Las aguas
termales son aquellas que brotan del suelo con temperaturas superiores a la de
la superficie, específicamente con unos 5°C más. El mérito de ellas es que
poseen numerosas propiedades que, bajo prescripción de un especialista, son
útiles para el tratamiento de numerosos padecimientos.
Compuestas por
disímiles minerales, las aguas termales provienen de las capas subterráneas de
la tierra, generalmente, en fallas terrestres. El vapor que sube desde ellas es
aprovechado con fines terapéuticos a modo de irrigaciones, inhalaciones y
calefacción.
Orígenes
Las aguas
termales son empleadas desde la antigüedad por numerosas civilizaciones como
espacio para la socialización y para el tratamiento de dolencias. En la India,
Italia y Grecia fueron encontrados indicios que demuestran el uso de las aguas
termales desde hace más de 2 mil años a. c.
En la
actualidad se encuentran entre las fuentes termales más importantes del mundo
las de Puerto Rico, Honduras, Estados Unidos, Panamá, Chile, Perú, Bolivia,
Colombia, Japón, Islandia, México, Nueva Zelanda, Venezuela, Uruguay, Argentina
y España.
Clasificación y características
Las aguas
termales se pueden clasificar según sus temperaturas y el origen geológico. De
tal forma pueden ser frías (menos de 20°C), hipotermales (20-35°C),
mesotermales (35-45°C), hipertermales (45-100°C) y supertermales (100-150°C).
Se componen de minerales como hierro, cloro, azufre, magnesio, cloro, calcio,
sodio y bicarbonato.
Según el
origen geológico las aguas termales son magmáticas y telúricas. Las aguas
magmáticas surgen de filones metálicos o eruptivos, y las telúricas nacen en
cualquier lugar.
Las aguas
magmáticas, generalmente, poseen minerales como arsénico, boro, bromo, cobre,
fósforo y nitrógeno. Por su parte, telúricas asumen bicarbonatos, cloruros, y
sales de cal.
Resulta
interesante, además, que las aguas termales se hallan ionizadas. En dependencia
del tipo de ion que las conforme serán los beneficios al cuerpo humano. De tal
forma, aunque resulte, paradójico, los positivos son irritantes y, por tanto,
no benefician al hombre. En cambio, los iones negativos son capaces de relajar
el cuerpo.
Bondades de las aguas termales
Existe tres
formas, reflejadas al unísono, en que las aguas termales inciden el organismo
humano: química, física y biológica. Esto sucede al aumentar la temperatura
corporal como consecuencia del ° C que las distinguen.
Los baños
termales ayudan a la eliminación de toxinas en el cuerpo pues al aumentarle la
temperatura mata gérmenes y virus, incrementa la presión hidrostática, la
circulación sanguínea y la oxigenación, y como consecuencia de esta última
favorece la alimentación de los tejidos, estimula las secreciones del estómago
y el hígado.
Se conoce que
repetir baños con agua termales durante tres o cuatro semanas normaliza las
funciones endocrinas y vigoriza el sistema nervioso, relaja y acrecienta la
producción de endorfinas.
De igual
forma, las aguas termales que contienen azufre son muy buenas para el
tratamiento de afecciones de la piel como la psoriasis, la dermatitis y los
hongos.
Otras
patologías cuyo tratamiento se complementa con los baños de aguas termales son
las enfermedades reumáticas crónicas, la diabetes, la obesidad y la gota,
problemas gastrointestinales crónicos y de circulación, el estrés, enfermedades
respiratorias y ginecológicas crónicas.
Centros termolúdicos
El
termoludismo se basa en el aprovechamiento de las aguas termales para
aprovechar sus propiedades y sus efectos benéficos para alcanzar el relax, y
ofrecer mejoras tanto físicas como psicológicas. Las aguas termales a
diferentes temperaturas tienen efectos tonificantes en el cuerpo, ayudando
además a alcanzar un reequilibrio psíquico.
Aspectos a tener en cuenta
Para disfrutar
de los beneficios de las aguas termales es importante conocer la mejor manera
de hacer las terapias. Nunca reciba un baño de aguas termales luego de realizar
un largo viaje, debe estar calmado, pues los efectos pueden ser contrarios a
los deseados y sentir mareos o comenzar a padecer alguna enfermedad.
Para reactivar
la circulación y obtener energía es mejor recibir las duchas que programan los
hoteles en la habitación, y que aunque son termales poseen temperaturas más
frescas.
Las aguas
termales no deben recibirse sin prescripción médica. Es preciso estar en las
aguas calientes exactamente que el doctor indique pues ellas inciden
directamente sobre la caja torácica lo cual favorece la inspiración y dificulta
la espiración.
Los baños
termales no se deben tomar varias veces al día; esto se debe a que los vasos
sanguíneos no reaccionan de la misma forma y pueden surgir complicaciones.
Asimismo, si se comienza a sentir somnolencia, sensación de fatiga o cansancio,
es necesario salir del agua.
Se recomienda,
de manera general, tomar los baños termales cuando la mañana avance. En horas
muy tempranas, la tensión arterial puedes estar bajas debido al descanso de la
noche, y por ello se pueden sufrir desmayos.
La digestión
debe ser respetada. Es recomendable recibir baños de aguas termales dos horas
después de almorzar. Esto es lo adecuado pues al dilatarse los vasos
sanguíneos, a consecuencia del agua caliente, estos comienzan a irrigar hacia
otros lugares del cuerpo en lugar de circular la sangre hacia las vísceras.
Por su parte,
las mujeres embarazadas deben tener especial atención, al igual que las
personas que ingieran medicamentos para el corazón. Nunca se debe recibir un
baño de aguas termales bajo el efecto del alcohol o alguna droga.
Beneficios
Las aguas
termales estimulan las defensas del organismo y favorecen la eliminación
toxinas y productos de desechos mediante la sudoración.
Igualmente,
reeducan el sistema termorregulador, lo cual es significativo para el reumático
que ha perdido sus reacciones y capacidades de adaptación a los cambios del
medio ambiente.
Además de
reconstruir tonifican y transforman el terreno reumático.
Fuente: Saludalia
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