¿Por qué hay personas adultas y adolescentes
reacios a quitarse la mascarilla delante de los demás? Después de dos años de
pandemia, desde el pasado 20 de abril las mascarillas han dejado de ser
obligatorias, excepto en centros sociosanitarios, farmacias y transporte
público. Para una gran parte de la población, esta nueva situación ha supuesto
un alivio. Sin embargo, hay quienes aún no son capaces de quitarse la
mascarilla porque sienten inseguridad, malestar o miedo. Esto es lo que se
conoce como el síndrome de la cara vacía.
Qué es el síndrome de la cara vacía o mask
fishing
No es una enfermedad mental, ni si quiera un
trastorno, y no está recogido en el CIE-10. Podría definirse como una fobia
caracterizada por la sensación de inseguridad y miedo que se genera en la
persona al dejar de utilizar la mascarilla y descubrir su cara.
Los síntomas están relacionados con la ansiedad
que se experimenta ante la sola idea de exponer la cara. Es decir, la sensación
de vulnerabilidad, angustia, inseguridad y falta de control de la situación.
También es frecuente que no exista interés por relacionarse
con otras personas: quedar con los demás lleva aparejado sufrimiento, por lo
que se intenta evitar el contacto social.
Miedo a la exposición física
La razón por la que muchas personas no quieren
quitarse la mascarilla es el miedo a contagiarse del coronavirus. Sin embargo,
en otros muchos casos, lo que genera temor es la exposición del propio físico.
Esto es algo que sucede sobre todo en el caso de
los adolescentes, ya que es una etapa en la que el aspecto físico adquiere una
especial importancia. Hay que tener en cuenta que, durante estos dos años, a
chicos y chicas la mascarilla les ha servido para ocultar determinados
complejos, como el acné, el vello facial o los bráquets.
Ahora, con el fin de la obligatoriedad de llevar
mascarillas, muchos jóvenes son reacios a mostrar su apariencia física debido a
esos complejos e inseguridades, los cuales están en la base de este síndrome de
la cara vacía.
¿A quiénes afecta este síndrome?
El miedo a quitarse la mascarilla tiende a
aparecer, además de entre la población adolescente, en quienes ya han sufrido
algún episodio de ansiedad previo o que tienen diagnosticado algún trastorno de
ansiedad, como es el caso de fobia social, la agorafobia y otras fobias
específicas.
También personas muy tímidas o con complejos
físicos, como es el caso de quienes padecen trastorno dismórfico corporal,
pueden verse afectadas por este síndrome.
En cualquier caso, se trata de personas que
acostumbran a tener conductas evitativas, de modo que dejan de hacer su vida
normal para protegerse de aquello que les produce miedo o angustia.
Cómo superar el miedo a quitarse la
mascarilla
El hecho de no quitarse la mascarilla, lejos de
ser una solución, lo único que consigue es que la persona con síndrome de la
cara vacía tenga cada vez más miedo a retirársela. En esos casos, conviene
seguir estos consejos:
1. Exponerse de forma gradual a la causa del miedo.
Al igual que
sucede con otras fobias, lo más adecuado es exponerse poco a poco a aquello que
genera miedo. Lo ideal es que, al principio, la persona se quite la mascarilla
en lugares con poca gente o ante la familia, es decir, en situaciones
sencillas. Cuando vaya superando el miedo en estas situaciones, deberá ir
avanzando y exponiéndose a otras más complejas.
2. Eliminar los pensamientos negativos.
La persona que
tiene miedo a la exposición física suele tener pensamientos negativos, es
decir, cree que los demás la van a rechazar; a menudo se trata de una falsa
impresión, fruto de una visión distorsionada de la realidad.
3. Romper con la idea de que sin mascarilla no hay
seguridad.
Para muchas
personas, la mascarilla ejerce una acción de protección psicológica frente a la
COVID-19 o al rechazo social. Si bien durante las etapas más duras de la
pandemia ha resultado necesaria y obligatoria, en la actualidad la relajación
de las medidas al respecto tiene razones fundamentadas. Por ello, es necesario
confiar en las vacunas y en nuestro sistema nacional de salud, que nos indica
que las mascarillas ahora mismo solo son necesarias en las situaciones
señaladas, y valorar los riesgos en cada situación. Por otro lado, cuando
hablamos de miedo a descubrirse la cara, la persona afectada por este síndrome
debe ir comprobando por sí misma que, lleve o no la mascarilla, va a ser
aceptada por los demás.
4. Poner en la balanza los beneficios de su retirada.
Quitarse la
mascarilla permitirá sentir menos calor, sobre todo ahora que afrontamos las
altas temperaturas típicas de esta época, una respiración más óptima y una
mejor visión.
5. Mejorar la confianza y la autoestima.
Conviene
entrenar habilidades sociales y confiar más en uno mismo y en las capacidades y
recursos que tenemos para afrontar las diversas situaciones. En caso de que el
miedo a quitarse la mascarilla afecte a las rutinas diarias y la persona se
sienta sobrepasada por esta situación, lo más adecuado sería consultar con un
especialista en salud mental.
Fuente: MSD
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