jueves, 31 de marzo de 2016

8 hábitos diarios que dañan tu salud



La inactividad física, la comida rápida y el estrés no hacen más que dañar nuestra salud. Toma nota y haz algo para eliminarlos de tu rutina diaria. Tu cuerpo y mente te lo agradecerán.

La vorágine en la que vivimos muchas veces nos empuja a incorporar a nuestra vida determinados malos hábitos que, el día de mañana, nos pasarán factura. Por eso, sé precavido y evítalos. Te ayudamos a identificarlos.

1. Saltarse el desayuno
Muchas personas no desayunan por falta de tiempo o miedo a engordar. ¡Error! Estas personas aumentan de peso porque tendrán más hambre durante el resto del día y seleccionarán peor los alimentos, tendiendo a comer los más grasos y ricos en azúcares simples.

El desayuno debe constituir entre el 15-25% de nuestra energía diaria. Un desayuno ideal está compuesto por: lácteo (leche, yogurt, queso), hidratos de carbono (pan integral, cereales integrales…) y fruta. Se puede añadir aceite de oliva, frutos secos e incluso algo de proteína magra: jamón sin grasa, atún natural… 

2. La comida rápida, los snacks y el picoteo
Beber un zumo vegetal o de fruta natural, o tomarse cuatro nueces es totalmente recomendable en una dieta sana. Son los llamados snacks saludables. Ahora bien, si hablamos de otro tipo de snacks  como ganchitos, patatas fritas, gominolas o chocolatinas ricas en grasas… está claro que van a ser perjudiciales para nuestra salud.
El horario de las comidas también es muy importante. Y es que debemos hacer un mínimo de tres comidas siendo lo más recomendable entre 4 y 5 diarias. 

3. Cenar tarde y mal
Cenar tarde hace que tengamos más problemas para un descanso adecuado porque nuestro organismo tendrá que hacer la digestión en las horas en que estamos durmiendo.  Y es que la cena no debería suponer más del 20% de la energía total de nuestra dieta.
Por otro lado, solemos acumular más “hambre” y acabar ingiriendo muchas más calorías de las recomendadas, e incluso añadimos algún aperitivo al final, que aporta un extra de calorías en forma de azucares simples y grasas, que ya no quemaremos pues nos retiramos a dormir.

Ya lo dice el refrán: desayuna como un rey, come como un burgués y cena como un mendigo. 

4. La vida sedentaria
El estilo de vida sedentario es una de las 10 causas principales de mortalidad, morbilidad y discapacidad; constituyendo el segundo factor de riesgo más importante para la salud, tras el tabaquismo.

La inactividad hace que se debiliten nuestros huesos y perdamos masa muscular. Nos sentimos más débiles y nuestras posibilidades de padecer artritis, artrosis u osteoporosis serán mucho mayores en el futuro. También favorece la aparición del sobrepeso y la enfermedad cardiovascular. ¿Aún no te has convencido?

Es fundamental la prevención del sedentarismo, especialmente en la infancia.  ¿Y cómo se previene el sedentarismo? Con la adopción de un estilo de vida “activo” que incluya la práctica de ejercicio físico regular y a diario.

Es aconsejable que realicemos 30 minutos diarios de actividad física. Éstas pueden incluir  desde salir a pasear con el  perro a bailar o a practicar un deporte. 

5. No cuidar tu vista
Los adelantos tecnológicos de la vida moderna provocan que un gran número de personas se vea obligado a pasar mucho tiempo delante del ordenador, así como de otros dispositivos electrónicos.

Esta elevada demanda visual, unida a factores ambientales, ha traído como consecuencia la aparición de un conjunto de síntomas que han sido descritos como síndrome visual del ordenador (SVO).

Este síndrome, que afecta a tres de cada cuatro trabajadores incide en su calidad de vida y se caracteriza por síntomas como ojos secos, dolor de cabeza, fatiga visual, visión borrosa y doble y dolor de cuello, espalda u hombros.
Si este es tu caso, procura evitar los reflejos, tener una buena iluminación, hacer pausas, parpadear para humedecer los ojos y, en caso de que sea necesario, aplicar lagrimas artificiales

6. Estar siempre estresado
Imagina que cuando tu coche está en punto muerto, en vez de estar en 1000 revoluciones por minuto estuviese en 3000 ¿Qué ocurriría? Pues que además de gastar un montón de gasolina estarías sometiendo al motor a una tensión innecesaria que acabaría dañándolo. Así es el estrés para el organismo, en situaciones de peligro físico nos viene bien para superarlo, pero en nuestro día a día lo único que hacemos es consumir recursos de nuestro organismo sin utilizarlos para nada útil. Y todo porque le estamos diciendo a nuestro cuerpo que estamos en peligro en situaciones que, aunque nos parezcan difíciles, no suponen ningún peligro inmediato para nuestra supervivencia.

La clave pasa, sobre todo, por aumentar nuestra seguridad personal o nuestros recursos, para que las situaciones a las que nos enfrentamos en el día a día no las identifiquemos como peligro. También por cambiar pautas en nuestro pensamiento, ya que las personas que permanentemente piensan en negativo están sometidas a una fuente de estrés permanente. 

7. Las preocupaciones
‘Pre-ocuparse’, como su nombre indica, significa ocuparse antes de tiempo y es obvio que no podemos ocuparnos ahora de cosas que todavía no han ocurrido. Esto significa que ponemos nuestro cuerpo en tensión y nuestra mente a trabajar, y no podemos olvidar que las células que más energía consumen son las neuronas.

Además, cuanto más nos preocupamos por algo negativo más queda nuestra mente secuestrada por las emociones de miedo, rabia o tristeza que estamos sintiendo y, en vez de buscar soluciones para resolverlo, lo que hace es centrarse más en las características negativas de la situación creándose un círculo vicioso.

Como dice el proverbio chino: “Si una cosa tiene solución, ¡para qué preocuparse!, y si no la tiene ¡para qué preocuparse!” 

8. No ponerse crema
La piel es la barrera que nos protege del entorno y atenderla es cuidar una parte fundamental de nosotros.

Las agresiones externas producidas por el sol, el aire y todo tipo de agentes químicos y ambientales hacen que nuestra piel sufra y se reseque. Por  ello hay que prestar una especial atención a su nivel de hidratación.

El uso de crema no sólo mejora la consistencia de la epidermis, sino que además mantiene la humedad, contribuye a la regeneración de células, proporciona vitaminas  y otras sustancias esenciales  e  incrementa la elasticidad.

La piel realiza un proceso en constante de renovación, pero con el paso de los años su estructura es más fina y menos impermeable por lo que aparece más seca. Es importante por tanto ayudarle a mantener el nivel de humedad adecuado aplicando una crema diariamente sobre la zona afectada.


jueves, 17 de marzo de 2016

La incontinencia urinaria




La incontinencia urinaria afecta a 400 millones de personas a nivel mundial y a unos 6,5 millones de españoles. En concreto, una de cada cuatro mujeres mayores de 35 años y uno de cada cuatro hombres de más de 40 años sufren pérdidas de orina. Estas cifras indican que la incontinencia urinaria (IU) tiene una prevalencia del 15 %, superior a la diabetes (10,5 %), la artrosis (10 %) y la osteoporosis (8,5 %).

Sin embargo, a pesar del elevado número de afectados, la incontinencia urinaria sigue considerándose un tabú a nivel social, lo que agrava el impacto psicológico de los que la sufren que, en la mayoría de ocasiones, la mantiene en silencio. De hecho, un 50 % no consulta ni busca ayuda en el especialista médico.

Diez mitos y realidades de la incontinencia urinaria
1.      La incontinencia urinaria es una patología propia de la tercera edad. Mito. A medida que aumenta la edad se incrementa la incidencia de esta patología, pero no es el único condicionante.

2.     Además de la cirugía, existen otros tratamientos efectivos contra la incontinencia urinaria. Realidad. Como terapias de la conducta, fármacos, ejercicios físicos específicos y una amplia gama de productos para cubrir las distintas necesidades.

3.     Padecer incontinencia urinaria no implica tener que reducir la actividad física. Realidad. Realizar ejercicios que permitan un reforzamiento de los músculos del suelo pélvico contribuirá a mejorar la situación del paciente.

4.     Costumbres como beber menos líquido o cortar la micción previenen la incontinencia urinaria. Mito. Al beber menos líquido, la orina se vuelve más concentrada, lo que provoca una irritación en la vejiga y en consecuencia mayor frecuencia de las visitas al baño.

5.     La incontinencia urinaria afecta tanto a hombres como a mujeres. Realidad. El 63 % de los hombres espera hasta un año para consultar sus síntomas con un profesional sanitario. Es recomendable visitar con frecuencia al urólogo al igual que las mujeres acuden al ginecólogo.

6.     No existen productos para las pérdidas de orina en hombres. Mito. En el mercado existen variedad de productos destinados al público masculino, pero solo el 7 % de ellos los usan. De hecho, el 35 % de los hombres no conoce la existencia de productos específicos para las pérdidas de orina masculina.

7.     La incontinencia urinaria afecta a la virilidad. Mito. No existe relación alguna que vincule la incontinencia urinaria con la reducción de la virilidad o de la erección.

8.     La incontinencia urinaria no tiene cura en la mujer. Mito. Este problema se debe principalmente al debilitamiento del suelo pélvico y existen soluciones para paliarlo y minimizar sus efectos. Muchas mujeres necesitarán fortalecer la musculatura con rehabilitación, otras precisarán de una intervención quirúrgica. La valoración ha de realizarla un especialista.

9.     Los ejercicios de Kegel también mejoran la vida sexual de la mujer. Realidad. Estos ejercicios fortalecen los músculos vaginales, aprendiendo a contraerlo y relajarlo y proporcionan a la mujer un mayor placer durante las relaciones sexuales.

10.   Los productos de higiene femenina sirven también para la orina. Mito. Muchas mujeres utilizan compresas y protegeslips para la menstruación cuando empiezan a observar pérdidas de orina, pero estos no están diseñados para las características propias de la orina. Para ello, existen protecciones específicas. 


Fuente: Senior 50