1. Descartar una enfermedad subyacente (inapetencia
secundaria).
Ante un niño que no come, hay que descartar un proceso patológico de
base. Cuando es así, suele acompañarse de dolor abdominal, fiebre, náuseas…,
pero no siempre, consultar a su médico-pediatra.
2. Introducir alimentos nuevos de forma gradual.
Al principio de cada comida, cuando el niño tenga más apetito. Si rechaza
algún alimento, introducirlo en la dieta con otro que guste más, y
condimentarlo o modificar su textura, para lograr una mayor aceptación (espaguetis con carne y
verduras, leche saborizada...). Cuando se ofrezca un alimento nuevo al niño
hacerlo de forma atractiva, exponerlo repetidamente, hasta 8-10 veces.
3. No utilizar los alimentos como premio o castigo.
No sólo es
ineficaz para mejorar su apetito, sino que interfiere en el aprendizaje de unos
hábitos alimentarios correctos. En algunos casos, es conveniente establecer normas
de conducta alimentaria. Hay que procurar, no perder la paciencia. El niño
inapetente, es a veces un niño manipulador.
4. Diversificar y enriquecer los alimentos.
Comer en pequeñas tomas, incluyendo todos los tipos de alimentos. La dieta variada estimula el apetito, cubre
las necesidades y conforma hábitos alimentarios sólidos para la edad adulta.
Debe incluirse diariamente, alimentos de todos los grupos, en proporción
adecuada (véase pirámide). Es aconsejable conocer los menús del colegio para
complementarlos en casa. Es recomendable, aumentar la densidad calórica y
nutritiva de los alimentos en las etapas que coexistan con inapetencia,
utilizando alimentos para enriquecer los platos como, clara de huevo, leche en
polvo entera, almendras trituradas etc.
5. Distribuir regularmente las comidas.
Distribuir la
comida en 5 tomas al día. Si el niño no come durante una comida, se debe
esperar hasta la siguiente con el fin de no perder el ritmo de horarios. Evitar
que el niño coma entre horas. El desayuno, debe ser una verdadera comida e
incluir, leche u otro lácteo, cereales o tostadas con mantequilla y mermelada,
o un pequeño bocadillo. Un buen desayuno, mejora el rendimiento intelectual, y
la concentración de los niños. No está justificada la ingesta de leche
descremada en el niño sano. Los padres deben decidir qué alimentos va a tomar
el niño, pero debe ser este el que decida cuanta cantidad quiere comer.
Controlar el horario de las comidas. Entre horas no debe tomar chucherías o
alimentos que puedan quitarle el apetito.
6. Evitar alimentos poco nutritivos que quitan el
apetito.
Una comida sana y equilibrada, facilita la adquisición de hábitos
alimentarios adecuados en la infancia, que conformarán los hábitos en la edad
adulta. En esta etapa, y más aún si el niño es inapetente debe limitarse el
consumo de bebidas refrescantes azucaradas, y de alimentos que reducen el
apetito hacia los alimentos básicos: productos de pastelería y bollería,
chocolate, golosinas, snacks. En ningún caso, deben utilizarse bebidas
alcohólicas durante la infancia. No prohibir de forma severa ningún alimento ya
que puede hacer más atractivo su consumo.
7. Presentar los alimentos de forma atractiva.
Cuidar con esmero el acto de comer, tratando de enriquecerlo con el mayor
número de estímulos sensoriales gratificantes. Los niños más mayores deben
participar en la elección y confección de su dieta, y en la preparación de la
mesa. Si el niño tiene edad suficiente debe comer por sí mismo, sin
distracciones y en un tiempo prudente, unos 30 minutos.
8. Favorecer la actividad física.
El deporte
moderado, suele aumentar el apetito, y potenciar el desarrollo psicomotor y
psicosocial del niño.
9. Otras recomendaciones:
Enseñar al
niño a comer de todo y no abusar de nada.
Limitar el
consumo de “calorías vacías” (golosinas, bebidas refrescantes, snacks…)
En el almuerzo
y la merienda, ofrecer bocadillos preparados en casa, frutas y productos
lácteos. No abusar de los embutidos.
El niño debe comer en la mesa con su familia (no antes ni después que los
demás).
10. La alimentación es un binomio indisoluble con el
placer.
Al niño hay que enseñarle los valores positivos de comer higiénico y
sano, sin olvidar la forma de presentar los alimentos y factores externos que
influyen en la satisfacción, y bienestar que proporciona la comida. La comida
debe ser una experiencia grata. Crear un ambiente relajado y familiar, sin
gritos ni presiones. No se le debe impedir comer como forma de castigo.
11. El ejemplo de los padres como modelo de buena
alimentación.
Muchas veces
es más efectivo que decir las cosas de palabra. Los padres y las personas que
se encargan de la alimentación del niño deben tener una misma actitud frente a
la comida, siempre de tranquilidad y firmeza.
SI NO PUEDE CUMPLIR ESTOS CONSEJOS
CONSULTE A SU MÉDICO.
Puede
descartar carencias o subcarencias vitamínicas y minerales, que pueden causar
anorexia, y mejorar espectacularmente con un suplemento vitamínico mineral
durante un tiempo.
Fuente: Fisterra
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