domingo, 21 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD

Desde este blog os deseamos un año lleno de SALUD,
y unos días felices en compañía de 
vuestros familiares y amigos.




jueves, 11 de diciembre de 2014

Información para la paciente con miomas uterinos I


¿Qué es un mioma?
Se trata de un tumor benigno de tamaño variable originado o partir de los células musculares que forman parte de lo pared del útero (o motriz).

También se conoce con el nombre de Fibroma, leiomioma, fibroide, fibroleiomioma.
Existen varios tipos de miomas según su localización:
     ·         Submucosos: crecen por debajo del revestimiento interno del útero hacia su interior.
     ·         Subserosos: crecen por debajo de la cubierta externa del útero hacia el exterior.
     ·         lntramurales: crecen dentro de la pared muscular del útero.
     ·         Pediculados: presentan un tallo o pedúnculo que lo une con la capa externa o con el interior del útero.


Según sea la localización y el tamaño del mioma, las manifestaciones clínicas serón diferentes, de forma que pueden variar desde no producir ninguna molestia hasta producir síntomas importantes.

¿Cómo se producen los miomas?
Los miomas uterinos son tumores muy frecuentes en las mujeres en edad reproductiva (etapa que va desde la primera menstruación hasta la menopausia) siendo la primera causa de tumor benigno de origen ginecológico.

Aproximadamente el 70% de las mujeres puede presentar un mioma, aunque la mayoría de ellas no tendrá síntomas. Su frecuencia aumenta con la edad especialmente a partir de los 35-40 años.

Se desconoce la causa de los miomas, sin embargo se sabe que su crecimiento está influenciado por las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y gestágenos) ya que normalmente su tamaño crece durante el embarazo y en la etapa reproductiva y disminuye durante la menopausia.

Aunque los miomas uterinos pueden ser únicos, lo más frecuente es que sean múltiples y de diferentes tamaños que puede variar desde pequeños milímetros hasta varios centímetros, llegando incluso a ocupar todo el útero alcanzando un peso importante.

¿Existe algún factor de riesgo para tener miomas?
Existen diversos factores de riesgo que se han relacionado con un aumento en la frecuencia de aparición de los miomas uterinos. Los más destacados son:
·         Raza: Los miomas son más comunes en mujeres de raza negra.
·         Inicio temprano de la menstruación: El hecho de haber tenido la primera regla a una edad temprana favorece la aparición de miomas.
·         Número de hijos: La mujeres sin hijos tienen más riesgo de padecer miomas.
·         Edad: Mayor prevalencia en mujeres mayores de 40 años.
·         Obesidad: Las mujeres obesas tienen más riesgo de presentar miomas debido a que tienen mayor cantidad de estrógenos en sangre.
·         Antecedentes familiares: Algunos miomas parecen tener un componente genético y son más frecuentes entre mujeres con parentesco de primer grado (madres, hermanas...).
·         Vida sedentaria: Se ha visto que el ejercicio, disminuye de forma importante el riesgo de padecer miomas.

¿Cómo saber si tengo un mioma?
Muchos miomas no producen síntomas (son asintomáticos) y son un hallazgo casual durante una exploración ginecológica de rutina o ante otras exploraciones del abdomen.

Aquellos que por el contrario producen síntomas, comúnmente dan lugar a:
·         Alteraciones del sangrado:
o   sangrados irregulares o prolongados.
o   sangrados entre menstruaciones.
o   sangrados excesivos.
·         Molestias a nivel pélvico o en la zona baja del abdomen.
·         Molestias durante las relaciones sexuales.
·         Síntomas de compresión sobre la vejiga:
o   Dificultad para iniciar la micción.
o   Necesidad de orinar frecuentemente.
·         Síntomas de compresión sobre el recto:
o   Estreñimiento.
·         Infertilidad

¿Cómo se diagnostican los miomas?
Generalmente los miomas se diagnostican mediante una correcta historia clínica y una exploración ginecológica mediante tacto vaginal que permite detectar el tamaño, la forma y la consistencia del útero o si el mioma es único o múltiple. El diagnóstico del mioma mediante palpación, es menos preciso en mujeres obesas o en mujeres con miomas muy pequeños.

Además de la historia clínica y de la exploración ginecológica, suelen utilizarse diversas exploraciones complementarias, fundamentalmente de imagen, que permiten ver directa o indirectamente los miomas. Entre ellas destacan:
1.      Ecografía vaginal. Es uno de los métodos más útiles para diagnosticar miomas y consiste en un examen de imagen realizado con ultrasonidos que permite delimitar la localización y el tamaño de los miomas.
2.     Histerosonografía. Es una técnica basada en la ecografía en la que el útero se rellena de suero salino para distenderlo y de esta forma poder ver mejor su interior.
3.     Histeroscopia. Es un examen visual del interior del útero mediante la introducción de una cámara a través de la vagina. Es muy útil para valorar el tamaño y la localización de los miomas.
4.     Histerosalpingografía. Es un examen radiológico que permite ver el útero gracias al uso de u n medio de contraste.
5.     Resonancia Magnética. Es la prueba de imagen más precisa. Suele utilizarse para realizar un estudio a fondo de los miomas antes de la cirugía.


Fuente: Gedeon Richter

Información para la paciente con miomas uterinos II

¿Cómo se tratan los miomas?
El tratamiento de los miomas es muy variable y depende de múltiples factores tales como la edad de la mujer, si desea tener hijos en el futuro, el tipo y el tamaño del mioma, la gravedad de los síntomas y el estado de salud de la mujer. El ginecólogo individualizará la terapia más adecuada para cada paciente.

Aquella mujer que es diagnosticada de mioma no necesariamente precisa tratamiento. Si el mioma no da síntomas, en la inmensa mayoría tan sólo requerirá un examen periódico dentro de sus revisiones rutinarias para controlar su tamaño.

Aunque el tratamiento clásico de los miomas ha sido quirúrgico, en la actualidad existen diferentes opciones que permiten individualizar el tratamiento en función de las características de la paciente: edad, sintomatología, deseo de fertilidad etc y de las características del mioma.

Los fármacos más empleados son los análogos de la GnRH que se administran por vía intramuscular o mediante depósitos subcutáneos. Actualmente se consideran el tratamiento estándar. Actúan frenando la producción ovárica de hormonas pudiendo reducir el tamaño de los miomas y el sangrado. Su uso es temporal: 3-4 meses.

Los tratamientos quirúrgicos pueden ser de varios tipos y van destinados a eliminar los miomas y así mejorar los síntomas:
·         Miomectomía: Extirpación de los miomas manteniendo el útero. Suele ser el tratamiento quirúrgico de elección en las mujeres que desean tener más hijos. Puede hacerse por vía abdominal, vaginal o laparoscópica. En algunas ocasiones, después de la cirugía pueden crecer más miomas.
·         Histerectomía: Es un tratamiento más radical que consiste en la extirpación del útero (o matriz). Puede hacerse por vía abdominal, vaginal o laparoscópica dependiendo del tamaño del útero y de los miomas. Suele usarse cuando falla el resto de tratamientos y no se desea tener más hijos.
·         Embolización de las arterias  uterinas:  Mediante este  procedimiento se ocluyen los vasos sanguíneos que irrigan  el  útero  inyectando pequeñas partículas llamadas microesferas, para detener el riego sanguíneo del mioma, lo que hace que su tejido se muera disminuyendo así su tamaño. Este tratamiento también puede comprometer la fertilidad.
·         Miolisis: Consiste en la destrucción del mioma mediante el uso de una aguja guiada por laparoscopia que quema o congela el tejido del mioma.

¿Existen nuevos tratamientos de los miomas?
Recientemente han aparecido nuevos fármacos por vía oral para el tratamiento de los miomas que suponen un gran avance en el manejo clínico de la enfermedad. Se trata de los denominados MSRP (Moduladores Selectivos del Receptor de Progesterona) que actúan bloqueando el receptor de la progesterona selectivamente.

Disminuyen el sangrado menstrual excesivo mejorando la anemia y la calidad de vida de las pacientes. A su vez, reducen el tamaño de los miomas mejorando los síntomas compresivos y el dolor pélvico

Es importante que hable con su ginecólogo,
quién le proporcionará el tratamiento más adecuado
para el alivio de los síntomas relacionados con los
miomas uterinos y si es preciso su eliminación.

¿Qué pasa con mi fertilidad si tengo un mioma?
En algunas ocasiones y dependiendo fundamentalmente del tamaño que alcance el mioma y de su localización, puede comprometerse la capacidad fértil de la paciente, dificultándose la concepción.

Normalmente los miomas no dificultan el desarrollo de un embarazo, pero en algunas ocasiones, pueden aparecer algunas complicaciones como pueden ser:
·         Parto prematuro debido a un insuficiente espacio en el útero.
·         Incremento de la incidencia de cesáreas si el mioma bloquea el canal del parto o si produce alteraciones en la posición del feto.
·         Alteraciones en la contractilidad del útero.
·         Sangrado abundante tras el parto

Preguntas Frecuentes:
¿Pueden los miomas recurrir después del tratamiento?
 Salvo en el caso del tratamiento quirúrgico mediante histerectomía en el que se extirpa totalmente el útero y por tanto cualquier posibilidad de que reaparezca un mioma, en el resto de tratamientos, los miomas pueden volver a reaparecer requiriendo de nuevo tratamiento si dan lugar a síntomas.

¿Pueden los miomas volverse cancerosos?
Los miomas son tumores benignos y muy rara vez se malignizar (menos de 1 persona de cada 1000). Se cree que estos cánceres no proceden del mioma existente sino que es una patología concomitante. Por tanto, el hecho de tener un mioma, no aumenta el riesgo de tener un cáncer en el útero.

Fuente: Gedeon Richter

jueves, 4 de diciembre de 2014

Consejos para el paciente anticoagulado (que toma Sintrom o similar)

Los anticoagulantes orales están indicados en la prevención a largo plazo de la enfermedad tromboembólica, es decir, en todas aquellas situaciones clínicas que llevan asociada una alta incidencia de tromboembolismo y en aquellos casos en los cuales el primer síntoma de la enfermedad es el accidente trombótico o embólico para prevenir el segundo episodio. También se utilizan a corto plazo tras un primer episodio de trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar.

La mayor complicación que puede derivarse de un tratamiento con anticoagulantes orales es la hemorragia, ya que para evitar la embolia o trombosis hay que conseguir una hipocoagulabilidad de la sangre.

Interacciones de los anticoagulantes con otros fármacos
Existen importantes interferencias con otros medicamentos, pudiendo potenciarse o frenarse la acción del anticoagulante. El listado de medicamentos que interaccionan es muy extenso. En principio no se tomarán ni antiagregantes (Aspirina®, Adiro®) ni antiinflamatorios.

Consejos generales:
·     Sobre el medicamento:
·      Asegurarse de que la marca y dosis por comprimido del medicamento que va a tomar son los mismos que los indicados por el médico.
·      Tomar la dosis exacta prescrita y el número de tomas indicadas.
·      No aumentar ni reducir la dosis en caso de olvido sin consultarlo previamente.
·      Tener siempre en casa la caja del medicamento.
·      El control del tratamiento anticoagulante debe hacerse como máximo cada 4 ó 5 semanas.
·      Llevar siempre el carnet de control.
·      No usar las inyecciones intramusculares o consultar previamente si la utilización de éstas fuera imprescindible.
·      La coloración anaranjada de la orina es normal durante el tratamiento.
·      Mantener el medicamento siempre fuera del alcance de los niños.

·     Sobre el régimen de vida:
·      No efectuar cambios importantes en el régimen alimentario y no añadir ni suprimir medicamentos sin consejo del médico.
·      No abusar de bebidas alcohólicas ni de grasas. No tome cerveza. Puede tomar vino con moderación y dentro de las comidas.
·      Evitar laxantes oleosos.
·      No tomar ácido acetilsalicílico ni medicamentos que lo contengan.

·     Sobre las enfermedades:
·      Evitar laxantes oleosos.
·      En caso de enfermedad con o sin fiebre, diarrea, pérdida de apetito o ictericia consulte a su médico.
·      Toda enfermedad puede modificar el rango terapéutico, en estos casos, los controles serán más necesarios.

¿Qué debe hacer ante una hemorragia?
Si sangra sin motivo, sangra más de lo normal o le salen hematomas de manera espontánea, es necesario que acuda a su centro médico de control antes de la fecha que llevaba indicada en su carnet de anticoagulación. Hay que tener en cuenta que el paciente anticoagulado no presenta hemorragias espontáneas, porque su sistema hemostático está generalmente intacto, y por lo tanto habrá que buscar la causa de esa hemorragia, por ejemplo si tiene sangre en la orina habrá que descartar una infección urinaria o si presenta heces con sangre habrá que descartar una hemorragia digestiva, etc...

Nunca, como primera medida, habrá que suspender el tratamiento anticoagulante, es necesario que acuda siempre a un centro médico, si es fuera del horario laboral acuda a Urgencias.

Si la hemorragia no es muy copiosa no será necesario adelantar el control aunque si será necesario comentarlo en la siguiente visita. Si la hemorragia es algo más abundante o se prolonga más tiempo si será necesario adelantar el control y reajustar la dosis, para conseguir el cese de la hemorragia.
·     Hemorragia conjuntival: suele ser debida a la fragilidad de los capilares, agravado por un estornudo, golpe de tos... No requiere tratamiento excesivo.
·      Hemorragia nasal (epistaxis): suele ocurrir debido a una congestión nasal, cuando el ambiente es muy seco y la mucosa está reseca, porque hace mucho calor, porque se ha sonado fuerte... Como medida terapéutica es suficiente la aplicación de un tapón con un hemostático local. Es conveniente sonarse la nariz inmediatamente después del lavado matutino. Se puede prevenir aplicando vaselina en ambas fosas nasales y humidificación del aire de la habitación.
·      Gingivorragias: la encía es un tejido blando que sangra con facilidad, la limpieza buco-dental debe ser frecuente y cuidadosa, el cepillado ayuda a fortalecer las encías.
·      Hematomas cutáneos: suelen ocurrir por fragilidad de los capilares. Si son de poca intensidad no será necesario hacer nada, si son grandes habrá que realizar un control.
·      Esputos con sangre: frecuentemente se trata de sangre procedente de la garganta. Será necesario realizarle una exploración visual.
·      Sangre roja en las heces: si está estreñido puede ser debida a la presencia de hemorroides o fisura anal. Habrá que realizarle una exploración adecuada. Debe notificarlo en el control para ajustar la dosis y/o prevenir la anemia.
·      Hemorragia ginecológica (escasa cantidad): si está en edades cercanas a la menopausia será provocada, en la mayor parte de las veces, por desarreglos hormonales. Será necesario realizarse una exploración ginecológica.

HEMORRAGIAS QUE REQUIEREN ASISTENCIA URGENTE:
Son aquellas que por su localización o cantidad de sangre perdida pueden comprometer la vida del paciente o debe ser necesaria la realización de la transfusión de sangre. Frecuentemente obligan a la suspensión del tratamiento anticoagulante.
o   Pérdida brusca de visión.
o   Epistaxis (sangrado nasal) que no se puede detener.
o   Cefalea intensa con vómitos.
o   Hemoptisis (esputos con sangre) y hematemesis (vómitos de sangre).
o   Abdomen agudo.
o   Melenas. Son heces de color negro y pastosas.
o   Hemorragias ginecológicas severas.
o   Sangre en orina.

¿Qué debe hacer si tiene fiebre?
La fiebre en un paciente anticoagulado, al igual que en otra persona que no tome anticoagulantes, suele ser síntoma de una enfermedad infecciosa. Si la fiebre está causada por una infección vírica solamente será necesario tomar paracetamol como antitérmico (no usar aspirinas ni medicamentos que la contengan). Existen además medidas físicas para intentar que la fiebre disminuya como puede ser aplicación de compresas frías o un baño con agua tibia. Los antibióticos solamente deben ser utilizados en caso de infección bacteriana y siempre prescritos por su médico.

¿Qué debe hacer si tiene dolor?
Si un paciente anticoagulado tiene dolor puede tomar un analgésico tipo paracetamol o metamizol. La vía de administración se elegirá en función de la intensidad, descartando la vía intramuscular por el peligro de hemorragia que en sí misma conlleva la punción.
Si el dolor es de tipo articular se debe intentar medidas como aplicación de calor seco, masaje sobre la zona, un antiinflamatorio en pomada y practicar ejercicios de rehabilitación.

¿Qué debe hacer si está embarazada?
Si una paciente con tratamiento anticoagulante oral, en edad fértil se queda embarazada debe contactar lo antes posible con el médico responsable del control de su tratamiento con el fin de evitar los efectos nocivos de los anticoagulantes orales ya que son capaces de atravesar la barrera placentaria y producir malformaciones fetales.

¿Qué debe hacer si se hace una herida?
El paciente que toma tratamiento con anticoagulantes y sufre un traumatismo con herida abierta debe saber que su sangre tarda más tiempo en coagularse por lo que deberá hacer una compresión más prolongada sobre la zona. Si la herida es importante en cuanto a tamaño y cantidad de sangre deberá ser remitido a un servicio de Urgencias.

Si el paciente sufre un traumatismo sin herida abierta debe realizarse inmediatamente un vendaje compresivo. La compresión deberá mantenerse unas 12 horas, cuidando de no provocar una isquemia secundaria.

Si existe fractura ósea ha de ser trasladado inmediatamente a un servicio de Urgencias.

¿Qué debe hacer si tiene que ir al dentista o someterse a una intervención quirúrgica?
Un paciente anticoagulado no puede ser sometido NUNCA a una extracción dental sin antes tomar unas medidas adecuadas para disminuir el riesgo de hemorragia.

Los pacientes que están anticoagulados porque son portadores de una prótesis valvular o tienen una valvulopatía sin corregir, no deben dejar el tratamiento anticoagulante nunca, por lo que han de ser atendidos en un centro hospitalario donde se pueda existir una hemostasia adecuada tras la extracción.

Si los pacientes están anticoagulados porque sufrieron una trombosis venosa, embolia pulmonar o tienen una arritmia será suficiente con suspender la dosis unos dos días antes, pero no es recomendable realizar más de una extracción por mes.
Si después de la extracción sucede una hemorragia deberá acudir al odontólogo para que intente cesar la hemorragia.

Si va a someterse a una intervención quirúrgica, deberá notificarlo a su médico. Se precisa conocer la fecha de la misma al menos con una semana de antelación para prepararlo debidamente.

¿Qué debe hacer si debe vacunarse?
El paciente anticoagulado tiene las mismas indicaciones de vacunación que una persona sana, además el riesgo de padecer una enfermedad infecciosa es mayor que el de la población normal y puede descompensar su cardiopatía.

La administración de cualquier vacuna debe ser valorada por su médico. La vía de administración no tiene contraindicación, ya sea vía oral o la subcutánea. La inyección de la vacuna antitetánica, que es una inyección intramuscular, debe ser puesta preferiblemente en el brazo.


FUENTE: Clínica Universitaria de Navarra.