¿De dónde
vienen los bebés? Cuando un niño formula esta pregunta, algunos padres se ponen
nerviosos y recurren al cuento de la cigüeña. Error. Los pequeños curiosos no
tardan en buscar otras respuestas que los confunden aún más. La sexualidad
nunca debe ser un tema tabú en casa. Aquí tienes las claves para hablar de
forma clara y sin tapujos con tus hijos.
Si los niños
nacieran con un manual de instrucciones debajo del brazo, más de un padre
estaría agradecido.
Antes de
hablar sobre estos temas, es importante que apartemos cualquier prejuicio
ideológico o religioso y nos sepamos adaptar al carácter y madurez del
pequeño. No es lo mismo un niño de ocho años que una adolescente de 15.
En cualquier
caso, la idea es “facilitar la vida de nuestros hijos en lugar de complicársela”
y “hacerles ver que siempre estaremos ahí como la fuente más fiable de
información y apoyo cuando lo necesiten”.
Las toneladas
de datos equívocos que circulan en internet o los compañeros de clase no
siempre son los más indicados para resolver las dudas del niño. Por eso, ¿quién
mejor que nosotros para asumir el rol de educadores sexuales? Y si no tenemos
los conocimientos suficientes, la psicóloga propone consultar una enciclopedia
que nos ayude a entender conceptos “para después adaptarlos al nivel de comprensión del niño mediante metáforas”.
Es muy pequeño y ya tiene dudas
No importa.
Jamás se deben dejar sin resolver. Si hacemos oídos sordos a su consulta, “el
niño buscará la solución en otras fuentes que podrían manipularlo, confundirlo
o contarle una versión para la que no está preparado”. No conviene dar la
información antes de tiempo, pero tampoco retardar la respuesta.
Es
imprescindible tener cuidado con lo que hacemos y decimos en todo momento,
porque el pequeño observa e imita desde que nace. Somos su modelo a seguir. Para consolidar el aprendizaje se aconseja reforzar
sus conductas positivas con algún incentivo y no ignorar las inapropiadas:
educar no sólo es aportar conocimiento, sino también “fomentar que se adquieran
buenos hábitos o relaciones sociales correctas”.
¿Vergüenza? ¿Por qué?
El sexo es lo
más natural del ser humano. No hay motivos para sentirse cohibido al hablar del
tema o rechazar cualquier muestra de apertura. Que nuestros hijos consideren la sexualidad como un tabú familiar no les va
a ayudar.
Podéis
ocultarles la verdad, pero no por ello van a dejar de resolver sus dudas o sus
problemas, ni van a evitar practicar sexo cuando se lo pida el cuerpo. Lo más
adecuado es quitarles de la cabeza todas las leyendas urbanas que circulan por
la red o por su grupo de amigos. Es la mejor manera de prevenir embarazos no
deseados y contagios de enfermedades de transmisión sexual en el futuro.
Inteligencia emocional
En un mundo
donde el exceso de información, la competitividad y el estrés tienen un papel
protagonista, un niño que haya recibido educación emocional estará más
preparado para ‘salir de la burbuja’ de papá y mamá. La empatía, la asertividad
o la autocrítica son algunas cualidades tan importantes como la capacidad de
hablar de sexo sin prejuicios. Si los padres trabajan estos aspectos, los
pequeños crecerán en valores.
“La casa debe
ser el refugio que da apoyo a los niños para expresar lo que sienten sin miedo
a ser rechazados o criticados”.
Diez consejos para no olvidar
·
La educación se basa en un desarrollo equilibrado entre el cuerpo y la
mente. Por ello hay
que alimentar a los niños física e intelectualmente: con deporte y actividades
culturales, por ejemplo.
·
Los padres deben educar en un sentido integral, en todos los aspectos. Mejor no delegar facetas de la educación en los
abuelos, la escuela o los amigos. Si lo hacemos, podemos llevarnos
desagradables sorpresas.
·
Los niños no se traumatizan con el
sexo si les transmitimos amor y naturalidad. Al contrario: la prohibición, coacción, ocultación o muestra del sexo
como algo sucio y pecaminoso genera traumas y rebeldía.
·
No hay nadie como los padres para
saber cuándo su hijo está preparado para tener relaciones sexuales sanas, siempre que lo conozcan bien y la comunicación
sea fluida.
·
Hay que saber poner límites para
que los hijos no tengan relaciones sexuales sin estar preparados. Si les inculcamos valores y una educación
sexual sana y realista desde pequeños, no hace falta imponer nada.
·
Abordar un problema a tiempo evita
males mayores. Si
esperamos, el resultado será peor.
·
Los niños crecerán con seguridad
si hay una buena comunicación desde la infancia. Será su guía para enfrentarse a la vida y
prevenir riesgos en las relaciones sexuales.
·
La cercanía con los hijos es
imprescindible. Hay que
aguantar el ‘chaparrón’ de la rebeldía propia de la adolescencia. En momentos
cruciales, recordarán las palabras y buen criterio de sus padres.
·
No hay que meterles miedo en temas
de sexualidad, pero deben saber que existen riesgos. Conocer es prevenir.
·
Si hay problemas, debemos estar
ahí para ayudarles. Hacer que se
sientan culpables sólo aporta temor y más dolor del que ya les causa esa
situación de por sí.
Fuente: EFESalud
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