domingo, 28 de agosto de 2016

Cómo actuar ante quemaduras graves



Cuanto más tiempo se tarde en aplicar los primeros auxilios, más graves son las consecuencias de las quemaduras de tercer grado.

Los primeros auxilios que se brindan a víctimas de quemaduras graves antes de que lleguen los servicios sanitarios reducen las secuelas e, incluso, pueden evitar su fallecimiento. Pero tan importante es conocer qué hay que hacer como qué acciones se deben evitar para no perjudicar al afectado. En este artículo se describe qué hay que tener en cuenta ante una víctima con quemaduras graves, sea cual sea su causa. 

Hace solo unos años, las quemaduras que afectaban a cerca del 30% de la superficie corporal provocaban el fallecimiento de la víctima (por deshidratación, fallo multiorgánico o infección generalizada). Hoy en día, los avances en medicina han conseguido que, incluso en pacientes con una afectación cercana al 100%, sobrevivan. Pero para ello, hay que actuar de manera rápida y saber cómo hacerlo. 

Si hay alguna duda sobre la gravedad de la lesión, tratarla como si fuera una quemadura grave.

Ante una quemadura grave, igual que otro accidente, no todo vale, sino que hay que seguir un orden determinado: proteger a la víctima, alertar a los servicios de emergencias llamando al 112 y socorrer al afectado. Además, ofrecer primeros auxilios, mientras llega la ayuda médica profesional, puede contribuir a disminuir la gravedad de las lesiones. No obstante, en quemaduras extensas, el tiempo que transcurre desde que se produce hasta que el paciente recibe una adecuada atención médica es un factor que puede agravar de manera significativa el diagnóstico. Es importante tener en cuenta que si hay alguna duda sobre la gravedad de la lesión, hay que tratarla como si fuera una quemadura grave. 

Primeros auxilios según la causa de la quemadura
En lesiones provocadas por líquido caliente, hay que enfriar la zona quemada con agua tibia (a 20 ºC) durante unos 15 minutos con compresas o a chorro o en forma de ducha o baño, pero nunca con agua fría ni hielo. Tampoco se debe retirar la ropa quemada que haya quedado adherida a la piel del afectado. 

Ante un incendio, sin que corra peligro la persona auxiliadora, hay que intentar apartar a la víctima de las llamas y apagarle el fuego con agua, tierra, un extintor, envolviéndola con una manta o alfombra (nunca de nailon) o haciéndola rodar por el suelo. Hay que evitar que corra para no avivar las llamas. Cuando la persona está de pie, tiene más posibilidades de que se le queme la cara y aspire el humo. Quienes prestan ayuda tienen que extremar las precauciones por el peligro de intoxicación por el humo, y ante dolor de cabeza, debilidad o dolor en el tórax, debe ser evaluada por un profesional médico. Además, hay que enfriar la lesión de la misma manera que en el supuesto anterior. 

En quemaduras por contacto con una superficie de metal caliente, como una plancha, un horno o una estufa, se retirará del agente y se enfriará la lesión. 

En los accidentes producidos por electricidad, primero, y sin tocar a la persona, hay que quitar la fuente de electricidad, bien desconectando la corriente o retirándola con algún material no conductor, como madera, cartón o cuerda, aunque en corriente de alto voltaje cualquier material puede ser conductor. Una vez fuera de peligro, se debe evaluar que no esté en paro cardiaco y/o respiratorio, y si fuera así, empezar con las maniobras de recuperación cardiopulmonar. También hay que valorar si existe hemorragia y aplicar compresión, o alguna fractura que habrá que inmovilizar. Las zonas quemadas se enfriarán igual que en los casos anteriores. 

Si la quemadura es por el vertido de un producto químico, hay que retirar toda la ropa y lavar la zona a chorro con mucha agua durante unos 20 minutos como mínimo. Antes, la persona que presta el auxilio deberá protegerse con gafas y guantes especiales, pero no siempre sirven los de látex. Se debe vigilar que no se esparza el producto causante hacia áreas sanas, y tomar especial cuidado con ojos y genitales, ni que se encharque en partes no lesionadas, aunque ya esté diluido con agua. 

En las quemaduras solares, se deben enfriar las áreas afectadas, siguiendo el mismo procedimiento, y después, mantener la piel muy hidratada con abundante crema hidratante, after sun o geles con aloe vera. Nunca hay que aplicar vinagre ni otros productos inespecíficos. 

En lesiones por congelación, lo primordial es interrumpir la acción del frío para evitar que la herida progrese. En un primer momento, las zonas afectadas (dedos, nariz u orejas) están frías, pálidas y toman una coloración azulada, y después pueden desarrollarse ampollas. De hecho, el daño real se establece pasadas horas o días.

Las quemaduras por radiación suelen ser lesiones cutáneas producidas por la exposición a radiación ionizante. En estos casos, como pueden desarrollarse entre las 24 y las 48 de la radioterapia, se aconseja consultar con un profesional sanitario, ya que el tratamiento dependerá del grado de la quemadura. 

Primeros auxilios en quemaduras
Otros aspectos que hay que tener en cuenta hasta que lleguen los servicios médicos son:
1.      Si la víctima tiene afectadas las vías respiratorias, no colocarle una almohada ni similar debajo de la cabeza. 

2.     Verificar que respira. Si no lo hace, abrir las vías respiratorias y, si es necesario, empezar con las maniobras de respiración artificial. 

3.     Proteger la piel afectada con gasas estériles húmedas o, en su defecto, con sábanas limpias; aunque hay que evitar que disminuya demasiado la temperatura corporal, sobre todo, si las quemaduras afectan a una gran extensión del cuerpo. No aplicar nada encima de las lesiones ni manipular las heridas o ampollas. 

4.     Si la quemadura está en dedos de manos o pies y hay disponibles gasas estériles no adhesivas, colocarlas separando los dedos entre sí. 

5.     Mantenerlo en decúbito supino (boca arriba), a menos que tenga la espalda afectada; en este caso, ponerlo en decúbito lateral. 

6.     No dar al afectado ni comida ni bebida. 

7.     No dejar sola a la víctima hasta que no acudan los servicios de emergencias.
 

Conclusión
Como resumen, diremos que la actuación correcta ante un herido con quemaduras es la siguiente:
1.      Eliminar la causa.
2.     Refrigerar con agua.
3.     Cubrir o tapar la zona lesionada.
4.     Evacuar al herido a un centro médico.


sábado, 20 de agosto de 2016

Cómo tratar las quemaduras leves



Para que una quemadura evolucione de forma adecuada, es importante saber cómo actuar y, sobre todo, qué se debe evitar.
Las quemaduras son las lesiones más comunes que ocurren en el hogar. Y para curarlas, desde las primeras referencias escritas que existen hasta hoy, se han utilizado distintos tratamientos basados en discutibles razonamientos, no siempre con buenos resultados. En la actualidad, estas lesiones se tratan como heridas agudas, y la mayoría debería cicatrizar en no más de tres semanas. No obstante, para que este proceso sea un éxito, es fundamental conocer cuáles son los primeros auxilios ante una quemadura, qué tratamiento es el más recomendable y qué signos de alarma indican la conveniencia de consultar con un profesional de salud.
Se estima que en las sociedades desarrolladas las quemaduras tienen una incidencia anual de una lesión por cada 3.000 habitantes. El entorno habitual donde suceden es el domicilio, sobre todo, en el baño y en la cocina. Sin embargo, a los accidentes domésticos les siguen las provocadas por accidentes laborables, de tráfico y las asociadas a actividades de ocio.
Los principales grupos de riesgo son los niños, los ancianos y las amas de casa. Los niños en edad preescolar (hasta los seis años) son los miembros más vulnerables, a pesar de que en esta etapa hay diferencias relacionadas con su desarrollo psicomotor. La mayor incidencia se da entre el primer año de vida y los tres, momento en el que desarrolla el movimiento y la curiosidad y hay un desconocimiento total del peligro, lo que les hace víctimas frecuentes de quemaduras en la cocina o mediante metales calientes, entre otros accidentes. De la misma manera, los ancianos, por su vulnerabilidad, disminución de la sensibilidad y reflejos, son uno de los colectivos con mayor riesgo de sufrir una lesión.
Cómo reconocer si es una quemadura leve y se puede curar en casa
En caso de quemadura leve, lo primero es refrigerar la lesión con agua a temperatura ambiente durante varios minutos.

La mayoría de los accidentes domésticos donde se producen quemaduras son leves, sobre todo, escaldaduras. Pero, ¿cómo reconocer si es una quemadura leve y se puede curar en casa? Es "complicado definir 'leve', ya que influyen multitud de factores, además de la herida en sí. No es lo mismo una lesión en un adulto que en un niño o un anciano. O si se padece una enfermedad, por ejemplo: una quemadura en una persona con diabetes nunca se puede considerar como trivial.

A modo práctico, se podría definir como leve cualquier quemadura solar, siempre y cuando no haya fiebre, o cualquiera más profunda, pero que no tenga una extensión más grande que la que cubriría una palma de la mano, y que no estuviera localizada en zonas especiales, como la cara, las articulaciones, los genitales o las manos. 

Primeros auxilios ante una quemadura
En caso de quemadura leve, lo primero que aconsejan estos especialistas es refrigerar la lesión, con agua a temperatura ambiente durante varios minutos. Si está provocada por la exposición solar, con la aplicación de crema hidratante a demanda será suficiente. Si se aprecia que se desprende alguna capa de la piel, se aplica algún apósito.
El resto de días, hasta su curación total, hay que conservar la herida limpia con agua y jabón y seguir tapándola con las menores manipulaciones posibles. Y, muy importante, es mantener la zona afectada en reposo. El dolor asociado se controla con estas medidas y con analgésicos de venta libre. Pero si no fuera suficiente, se aconseja acudir al médico. 

Las quemaduras son lesiones agudas que en el momento de producirse quedan esterilizadas, por lo que el uso de antibiótico no es aconsejable. 

Sin embargo, no solo es importante qué se aplica en el lecho de la herida. Es fundamental saber qué no hay que hacer para no entorpecer su curación. A esta cuestión: ni hielo, ni productos que enmascaren la lesión, ni productos "milagrosos". Las quemaduras son lesiones agudas que en el momento de producirse quedan prácticamente esterilizadas, por tanto, el uso de antibióticos, y menos sin receta médica, no son aconsejables. Tampoco la aplicación en los primeros momentos de productos que no dejarían ver la herida. Más adelante, manteniéndola limpia y sin manipular en demasía es suficiente.

Ante el uso o abuso habitual que hay de las cremas antibióticas para cualquier quemadura, hay quien se pregunta si es fácil que estas lesiones se infecten. Pero no, todo lo contrario. En las quemaduras de primer grado no existe herida en sí, al estar afectada solo la primera capa de la piel, la epidermis. Por tanto, no tendremos puerta de entrada de los gérmenes y no se desarrollará en ningún caso infección. Cuando hay lesiones más profundas, la infección puede surgir si no se manipula de manera correcta aunque no hay que obsesionarse; son lesiones agudas que si no se complican, evolucionan bien en la mayoría de los casos. 

Cuándo hay que acudir a los servicios médicos
Pero, entonces, ¿cuándo hay que acudir a los servicios médicos? Los expertos recomiendan siempre que se cumplan los criterios antes descritos: cualquier quemadura en niños o ancianos, o en personas que padezcan alguna enfermedad previa o cuando la herida esté en alguna localización especial. También requieren de evaluación por parte de un profesional todas las de origen químico o eléctrico. Y, muy importante, siempre que se tenga alguna duda. 

Para que sea fácil, a modo de recordatorio, qué hay que tener en cuenta:
1.      Cualquier quemadura solar debería estar totalmente resuelta en una semana.
2.      Las quemaduras con pérdida de parte de la piel deben estar cerradas por completo entre dos y tres semanas.
3.     Los signos de alarma de una mala evolución serían: fiebre (más de 38 grados y habiendo descartado cualquier otro foco), existencia de pus maloliente o estancamiento de la curación (alargamiento de los tiempos indicados).

Siempre que aparezcan estos signos, se hace necesario que la herida sea valorada por un profesional sanitario. 

Diferenciar los tipos de quemaduras
Las quemaduras se clasifican de dos maneras: por su profundidad (o grados) o por la causa que la provoca (lesión térmica, química, radioactiva, solar, eléctrica o por congelación, que comportan complicaciones específicas asociadas).

En cuanto a la profundidad, hay tres grados: de primer, segundo y tercer grado. Estas últimas son las que revisten mayor gravedad y necesitan atención médica urgente, ya que pueden resultar mortales. Esta clasificación la determina la extensión y el daño sufrido por los tejidos afectados. 

Las quemaduras de primer grado, que son las menos graves, se dan en la capa más externa de la piel (epidermis), que responde con un enrojecimiento (eritema), inflamación y dolor de leve a moderado. 

Las quemaduras de segundo grado se dividen, a su vez, en superficiales y profundas. Las superficiales afectan a toda la epidermis, pero dejan intacta la dermis. Su signo más particular es la ampolla o flictena, junto con coloración rosada y brillante y una gran exudación. Muy dolorosas, dejan ligeras alteraciones en la coloración de la piel que desaparecen con el tiempo. Las profundas dañan la dermis, y las terminaciones sensitivas superficiales están destruidas, por eso son menos dolorosas que las superficiales. La superficie de la lesión es de color rojo pálido o blanquecino. A veces, surgen flictenas. Una vez cicatrizadas, dejan secuelas funcionales y estéticas. A menudo, el tratamiento quirúrgico es el que mejores resultados aporta. 

Por último, las quemaduras de tercer grado implican una destrucción total de la piel hasta alcanzar tejidos musculares, tendones, vasos sanguíneos y huesos. Su característica principal es una lesión negra y dura (escara). No tienen sensibilidad en su superficie (anestesia), aunque sí duelen los tejidos circundantes. De evolución muy lenta, dejan secuelas importantes, incluso psicológicas.