunos alimentos,
por su contenido en histamina o por liberar esta sustancia, sobre todo si se
consumen en grandes cantidades (ej.: fresas, marisco, pescados en conserva),
pueden desencadenar también prurito.
Los niños con
dermatitis atópica deben recibir el calendario vacunal completo y a su debido
tiempo.
¿Cómo se
trata?
Es frecuente
la necesidad de tratamiento cutáneo local, con pomadas con corticoides o con
componentes inmunosupresores que disminuyen la reacción alérgica. Debe evitarse
el rascado de las lesiones ya que no sólo empeoran sino que suelen infectarse.
En el caso de sobreinfección, puede ser necesario el tratamiento antibiótico
local u oral, según la extensión, tipo de infección y edad del paciente, así
como el tratamiento con antihistamínicos para disminuir el picor si este es muy
intenso.
Fuente: Fisterra.