1. Habiendo buena higiene, saneamiento y
agua salubre ¿sigue siendo necesaria la vacunación?
La buena
higiene, el saneamiento y el agua salubre son insuficientes para detener las
enfermedades infecciosas, y la vacunación sigue siendo necesaria. Si no
mantenemos tasas de inmunización óptimas —la llamada inmunidad colectiva—, las
enfermedades prevenibles mediante vacunación volverán. Aunque las mejoras de la
higiene, el saneamiento y la salubridad del agua ayudan a protegernos de las
enfermedades infecciosas, muchas de ellas pueden propagarse independientemente
de lo aseados que seamos. Sin vacunación, enfermedades que se han vuelto raras,
como la tos ferina, la poliomielitis o el sarampión, pueden reaparecer
rápidamente.
2. ¿Son seguras las vacunas?
Las vacunas
son seguras. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo
largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo
evaluadas regularmente una vez comercializadas. Los científicos también siguen
constantemente la información procedente de diferentes fuentes en busca de
indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos. La mayoría de las
reacciones a las vacunas son leves y temporales, tales como el dolor en el
lugar de inyección o la febrícula. Los raros efectos colaterales graves
notificados son investigados inmediatamente.
Es mucho más
fácil padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación
que por una vacuna. Por ejemplo, la poliomielitis puede causar parálisis; el
sarampión, encefalitis y ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante
vacunación incluso pueden ser mortales. Aunque una sola lesión grave o muerte
causada por las vacunas ya son demasiadas, los beneficios de la vacunación
superan largamente los riesgos, y sin vacunas habría muchos más casos de
enfermedad y muerte.
3. ¿Es mejor la inmunidad proporcionada
por las vacunas que por las infecciones naturales?
Las vacunas
interaccionan con el sistema inmunitario y producen una respuesta inmunitaria
similar a la generada por las infecciones naturales, pero sin causar enfermedad
ni poner a la persona inmunizada en riesgo de sufrir las posibles
complicaciones de esta. En cambio, el precio a pagar por la inmunización a
través de la infección natural puede consistir en disfunción cognitiva en la
infección por Haemophilus influenzae de tipo b, defectos congénitos en la rubéola,
cáncer hepático en la hepatitis B o muerte por complicaciones en el sarampión.
4. ¿Necesito vacunarme contra
enfermedades que no se ven en mi comunidad o en mi país?
Aunque las
enfermedades prevenibles mediante vacunación se han vuelto raras en muchos
países, los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en otros. En
un mundo tan interconectado como el actual, pueden cruzar fácilmente las
fronteras geográficas e infectar a cualquiera que no esté protegido. Así, por
ejemplo, se han producido brotes de sarampión en poblaciones no vacunadas de
Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, España, Estados Unidos de
América, Federación de Rusia, Francia, Grecia, Italia, Reino Unido, Serbia,
Suiza y Tayikistán.
Los dos
motivos principales para vacunarse son protegernos a nosostros mismos y
proteger a quienes nos rodean. El éxito de los programas de vacunación depende
de que todos garanticemos el bienestar de todos. No debemos depender de quienes
nos rodean para detener la propagación de enfermedades; nosotros también
debemos hacer lo que esté en nuestra mano.
5. ¿Puede un niño recibir más de una
vacuna a la vez?
Las pruebas
científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no
tiene efectos negativos en el sistema inmunitario del niño. Los niños están
expuestos diariamente a varios cientos de sustancias ajenas que desencadenan
respuestas inmunitarias. El simple acto de comer introduce nuevos antígenos en
el organismo, y son numerosas las bacterias que viven en la boca y la nariz.
Los niños se ven expuestos a muchos más antígenos en un resfriado común o una
faringitis que cuando son vacunados.
La principal
ventaja de administrar varias vacunas al mismo tiempo es la necesidad de menos
consultas, que ahorra tiempo y dinero. Además, cuando es posible una vacunación
combinada (por ejemplo, contra la difteria, el tétanos y la tos ferina) también
se reduce el número de inyecciones y las molestias para el niño. Se pueden
tomar diferentes medidas para reducir el dolor en el momento de la vacunación.
6. ¿Necesito vacunarme contra la gripe?
La gripe es
una enfermedad grave que mata entre 300 000 y 500 000 personas al año. Las
embarazadas, los niños pequeños, los mayores con problemas de salud y
cualquiera con enfermedades crónicas, como cardiopatías o asma, corren mayor
riesgo de padecer enfermedad grave y morir. La vacunación de las embarazadas
aporta el beneficio añadido de proteger a los recién nacidos, hecho aún más
importante si se tiene en cuenta que no hay vacuna para los menores de 6 meses.
Las vacunas
contra la gripe estacional se vienen utilizando desde hace más de 60 años e
inmunizan contra las tres cepas circulantes más prevalentes cada año. La
vacunación es la mejor forma de reducir la probabilidad de padecer gripe grave
y de contagiarla a los demás. Evitar la gripe significa evitar costos añadidos
en atención médica y pérdidas de ingresos por no ir a trabajar o a la escuela.
7. ¿Qué conservantes se usan en las
vacunas?
El tiomersal
es un compuesto orgánico que contiene mercurio y se añade a algunas vacunas
como conservante. No resulta peligroso y es el conservante más utilizado en las
vacunas que se suministran en viales multidosis. No hay datos que indiquen que
las cantidades de tiomersal utilizadas en las vacunas supongan un riesgo para
la salud.
8. ¿Qué hay sobre las vacunas y el
autismo?
Un estudio de
1998 planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión,
paperas y rubéola) y el autismo, pero posteriormente se demostró que era
fraudulento y tenía graves sesgos, por lo que fue retirado por la revista que
lo publicó. Lamentablemente, esa publicación creó un estado de pánico que
produjo una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de
esas enfermedades. No hay ninguna prueba de la existencia de una relación entre
la vacuna triple vírica y el autismo o los trastornos del espectro autista.
Fuente: Organización Mundial de la Salud
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