martes, 8 de agosto de 2023

Picadura de la mosca negra: cómo reconocerla por sus síntomas y qué hacer

 

La mosca negra es de menor tamaño que la común, su cuerpo es más alargado y las alas más grandes. Se está extendiendo por la geografía española y hay que tener cuidado porque, aunque de momento no contagia enfermedades, su picadura puede provocar reacciones alérgicas.

La mosca negra, una especie autóctona, va en aumento por la geografía española y es habitual en comunidades autónomas como Aragón, Andalucía, Madrid, Catalunya, Murcia y Valencia. Así que al mosquito tigre y a la avispa asiática se suma una nueva plaga.

Por suerte, la mosca negra no es por ahora transmisora de enfermedades en España, aunque su mordedura puede ser muy molesta o provocar, incluso, algún tipo de reacción alérgica, recuerda la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).

Sin embargo, desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) remarcan que la mosca negra también puede acabar transmitiendo enfermedades en nuestro país, como lo hace en otros como Brasil, Venezuela o en zonas del África subsahariana, donde es portadora de un parásito que provoca oncocercosis, un trastorno conocido también como "ceguera de los ríos" y que puede provocar daños en los ojos y en la piel. El cambio climático y la globalización son dos factores muy potentes para que esto se produzca.

Síntomas de la picadura de la mosca negra

Las hembras de mosca negra necesitan sangre para que sus huevos maduren. Y la consiguen mordiendo a personas y también a animales (perros, gatos, caballos...) con su boca en forma de sierra.

Su saliva contiene sustancias tanto anestésicas como vasodilatadoras, lo que provoca que, cuando nos muerden, no lo notemos y extraigan la sangre tranquilamente.

A veces, incluso, podemos no notar los síntomas de la mordedura hasta horas después.

·      Roncha rojiza. Normalmente la picadura genera una roncha rojiza con un punto central que puede sangrar un poco.

·      Inflamación, picor y dolor. La zona de alrededor puede inflamarse y picar, y el dolor que genera puede ser intenso.

El problema fundamental de este insecto es que la herida que genera es de consideración importante, y puede dar lugar a infecciones y a reacciones alérgicas muy alarmantes, que en algunos casos requieren hospitalización.

Qué es la mosca negra

La mosca negra (Simulium spp) es más pequeña y alargada que la habitual: mide entre 3 y 6 mm, y tiene las patas más cortas y las alas más grandes. 

Aunque suele vivir cerca de zonas con agua corriente limpia, como los cauces de los ríos, puede desplazarse hasta 20 km desde el lugar en el que pone sus huevos. Por eso, en épocas en las que el número crece exponencialmente, se encuentra también en entornos urbanos.

Por qué hay más mosca negra ahora

Precisamente uno de los motivos que explican que este tipo de mosca se haya extendido es el calentamiento global: las temperaturas, cada vez más altas y sostenidas en el tiempo, crean un entorno ideal para que la mosca negra se reproduzca, favoreciendo que crezcan en número. Para hacerlo, eligen piedras o vegetación que esté en contacto con una zona con agua corriente limpia

Qué hacer para evitar que la mosca negra te pique

·      Usa un repelente con un 45% de concentración de DEET (dietiltoluamida) como mínimo. Desde la SEMES apuntan que "también podría ser eficaz el citriodiol a altas concentraciones". Aplícalo sobre la piel (no sobre la ropa) y solo cuando estés en exteriores. Al volver a casa, limpia muy bien la piel con agua y jabón. Ten en cuenta que este tipo de repelentes no está recomendado para menores de 2 años.

·      Evita pasear por zonas cercanas al cauce de un río o a un embalse, sobre todo a primera hora de la mañana o al atardecer. Si lo haces, usa pantalones largos y camisetas de manga larga, a ser posible de tonos claros y de un material que no brille.

·      Instala mosquiteras en ventanas y puertas si en el área en la que vives se ha detectado este tipo de mosca.

Cómo aliviar la picadura de la mosca negra

·      Limpia bien la zona de la herida con agua y jabón o con algún producto antiséptico (como por ejemplo la povidona yodada).

·      Aplica frío local (unos cubitos de hielo o una bolsa de verduras congeladas envueltos en un paño, una bolsa de gel frío...) durante unos minutos para reducir la inflamación y el dolor.

·      Evita rascarte aunque la herida te pique. Si lo haces, aumenta el riesgo de que se te infecte. Usar una crema de efecto emoliente puede ayudarte a reducir este síntoma.

Si, pese a tomar estas medidas, el picor, la inflamación y el dolor siguen siendo intensos, consúltalo con tu médico que valorará si, en tu caso, puede ser útil tomar antiinflamatorios, antihistamínicos o corticoides.

Y, por supuesto, si tras la picadura presentas síntomas de una reacción alérgica grave (se te hincha la cara, te cuesta respirar o tragar...) acude a urgencias cuanto antes.

 

Fuente: Sabervivirtve


viernes, 4 de agosto de 2023

Contra las fake news sanitarias

 

Las noticias falsas se aprovechan de emociones como el miedo para falsear contenidos.

 


 

Fuente: MSD

 

miércoles, 2 de agosto de 2023

Las enfermeras ofrecen recomendaciones para frenar la oleada de ahogamientos que se está produciendo este verano

 

En lo que va de año, 222 personas han perdido la vida por ahogamientos en España según los datos de la Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS). Estamos muy preocupados. Asistimos a un elevado número de ahogamientos en ríos, pantanos, piscinas o playas y, en la mayor parte de las ocasiones, estos incidentes mortales pueden evitarse. Por ello, pedimos a las familias que no bajen la guardia y sigan las recomendaciones de los profesionales.

Los ahogamientos en zonas de agua son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencionado en el mundo y representa el 75 por ciento de todos los fallecimientos relacionados con traumatismos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pierden la vida a nivel mundial 236.000 personas por este tipo de accidentes.

Personas mayores

Desde el Ministerio de Sanidad identifican varios factores de riesgo relacionados con los ahogamientos, y tener conocimiento de los mismos puede ayudar a prevenir accidentes. Son, principalmente, la adopción de conductas de riesgo, los momentos de relajación en la vigilancia de menores, bañarse en zonas sin vigilancia, el consumo de alcohol y otras drogas cerca o dentro del agua, las condiciones médicas como la epilepsia y los turistas no familiarizados con las particularidades de las aguas locales. Cabe recordar que se debe tener especial atención tanto con personas mayores como con menores de edad.

Además de prevención, la educación es muy importante. Suelen darse casos en los que una persona intentar socorrer a alguien que se está ahogando y en vez de tener una víctima tenemos dos, como ha sucedido en Mallorca con el padre que ha fallecido intentando salvar la vida de su hijo. Por eso, es fundamental que todo el mundo aprendamos el manejo inicial de una situación como esta para saber qué hacer y qué no hacer; o cómo llevar a cabo los primeros auxilios.

Desenlace fatal

El momento en que una persona empieza a ahogarse, el desenlace a menudo es rápido y fatal; y en los casos en los que el individuo no fallece, debe ser ingresado en centros hospitalarios con diferentes consecuencias o lesiones. La falta de oxígeno que se produce en estos casos puede dañar múltiples órganos, producir lesiones cerebrales e incluso paro cardiaco.

Para evitar que el número de ahogamientos siga aumentando en lo que queda de verano, el Consejo General de Enfermería ha publicado las siguientes recomendaciones: 

1.   Familiarizarse con la piscina

2.  No nadar por encima de sus posibilidades

3.  Conocer la profundidad del vaso

4.  Evitar tirarse de cabeza

5.  No ingerir alcohol ni comidas muy pesadas

6.  Poner vallas con cerrojos en piscinas privadas

7.  Vigilar siempre a los menores y no dejarlos nunca al cuidado de otro menor.

8.  Elegir zonas vigiladas para nadar en playas y piscinas

9.  Los niños en edad escolar deben aprender a nadar

10.   Formar al entorno en rescate seguro y reanimación

 

Fuente: Consejo General de Enfermería