miércoles, 20 de septiembre de 2017

Por qué no hay que usar bastoncillos para los oídos



El cerumen del oído se ha considerado siempre una señal de falta de higiene y nada más lejos de la realidad ya que la cera que producen los oídos es un síntoma de buena salud auditiva puesto que es la forma que tiene el órgano de protegerse frente a distintas patologías. Por ejemplo, previene de infecciones, tiene propiedades antibacterianas, evita la entrada de polvo y la irritación de los tejidos del oído en el caso de que entre agua.

Para limpiar el cerumen externo de los oídos se usan bastoncillos de plástico y esto es un gran error para la salud auditiva, según afirma un estudio que ha publicado la Universidad de Harvard y que recoge tres razones para no usarlos:
1.      No se necesitan. El cerumen se produce dentro del oído y se expulsa solo, por lo que únicamente habría que limpiar lo que sale al exterior con la esquina de una toalla, por ejemplo.

2.     Puede ser perjudicial. Al introducir el bastoncillo en el oído, lo que realmente se hace es empujar la cera hacia dentro, pudiendo provocar un tapón y, a su vez, crear infecciones internas.

3.     No es un signo de mala higiene. El cerumen ayuda a proteger al oído, funciona como hidratante del canal auditivo o protege del polvo y las bacterias.

En el caso de que se crease un tapón en el oído por una acumulación de cera hay que acudir a consulta para que un profesional sanitario de atención primaria lo retire aunque en ocasiones puede requerirse incluso la atención de un otorrinolaringólogo. Estos especialistas recomiendan no tratar los tapones en casa, por ejemplo, con el uso sprays que podrían disolverlos, puesto que los conductos auditivos se humedecen y pueden dañarse.

Otras lesiones, aunque menos frecuentes, que podría causar el bastoncillo es  la perforación del tímpano u otras lesiones en el tejido blando de los conductos auditivos, así como sensación de cuerpo extraño.

Además, los bastoncillos tienen contraindicaciones para el medio ambiente ya que causan un efecto parecido al de las toallitas higiénicas. Para depurar el agua, los residuos deberían hundirse totalmente, para que después las aguas puedan seguir su proceso de depuración. Sin embargo, los bastoncillos se quedan flotando en la superficie, impidiendo la correcta depuración del agua.

Para solucionar este problema, algunos países han establecido algunas normas: Francia, por ejemplo, ha prohibido la venta de los bastoncillos a partir de 2020. En Reino Unido distintos grupos ecologistas han puesto en marcha una campaña en contra de los bastoncillos que está dando resultados, ya que algunos de los principales supermercados los están retirando. España, sin embargo, aún se queda atrás puesto que solo ha aprobado una ley en la que se exige que a partir del 2018, el 50% de los materiales de los bastoncillos sean biodegradables.


Fuente: SEORL-CCC

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