¿De qué hablamos?
La gota es un
síndrome que habitualmente se manifiesta por una inflamación articular causada
por depósito de cristales de urato monosódico. Generalmente ocurre en personas
con hiperuricemia, aunque entre el 11% y
el 49% de los pacientes que presentan un ataque agudo de gota tiene
cifras normales de ácido úrico. Únicamente el 22% de los pacientes con niveles
de ácido úrico en sangre mayores de 9 mg/dl sufre algún ataque agudo de gota en
un período de 5 años.
Es la artritis
inflamatoria más común. Afecta al 1,4% de la población en países occidentales.
Es más frecuente en personas de edad y en varones (5:1). Esta diferencia entre
sexos disminuye con la edad. Puede asociarse a diabetes mellitus (DM),
dislipemia, hipertensión arterial (HTA), obesidad, insuficiencia cardiaca,
insuficiencia renal y transplante de órganos. Su incidencia está aumentando, lo
que podría relacionarse con la longevidad, los hábitos alimenticios y el mayor
uso de diuréticos.
La mayoría de los pacientes con gota tienen
una reducción de la excreción de ácido úrico de origen genético. La
hiperuricemia consecuente puede verse agravada o deberse enteramente a:
·
Ingesta
excesiva de purinas (sobre todo carne y marisco).
·
Consumo
excesivo de alcohol, particularmente cerveza y licores.
·
Enfermedades
linfo mieloproliferativas, quimioterapia en leucemias y linfomas, mieloma
múltiple, policitemia, anemias hemolíticas, glucogenosis tipo III, V y VII.
·
Insuficiencia
renal crónica.
·
Psoriasis
extensa.
·
Fármacos:
tiazidas, etambutol, salicilatos a dosis bajas (<1 g diario), pirazinamida,
ciclosporina, ácido nicotínico, levodopa.
·
Cirugía,
traumatismos, deshidratación.
· Inicio de la
terapia hipouricemiante.
·
En raras
ocasiones: acidosis láctica, cetoacidosis, síndrome de Down, intoxicación por
plomo, hiperparatiroidismo, sarcoidosis.
¿Cómo diagnosticar hiperuricemia y gota?
Se considera
que existe hiperuricemia con los siguientes valores de ácido úrico: hombre:
>7 mg/dl; mujer: >6 mg/dl. Solo una pequeña parte de los pacientes con
hiperuricemia desarrollan gota: menos del 2% con niveles de ácido úrico >7
mg/dl; menos del 6% con niveles de ácido úrico >10 mg/dl.
¿Cómo se trata?
A pesar de las
escasas evidencias que existen acerca de la eficacia del tratamiento no
farmacológico para evitar la recurrencia de la gota, se usan habitualmente
medidas no farmacológicas y, en ocasiones, farmacológicas que deben ser
diseñadas acorde a los factores de riesgo específicos (nivel de ácido úrico,
crisis previas, signos radiológicos), la fase clínica en la que se encuentre el
paciente y los factores de riesgo generales (edad, sexo, obesidad, consumo de
alcohol, fármacos, interacciones y comorbilidad). Debe intentar mantenerse un
nivel sérico de ácido úrico inferior a 6 mg/dl.
Medidas no
farmacológicas:
·
En caso de
sobrepeso, restringir la ingesta calórica, evitando las dietas de alto
contenido proteico.
·
No tomar
alcohol, especialmente cerveza (el vino se tolera mejor) y bebidas de alta
graduación.
·
Dieta baja en
purinas, especialmente carne y pescado; las purinas de origen vegetal no son
perjudiciales.
·
Ingesta
hídrica elevada (2 litros/día) y tomar alimentos con bajo contenido en grasa
(leche descremada) por el probable efecto protector de la caseína y
lactoalbúmina.
·
Es posible que
la ingesta de dosis altas de vitamina C prevenga las crisis de gota.
·
Valorar la
existencia de fármacos que elevan el nivel de ácido úrico en sangre y la
posibilidad de retirarlos. Si el paciente toma diuréticos debe buscarse un
fármaco alternativo, excepto en los casos de insuficiencia cardiaca, en los que
debe mantenerse.
·
La aspirina a
dosis de 75-150 mg/día tiene escaso efecto sobre los niveles de ácido úrico,
por lo que podría mantenerse si fuera necesaria la profilaxis cardiovascular.
Se debe evitar la dosis analgésica.
·
Valorar y
tratar procesos asociados si los hubiera: HTA, dislipemia, enfermedad vascular
y psoriasis.
Medidas
farmacológicas:
Es necesario
consultar con su médico para decidir el tratamiento a seguir.
Fuente: Fisterra
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