Adelgazar es
uno de los propósitos recurrentes durante el año. Pero al ponernos a dieta
cometemos siempre los mismos errores por culpa de ideas preconcebidas y
equivocadas. Seguimos buscando la dieta ideal para perder peso, aunque pueda
perjudicar nuestra salud.
Para perder
ese peso de más y mantenernos hay que llevar una dieta equilibrada y variada y,
en todo caso, reducir un poco el tamaño de la ración y hacer ejercicio.
Pero si
decidimos ponernos a dieta seguro que caemos en algunos tópicos y errores, que
se convierten en peligrosos sobre todo en personas con problemas de obesidad ya
que pueden sentirse frustrados ante resultados poco duraderos.
Los tópicos de los alimentos
Ningún
alimento es capaz de hacernos adelgazar. Los únicos que adelgazan son aquellos
que nos dejamos en el plato.
·
Evitar el pan y la pasta: Falso. No hay que descartar la pasta y el pan,
sino consumirlos de forma moderada y sin mezclar con otros alimentos ricos en grasas.
La recomendación es tomar 6 raciones de cereales al día. “Una ración
de pan son 30 gramos”, los hidratos de carbono proporcionan 4 kilocalorías por
gramo frente a las 9 de las grasas y las 7 del alcohol, además de ser fuente de
fibra. Los hidratos de carbono se metabolizan peor por la noche, pero eso
no quita “para cenar una sopa con un puñadito de fideos y una fruta o lácteo
con el fin de facilitar la digestión”.
·
Evitar las legumbres: Es
un error desterrarlas de los menús. Cocinadas con hortalizas o arroz aumenta el
valor nutricional y disminuye el contenido calórico. Además, tienen fibra y
alto poder saciante.
·
Mejor edulcorante que azúcar: Falso. Una cucharita de azúcar aporta 8 calorías al café del desayuno.
Un aporte calórico mínimo respecto a la media de 2.000 calorías diarias de una
dieta equilibrada prototipo. Además, algunos estudios han constatado que los edulcorantes no
activan las señales de saciedad.
·
Comer ensalada como plato único: Otro error habitual cuando sustituimos los primeros y segundos platos de
las comidas por una ensalada como plato único. Es cierto que son ricas en agua
y pobres en hidratos de carbono, proteínas y grasas por lo que no engordan.
Pero no pasa mucho tiempo hasta que el hambre irrumpe con fuerza y esto es
negativo. Se aconseja tomar alimentos con efecto saciante como plato principal
(arroz, pasta, legumbres) y dejar las ensaladas como guarnición.
·
Tomar fruta después de las comidas engorda: Falso. La fruta tiene bajo contenido
calórico, el mismo si se toma antes, durante o después de las comidas. Existe
el riesgo de dejar de consumirla y eso, a la larga, puede provocar deficiencias
nutricionales. También se cree que la fruta como colofón de la comida
disminuye la absorción de nutrientes, algo inexacto ya que incluso lo
favorece (por ejemplo, la vitamina C de la naranja facilita la absorción del hierro).
·
Los plátanos, uvas o higos tienen muchas calorías: Cierto es que son más calóricos que la manzana
o la pera pero, en cualquier caso, no llegan a 100 kilocalorías por cada 100
gramos de porción comestible. Tomadas en menor cantidad, aportan una cantidad
de energía similar a una naranja mediana, por lo que no hay que eliminarlas de
las dietas para adelgazar.
·
El pomelo quema grasa: Error,
pero sí tiene un gran poder diurético que ayuda a eliminar líquido. Sin
embargo, hay que recordar que la pérdida de peso tiene que asociarse a una
reducción de grasa y no de líquidos, lo que solamente se consigue con una dieta
hipocalórica combinada con ejercicio físico.
·
El aceite de oliva no engorda: Este aceite, al igual que el resto, tiene un contenido energético de 9
kilocalorías por gramo, por lo que su consumo debe moderarse, especialmente en
las dietas de adelgazamiento. Pero debe prevalecer sobre otros aceites de
origen vegetal (coco o palma), mantecas y mantequillas, debido a su alto
contenido en ácidos grasos monoinsaturados y sustancias antioxidantes,
relacionados con una disminución del riesgo cardiovascular.
·
Los alimentos integrales no engordan: No es del todo correcto. Sí es cierto que aportan más fibra,
vitaminas, minerales y fitoquímicos (sustancias derivadas de plantas cuya
ingesta beneficia a la salud) que los no integrales y provocan mayor sensación
de saciedad. Se advierte ante productos integrales de bollería que contienen
gran cantidad de grasa, especialmente saturada, que aumentan las calorías y el
riesgo de enfermedad cardiovascular.
·
Consumir de forma indiscriminada alimentos light o bajos en calorías: Existe la creencia de que la energía
que aportan los alimentos light es insignificante y se suele abusar de
ellos. Es verdad que aportan menos calorías que sus homólogos si se
consumen en igual proporción. Pero algunos de estos alimentos contienen
una elevada cantidad de grasas y azúcares y un mayor contenido en aditivos
necesarios para su elaboración.
·
No beber agua
durante las comidas: Falso. El agua
no aporta calorías al no contener nutrientes. Tomar agua durante las
comidas, no sólo ayuda a mejorar el estado de hidratación, sino que también
ayuda a llenar el estómago y sentirnos llenos.
·
Los alimentos contienen calorías negativas: Existe la teoría desacertada de que hay
alimentos (como la piña o los espárragos) que necesitan más calorías para
digerirlos de las que realmente aportan. Pero lo que ocurre es que la ingesta
de alimentos provoca un aumento del gasto de energía para poder realizar la
digestión, absorción y metabolismo de los nutrientes que contiene el alimento.
Esto se conoce como termogénesis inducida por la dieta y representa
aproximadamente un 10% de las calorías de los alimentos que se ingieren, pero
todos los alimentos proporcionan más o menos energía según su composición.
Reparto de energía
Inexacto es
también creer que cuanto menor sea el número de comidas al día, más
controlamos el peso. Lo ideal es repartir la energía diaria en 4/5
comidas y no omitir ninguna. Ayuda a tener menos apetito entre una comida
y otra y elimina la tentación de picar, además de aumentar la ingesta de
vitaminas, minerales y fibra y disminuir el consumo de grasa.
Elegir la dieta incorrecta
Al elegir el
método para adelgazar también se cae en los mismos errores. Dos son las dietas
elegidas por la gran mayoría:
·
Dieta disociada: Permite tomar
la cantidad de alimentos que se quiera, siempre que no se mezclen, por
ejemplo hidratos de carbono y proteínas, en la misma comida ya que, según la
explicación ofrecida, las proteínas necesitan un medio ácido en el
estómago para su digestión, mientras que los hidratos de carbono
necesitan un medio alcalino. Está demostrado científicamente que las
enzimas actúan de igual forma, independientemente de los alimentos que
consumamos. Además, no hay que olvidar que los alimentos son mezclas
heterogéneas de nutrientes.
·
Dieta hiperprotéica: Se basa
en una elevada ingesta de alimentos proteicos (carnes, pescados, huevos y
mariscos) y un escaso consumo de alimentos ricos en hidratos de carbono. Aunque
se produce una bajada rápida de peso al ser hipocalóricas, son poco saludable
ya que la prevalencia de proteínas hace que los riñones tengan que trabajar más
para eliminar los productos de desecho de las mismas. Además, la
pérdida de peso se debe, en gran medida, a la pérdida de agua y no de
grasa y se recupera rápidamente cuando se abandona. También la ausencia de
hidratos de carbono provoca la formación de cetonas que se acumulan en la
sangre y que pueden provocar náuseas y fatiga.
Desde aquí os animamos
a bajar de peso de forma progresiva con una dieta moderada, equilibrada y
variada. Y, sobre todo, aumentar la actividad física. “Si hiciéramos más
ejercicio no haría falta restringir tanto la ingesta energética”.
Fuente:Efesalud
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